Una jubilada de 71 años es aceptada en la Royal Academy of Dance

En su juventud como tantas otras niñas, Pechey deseaba apuntarse a clases de baile, pero en una familia como la suya en la Inglaterra de los años 50 era un gasto difícil de afrontar. Pasó su vida trabajando como electricista y hace diez años se jubiló y retomó la pasión a la que había tenido que renunciar en su juventud. Su interés por el ballet renació después de visitar a su sobrina que era profesora de ballet en Canadá. Regresó al Reino Unido con la determinación suficiente como para volver a perseguir sus ilusiones.

En un principio tuvo serios problemas para encontrar una academia que aceptase alumnos de tan avanzada edad. Era realmente extraño encontrar a una mujer jubilada recorriendo las academias de danza de Inglaterra solicitando su admisión como alumna. Finalmente conoció a Monica Cleaver , una profesora de su misma edad que aceptó impartir clases privadas para ella.

Tras fijarse unas estrictas rutinas de trabajo y entrenar por su cuenta al salir de clase Pechey logró medrar como bailarina. Instaló en su cocina una barra de ballet con la que practicaba todos los días los ejercicios que aprendía durante sus lecciones. Con trabajo duro y mucha persistencia esta jubilada inglesa ha logrado darle al mundo una lección sobre superación personal y demostrar que la edad no tiene porque ser un impedimento para alcanzar los sueños de juventud.