Joséphine Baker llena el Panteón de Francia de ritmos vanguardistas e hispano-caribeños
Será la primera mujer negra, nacida en el extranjero, francesa de adopción, que entrará en el Panteón donde la precedieron Voltaire, Rousseau, Víctor Hugo, entre los más grandes hombres de Francia

«Tengo dos amores: mi país y París», dice una célebre canción de Joséphine Baker . Pero será finalmente Francia quien la instale en su Panteón de Hombres Ilustres , este martes, con una ceremonia solemne presidida por Emmanuel Macron .
Cantante, bailarina, coreógrafa, espía, ... actriz, maniquí, agitadora de causas 'subversivas', presta a arruinarse por defender causas filantrópicas, musa de hombres y mujeres casi tan legendarios como ella, defensora de sucesivos movimientos de los derechos del hombre y la causa de la liberación de los negros norteamericanos, adorada por varios genios, Joséphine Baker , nombre artístico de Freda Josephine McDonald (Saint-Louis, Missouri, EE.UU., 1906-París, 1975), será la primera mujer negra, nacida en el extranjero, francesa de adopción, que entrará en el Panteón donde la precedieron Voltaire, Rousseau, Víctor Hugo , entre los más grandes hombres de Francia.
Joséphine Baker nació en el seno de una familia modestísima. Su padre, de origen cubano, mestizo, abandonó el domicilio paterno cuando ella era una niña, que contrajo su primer matrimonio a los 13 años, para volver a 'casarse' tres años más tarde y volver a separarse de su segundo esposo, a los 16, para huir a Nueva York corriendo tras la fama, la gloria, a través de la canción, la música, la danza, el 'music hall'. Un diplomático americano la descubrió e invitó a seguirla al París de los años 20 del siglo pasado, con un éxito fulgurante .
Sus primeros triunfos, en Broadway , quedaron pronto eclipsados por la apoteosis de su primer triunfo en París, en el Teatro de los Campos Elíseos , donde su legendaria 'Revista Negra' se estrenó el 2 de octubre de 1925. Esa revista la instaló para la eternidad en la historia del 'music hall' y del arte moderno. Ramón Gómez de la Serna quizá fue el primero en consagrarla como gran estrella de un movimiento artístico de vanguardia, el 'jazzbandismo', uno de los capítulos más felices de 'Ismos' (1931), la obra canónica en cuestión de historia de las vanguardias artísticas del siglo XX .
La 'Revista negra' y las revistas que siguieron convirtieron a Joséphine Baker en musa de los grandes creadores cubistas, convertida, al mismo tiempo, en una estrella trasatlántica. En Nueva York, comenzó a colaborar estrechamente con el movimiento Renacimiento de Harlem, junto a Louis Amstrong, Duke Ellington, Fats Waller , en torno a clubs legendarios como Apollo Theather y Cotton Club.
Figura fascinante
Admirada por Fernand Leger , convertida en figura fascinante para los públicos parisinos, europeos, neoyorquinos, norteamericanos, la actriz y cantante siguió montando revistas musicales, acompañadas de una iconografía (carteles, fotografías) que forma parte de la historia del arte. De esa época data otra relación importante con el arte española: su montaje de 'Voluptuosa', la comedia musical del maestro José Padilla .
Iniciada una nueva carrera con éxito, como actriz, Joséphine Baker prosigue su carrera entre París y Nueva York , cambiando varias veces de marido y amantes, hombres y mujeres. No son un secreto sus aventuras y pasiones con personajes como Georges Simenon, Le Courvoisier, Frida Kahlo y Colette , antes y después del estallido de la Segunda Guerra Mundial .
Espionaje
Célebre, la gran estrella no dudó en proponerse y ser aceptada como espía que trabajó durante la guerra para el espionaje francés (De Gaulle) y norteamericano. Con éxito. Siguieron años complejos. La vida sentimental de la actriz continuó evolucionando a un ritmo siempre vertiginoso, no siempre tan feliz como sus compromisos cívicos y filantrópicos.
La Joséphine Baker de los años 50 y 60 del siglo pasado decidió hacer campaña con los sucesivos movimientos de liberación de los negros americanos, culminando con su solidaridad con Martin Luther King . En Francia, un compromiso moral, filantrópico, se tradujo en la creación de una casa familiar para una docena de niños adoptados de varias razas y continentes, en el castillo de Milandes, en la Dordogne. Historia que terminó mal. La actriz se arruinó en esa compra, perseguida por el fisco. Brigitte Bardot intentó salvar el proyecto original. En vano. Arruinada, Joséphine Baker tuvo que vender su propiedad de mala manera.
El zenit de su gloria coincidió con su más grave crisis existencial. Antigua espía al servicio del general De Gaulle, lo perdió todo. Grace de Mónaco le prestó socorro. Amigos artistas, como Jean-Claude Brialy, salieron en su ayuda. Se celebraron sucesivas galas apoteósicas.
Murió en una pobreza relativa, en un barrio que hoy se llama Chinatown-sur-Seine, instalada en el podio inmortal de las leyendas áureas. Este martes entrará en el Panteón de Hombres Ilustres de la Nación . Emmanuel Macron hará el gran discurso de homenaje. España pudo, como Francia, considerarla, en cierta medida, como una heroína con muchos matices españoles, caribeños. Ramón Gómez de la Serna fue el primero en glosar su puesto en la historia del arte. Alejo Carpentier estudió la importancia de la música caribeña en su obra. Juan Manuel Bonet consagró en el Reina Sofía madrileño su importancia como figura emblemática en la historia de las vanguardias. Antonio Castillo Algarra le consagra un puesto importante en una obra reciente sobre Ramón Gómez de la Serna.
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