Ibon Martín: «Todavía vivimos en una sociedad tremendamente machista»
El escritor firma en 'La hora de las gaviotas' otra estremecedora entrega de novela negra «euskandinava» por la que sobrevuela el odio y sus viscerales formas
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Iniciar sesiónIbon Martín (San Sebastián, 1976) fue a las fiestas del Alarde en Fuenterrabía en 2018 con intención de pasar un día divertido. «Pero lo que me encontré fue una guerra civil a escala local », relata el escritor vasco. En sus calles asistió « ... horrorizado» al enfrentamiento que ocurre cada año durante esa festividad entre los partidarios de que las mujeres formen parte del desfile que conmemora la resistencia del pueblo al asedio francés de 1638 y los que no. «Aquello me marcó y me pidió que la novela que iba a empezar a escribir estuviera ambientada ahí y comenzara precisamente en esa fiesta ».
Acababa de nacer el impactante arranque de 'La hora de las gaviotas' (Plaza & Janés), cuya segunda edición viene precedida del éxito de 'La danza de los tulipanes' , que ya va por la sexta y que ha sido traducida a idiomas como el italiano, francés, alemán, holandés o ruso. Fiel al género policiaco, muestra ante nuestros ojos los males de nuestra sociedad, aparentemente perfecta. «Los escritores de novela negra podemos aprovechar para hacer radiografía de nuestra propia sociedad. Localizando el libro en lugares y en momentos que conocemos bien podemos hacer sentir al lector de algún modo que está en su propio mundo. Cualquiera que lea el libro puede viajar hasta la costa vasca, pero al mismo tiempo va a ver reflejado su mundo. Creo que es uno de los secretos de que el género esté funcionando tan bien en los últimos años. El lector no tiene que hacer un gran ejercicio de imaginación porque inmediatamente se va a sentir en esas páginas », arguye Martín.
Lector apasionado del «thriller» nórdico , decidió adaptar el uso que estos autores hacían del paisaje y la climatología a su querido y bien conocido País Vasco. «Veía muchas similitudes entre lo que contaban esos libros y lo que me parecía a mí que podía contar mi tierra. Intenté traerla a ese género y así, como un juego de palabras, se me ocurrió el término novela "euskandinava" . A día de hoy ha trascendido y creo que es una marca que me identifica», explica el escritor, que recorrió durante años sendas del País Vasco y editó diversas guías.
Tanto en la versión escandinava como en la vasca, el paisaje se enmarca en ambientes rurales cercanos al mar , pero relativamente aislados . En primer lugar por la geografía , con mucha montaña y pueblos hasta los que no se suele llegar estando de paso. Y en segundo por el clima . La lluvia, que cae a plomo a lo largo del libro, «está demasiado presente en nuestras vidas. El clima es bastante opresor. Nos hace mirar mucho hacia nuestro interior y a ser menos sociales que en otras partes de España. También compartimos problemas como tasas de alcoholismo altas y el del maltrato que, aunque son comunes en todo nuestro territorio, en el País Vasco se dan, como en los del norte, con una notable intensidad», señala Martín.
Tradición y machismo
«Los de fuera nunca podréis entenderlo», espetaban a Ibon aquellos con los que comentaba que iba a escribir un libro acerca de las fiestas del Alarde en Fuenterrabía. «La mayoría de los vecinos piensa que por tradición tiene que estar fuera la mujer , pero los avances en derechos sociales que hemos vivido en el último siglo obligan a que esas tradiciones se adapten», aclara Martín. Por eso, «a veces tengo la sensación de que los de fuera podemos entenderlo mejor porque no lo vivimos de una manera tan visceral -prosigue-. En el caso de la gente de los pueblos entra el sentimiento y el corazón está reñido con la razón. Hay situaciones que no podemos seguir permitiendo e igual somos los foráneos los que tenemos que llegar para abrir los ojos ».
No solo de la tradición vive el machismo en 'La hora de las gaviotas', también adquiere la forma de la violencia de género, de la trata de mujeres ... «Me parece que hay grandes injusticias, que todavía vivimos en una sociedad tremendamente machista. Y no hace falta llegar a los malos tratos, no hay más que mencionar las desigualdades laborales que existen entre un hombre y una mujer. Sin convertir la novela en una reivindicación continua, me gusta poner mi granito de arena», aclara el autor.
La violencia de género se ejecuta, cruel, sobre las vidas de varias de las mujeres del libro. «Estoy prácticamente convencido de que todos los días nos cruzamos con algun maltratador, que de alguna manera es un asesino a cámara lenta en unos casos y en otros llega a quitar la vida a una mujer. En cualquiera de ellos lo que me horroriza es el punto en el que hemos normalizado ese problema. Sabemos que está ahí, lo vemos en los medios de comunicación todos los días. Sin embargo, no tenemos miedo a cruzarnos con un maltratador cuando salimos a la calle y sí a encontrarnos con un asesino serie o un terrorista y es algo infinitamente menos probable».
Ese sobrecogimiento selectivo llega a su punto álgido en 'La hora de las gaviotas' cuando se busca a dos posibles víctimas de forma paralela. El sospechoso de la desaparición de una de ellas es su marido, mientras que la sombra de un homicida múltiple planea sobre la de la otra. Pero la movilización popular para dar con ellas no es la misma. «Es tal cual, incluso el eco que podrían tener en los medios de comunicación y en toda la sociedad. Nos lleva a ver de una manera diferente a un maltratador que es un asesino en definitiva que a un homicida que está matando por otro tipo de motivo».
De ahí que para Martín, «tenemos que visibilizar continuamente que hay una anomalía todavía y que hay que erradicar por completo las actitudes machistas y el maltrato. Me gusta poder, creo que de alguna manera sin convertir la novela».
Odio
Machismo, fanatismo, terrorismo..., son los múltiples disfraces con los que se infiltra en el libro el odio : «es el elemento que sobrevuela toda la novela, junto con las gaviotas. Es el motor que mueve muchísimas de las acciones que aparecen. Al fin y al cabo son maneras diferentes de algo que es lo mismo», indica Martín. También le interesaba reflejar cómo los personajes canalizan de manera distinta esa emoción tan intensa: «hay personas a las que han marcado situaciones terribles y les lleva a ser conscientes de la importancia de la justicia y hay otras a las que les conduce a querer buscar su propia justicia en forma de venganza . Me gusta jugar con esa dualidad».
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