«Es un gran momento para investigar arqueológicamente la batalla de Trafalgar»
Javier Noriega lanza un guante en el I Congreso Iberoamericano de Arqueología Naútica y Subacuática que ha reunido en Cádiz a grandes expertos de 15 países
Pintura de Daniel Parra de la batalla de Trafalgar
El 21 de octubre de 1805 las aguas próximas al Cabo Trafalgar , en Cádiz, se convirtieron en escenario de un formidable combate naval que pasaría a la Historia. La flota franco-española, compuesta por 33 navíos de línea y 7 fragatas, sucumbió aquel ... día frente a los 27 navíos de línea y 6 fragatas que comandaba el almirante Nelson. A lo largo de cien kilómetros de costa andaluza, el mar arrojó hasta las playas aparejos, maderas y marinos de las tres armadas, pero en sus profundidades yacen desde entonces quince poderosos navíos, los más importantes de la época, entre otros el imponente 'Santísima Trinidad', junto a un cosmos de material arqueológico , vestigios de aquella dramática contienda que se cobró más de 5.000 vidas.
En el 216 aniversario del desastre y muy cerca de esas mismas aguas, el arqueólogo Javier Noriega lanzaba un guante en el I Congreso Iberoamericano de Arqueología Náutica y Subacuática (CIANYS 2021) que ha reunido en Cádiz a grandes expertos de esta especialidad, impulsado por la historia y el peso de este día: « Trafalgar, como otras singulares batallas navales de la historia es una oportunidad , no ha sido investigada arqueológicamente de forma sistemática y en profundidad». Y en declaraciones a ABC añade: «Hasta ahora la Historia ha escrito ríos de tinta sobre la batalla, pero queda todo un futuro para desarrollar en cuanto a los naufragios , que es la otra parte de la historia por contar y vivir».
Un campo de batalla, remarca el director de Nerea Arqueología Subacuática, «debe ser considerado entre otras muchas cosas como un sitio arqueológico, susceptible de ser localizado, prospectado, eventualmente excavado e interpretado como cualquier otro yacimiento». La arqueología ya ha profundizado en algunas grandes contiendas terrestres (Waterloo, Gettysburg, Little Big Horn o Normandía) y en España, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Jaén estudian actualmente los lugares de las batallas entre romanos y cartagineses de hace más de 2.000 años. Sin embargo, « los campos de batallas marinos aún se han encontrado más distantes de la investigación sistemática y científica », afirma Noriega, cuando el método arqueológico puede aportar un conocimiento «en donde la realidad, supera a la ficción y nos puede aportar, más allá de la literatura épica o el mito, con miles de objetos de aquella arqueología viva, un relato impresionante y único de aquel momento histórico».
Tanto el ‘Achilles’, que estalló en la batalla, como los demás pecios de Trafalgar que naufragaron por el temporal que se desató durante la retirada revelarían valiosa información sobre aquel episodio histórico y sobre el modo de vida y los adelantos técnicos de tres de las potencias navales de la época pues estas naves integraban los mayores avances de la construcción, la ingeniería y la ciencia de entonces, en el culmen de la navegación a vela. « Un pecio es una cápsula del tiempo , una increíble ventana al pasado en la que poder asomarse y ver esa parte de la historia», comenta el arqueólogo de Nerea.
Un pecio de la modernidad
Además -«y eso es muy importante», remarca- n unca se ha excavado en España un barco con las características de Trafalgar, ni de la Edad Moderna de manera integral y sistemática ». A juicio de este arqueólogo, falta la documentación arqueológica de un pecio para narrar esa parte de la historia y Trafalgar « no solamente es una oportunidad de hacerlo, sino también una necesidad ».
Otros países como Gran Bretaña, Suecia o Francia han relatado su pasado excavando navíos como el ' Mary Rose ', el ' Mars ’ o ' La Lune ', respectivamente, todos ellos buques almirantes representativos del país. «El esfuerzo de esos estados por proyectar sus yacimientos subacuáticos como identidad nacional es muy interesante. En España, sin embargo, estamos aún huérfanos de contar esa Historia . ¿A qué estamos esperando?», se pregunta Noriega.
Para este investigador, «es el momento de investigar arqueológicamente la batalla de Trafalgar» . Los estudios servirían además para honrar a las víctimas de la contienda, sacándolas del olvido y contando sus historias, antes de que todo acabe destruido por la acción del mar o de los expoliadores. « En arqueología, todo está todavía vivo frente a nosotros », subraya Noriega citando al francés Alain Schapp, pero los pecios de la modernidad, objeto de la codicia de cazatesoros y expoliadores por su excelente estado de conservación, son un patrimonio en riesgo. Noriega lleva tiempo llamando la atención sobre Trafalgar. «Como arqueólogo -afirma convencido- es uno de los mejores proyectos que se pueden abordar a nivel mundial , una gran oportunidad de cooperación científica internacional y en una tierra, Andalucía, que posee ahora una Universidad (CEIMAR) y centros de investigación (CAS) a la altura del reto. La imagen de un barco excavado de Trafalgar, con su imponente porte, sería una de las imágenes del año en la arqueología mundial. Aquella derrota, se convertiría en una victoria a día de hoy. Una victoria única del conocimiento contra el olvido ».
Para Felipe Cerezo, profesor de la Universidad de Cádiz y coordinador científico de CIANYS 2021, el estudio de Trafalgar desde la perspectiva de un paisaje arqueológico «es un reto que tenemos pendiente» . Desde el Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz, dependiente del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, se han llevado a cabo estudios en pecios de Trafalgar como el 'Fougueux' o el 'Bucentaure', con intervenciones puntuales, pero no se ha estudiado integralmente ninguno. Para Cerezo no hay duda de que la investigación desde la arqueología de campos de batalla «tiene mucho que aportar», aunque, en su opinión, «tal vez sería más interesante la batalla de Lepanto , de la que arqueológicamente no sabemos casi nada».