Qué es la libertad
Juan Rosell: «Madrid cree que todos somos indepes»
Fue presidente de Fomento del Trabajo Nacional entre 1995 y 2011; y de la CEOE entre 2011 y 2018.
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Iniciar sesión—Yo me metía con usted cuando estaba en Fomento porque era muy amigo de los sindicatos.
—Con José María Álvarez, de UGT, todavía somos muy amigos.
—Los sindicalistas se hacen nuestros amigos pero quieren nuestras joyas.
—Yo pude negociar muy bien ... con Pepe en Cataluña.
—Pero cuando fue presidente de la CEOE le hicieron una huelga general.
—Fue muy light. Además, en casi todo nos pusimos de acuerdo y en lo que no pactaron, al final tuvieron que ceder.
—En una sociedad democrática, y tan garantista como la nuestra, toda huelga es un chantaje.
—La huelga es un derecho.
—Ya empezamos.
—Pero se tiene que regular.
—Es que queman las cosas.
—Es que esto no está bien.
—Es que amenazan a los que no quieren cerrar.
—Es que esto está aún peor. Que se grabe todo y que la Ley actúe.
–Los piquetes son los herederos de los comandos de la FAI que vinieron a buscar a mi bisabuelo.
—Los piquetes tendrían que ser exclusivamente informativos.
—Pero es que a mí no tienen que informarme de absolutamente de nada. Si quiero informarme leo el periódico y no necesito que unos matones se pasen por mi tienda o por mi casa.
—Tenemos una ley de huelga preconstitucional. Las votaciones para decidir si se convoca la huelga, o si se secunda, tendrían que ser secretas.
—El sindicalismo es un atraso.
—El problema no es el sindicalismo sino los indocumentados. Cuando dicen que quieren derogar la Reforma Laboral de Rajoy no saben de qué hablan. Nunca han tenido una empresa y algunos ni siquiera han trabajado en una empresa.
—La Reforma Laboral.
—Primero no querían los Ertes y luego ha sido la solución. Suerte tuvimos de aquella reforma y de las anteriores.
—Y el problema del otro lado.
—España tiene demasiadas leyes que no funcionan. La legislación laboral tiene 7.000 leyes. No es razonable.
—¿A usted quién le manda ponerse a que le trituren por querer ser presidente del Barça?
—No lo he decidido aún. Lo decidiré en septiembre o en octubre.
— Pero está metiendo un pie en el agua.
—Estamos tan mal, por la pandemia y el listón de los éxitos anteriores, que algo habrá que hacer. Si estuviéramos bien no me presento ni loco.
—Lo mismo en la CEOE.
—Sólo en aquel ambiente de crisis de 2010 Madrid permitió que un catalán fuera presidente de la patronal.
—¿Ser catalán es un inconveniente para mandar en Madrid?
—Absolutamente. En Madrid hay una tecnoestructura, una nomenclatura que no ve con buenos ojos lo que viene de Cataluña, porque no lo entiende.
—Hombre, que nos dediquemos a insultarles, a decirles que nos roban y nos matan, no debe de ayudar demasiado.
—Fueron más inteligentes los empresarios catalanes del siglo XIX, que tuvieron una gran presencia en Madrid y fundaron dos periódicos –El Bien Público y El Corresponsal– para intentar explicar lo que hacían allí.
—¿Sirvió?
—Ayudó.
—Hoy.
—Hoy Madrid no sabe lo que pensamos. Creen que todos somos indepes y no se dan cuenta de que muchos no lo somos y estamos en tierra de nadie.
—Esto es victimismo aldeano, Juan.
—Y una cosa es que la sociedad esté dividida y la otra que no nos hablemos.
—¿Y esto que tiene que ver con Madrid?
—Hay que buscar una salida honorable para todo el mundo. Y Madrid tiene que ayudar.
—O sea, que les despreciamos, les insultamos, les desafiamos, perdemos porque nos hacemos un lío y entonces son ellos los que tienen que venir a ayudarnos. ¡Qué belleza de argumento! Voy a probarlo con mi banquero y le cuento a ver.
—Esto es un conflicto político.
—Declarar la independencia y acto seguido escaparse o entregarse no es un un conflicto, es una gallina.
—En este asunto, dos más dos no son cuatro. La vía judicial no es realista.
—Bueno, están en la cárcel. Torra tiene la llave y no los suelta. Realista no sé, pero real lo es bastante.
—Tenemos que buscar soluciones para todos, imaginativas, a largo plazo y que no generen crispación.
—En la Transición todos cedieron.
—Estamos mejor que hace un año. Los independentistas sacaron su producto al mercado y no ha funcionado. Hay que volver a empezar.
—¡Volver a empezar! ¡Nos faltarían cárceles!
—¿Lo ves?: cárceles. ¿Dónde está la propuesta política del otro lado?
—Ley y orden. Es una gran propuesta.
—Pues entonces que se cumplan las leyes, pero todas. La de inversiones en infraestructuras, los presupuestos. La transferencia de fondos de formación ha de ser vía comunidad autónoma y tampoco se cumple. Y es una sentencia del Constitucional.
—Es que no le gusta nada.
—No hay voluntad por parte de la tecnoestructura del Estado de que todos los españoles seamos iguales.
—Tecnoestructura del Estado me suena a «Una mente maravillosa».
—Desde que Felipe II trasladó la capital de Toledo a Madrid hay un cuerpo de gente muy importante que se ha apropiado del Estado.
—¿Por casa bien?
—Mi mujer me dice que tiene 4 amores: nuestros 3 hijos y yo; y que yo a veces soy el primero y otras el cuarto.
—Y los chicos estupendos, claro.
—Son sensacionales. Estamos muy unidos. Yo tengo dos casas siempre abiertas, una en Barcelona y otra en Llavaneras. Y entonces si ellos tienen algo están en la que yo no estoy.
—¡Porque son varones!
—Claro, claro.
—Es que yo soy padre de una niña.
—Pues ya lo siento, pero te tocará sufrir dentro de unos años.
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