El incendio de Navalacruz alcanza al castro vetón de Ulaca

«Evidentemente está todo el cerro quemado », se lamenta Jesús Álvarez Sanchís, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense y director de las excavaciones. Afortunadamente, el oppidum está formado por estructuras de piedra que «se habrán ennegrecido, pero se pueden recuperar», señala a ABC este experto que confía en que el rápido avance del fuego se haya traducido en daños superficiales y los restos arqueológicos no se hayan visto muy perjudicados por el calor del fuego.

« La suerte es que ésta es una ciudad de piedra », remarca el director del Proyecto Ulaca quien, sin embargo, pretende acercarse en cuanto pueda a este singular poblado fortificado de la Edad del Hierro para ver con sus propios ojos cómo se ha visto afectado por el fuego.

El catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense Gonzalo Ruiz Zapatero, codirector de los trabajos, calcula que un 90% de la superficie se ha visto afectado por el fuego a tenor de lo que ha podido ver en las imágenes. «Prácticamente toda la superficie del castro tiene monte bajo, matorral, que no posee mucha capacidad de combustión, pero se ve que ha ardido todo», comenta.

Las altas temperaturas han podido afectar a la estabilidad de algunos de los muros de las cerca de 300 viviendas localizadas en esta antigua ciudad que calculan que pudo contar con entre 1.000 y 1.500 habitantes. También en la necrópolis el calor del fuego puede haber alterado algún enterramiento superficial.

Ruiz Zapatero recuerda el título de uno de los trabajos que publicó junto a Álvarez Sanchís, 'Ulaca, la Pompeya vetona', porque las estructuras de la Edad del Hierro se pueden ver a simple vista, como en la ciudad asolada por el Vesubio. « Ahora Ulaca es doblemente la Pompeya vetona », resalta antes de lamentar que la extraordinaria conjunción de paisaje y restos arqueológicos que formaba este singular yacimiento se haya visto afectada así. «El paisaje es desolador, aunque afortunadamente no ha habido desgracias personales», dice pensando en los habitantes de Solosancho y Villaviciosa que «son admirables y desde el primer año de las excavaciones mostraron un interés, una cultura y un celo por el patrimonio de Ulaca increíble».

En las tres primeras semanas de julio llevaron a cabo las últimas excavaciones en El Torreón. Este notorio edificio público está situado en la parte más alta del emplazamiento, en un lugar de manantiales y pastos. Álvarez confía en que haya podido salvarse de las llamas. Además, al término de los trabajos el yacimiento quedó limpio de maleza y tapado en diversas zonas para su protección. Por eso, el director del Proyecto Ulaca espera que no haya sufrido graves daños.

Con sus más de 70 hectáreas, el castro de Ulaca es uno de los más grandes de la Iberia Céltica. Situado sobre un cerro amesetado de la sierra de la Panamera, a unos 1.500 metros de altitud, fue ocupado a finales de la Edad del Hierro (s.III-I a.C.) por una comunidad del pueblo vetón. Alberga estructuras excepcionales como un santuario con un altar de sacrificios excavado en la roca y alineado astronómicamente con el Pico Zapatero o una sauna ritual labrada en el granito y relacionada con probables ritos iniciáticos de los guerreros vetones. También destacan dos grandes canteras de la Edad del Hierro en las que han podido documentar todo el proceso de trabajo, o el gran edificio llamado El Torreón, que calculan que tenía entre seis u ocho metros de altura y que fue levantado con mampostería «casi ciclópea» para la elite del castro, que desde allí controlaba tanto el exterior como el interior del oppidum.

Desde el Proyecto Ulaca , desarrollado a través de un convenio de colaboración entre la Diputación de Ávila y la Universidad Complutense de Madrid, enviaban ayer en las redes sociales un mensaje de apoyo a las fuerzas de extinción, ante el avance de las llamas.