Suscríbete a
ABC Cultural

Diosas y monstruos

Marilyn Monroe, amargo erotismo

La rubia platino consta de una mitad de fama planetaria y otra mitad de orfandad incurable

Ángel Antonio Herrera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El año de Marilyn lo celebramos hace cuatro tardes, aunque el año de Marilyn es cualquier año, porque no hay otra. Rubias hay muchas, incluso demasiadas, pero Marilyn sólo hay una . Triunfó como si hubiera fracasado, y eso se recoge en biografías ... numerosas, desde «My story» hacia arriba, o hacia abajo. Guillermo Cabrera Infante estaba seguro de que no había rubia de mejor opulencia, y Groucho Marx la vio bailando sólo para él, en la película «Amor en conserva». Marilyn, biográficamente, viene de un padre al que nunca conoció, y de una madre que frecuentó el psiquiátrico. De modo que estamos ante una huérfana que no pocas veces resultó también una huérfana de sí misma. Fue modelo, antes de actriz, y sobrevivió a las depredaciones de quienes manejaban el negocio de las hembras hermosas. Marilyn consta de una mitad de fama planetaria, y otra mitad de orfandad incurable, y alrededor de esas dos mitades orbitan sus maridos, y florecen películas. Da casi pudor citar algunos de sus trabajos, por sonorísimos, pero aquí van algunos, para deleite nostálgico de iniciados en nuestra rubia , o no tan iniciados: «La tentación vive arriba», «Cómo casarse con un millonario», «Bus stop», «Con faldas y a lo loco».

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia