Geoffrey Parker
Lepantomima
El 7 de octubre de 1571, la flota de galeras cristianas había atacado a sus adversarios otomanos que se refugiaban en el golfo de Lepanto: hubo 7.500 muertos y 20.000 heridos (entre ellos Cervantes)
La noticia llegó al complejo faraónico de Felipe II en El Escorial , aún en construcción, a las 14 horas del 31 de octubre de 1571. Había recorrido 3.500 kilómetros a una media de 150 kilómetros diarios: un récord. El rey estaba en ... oración, ya que era el Día de los Difuntos, y por orden suya, el coro cantó inmediatamente el ‘Te Deum’ . El primer ministro de Felipe lo aclamó como «la mayor victoria después de la del Vermejo», es decir, «desde que el ejército del faraón se ahogó en el Mar Rojo».
Dos meses después nació el hijo y heredero de Felipe, y la coincidencia lo llevó a indultar a todos los presos de sus cárceles y encargar a Tiziano , el pintor más famoso de su época, un enorme cuadro titulado ‘La ofrenda de Felipe II’, que conmemoraba los dos eventos.
Había mucho que conmemorar. El 7 de octubre, la flota de galeras cristianas había atacado a sus adversarios otomanos que se refugiaban en el golfo de Lepanto, y aunque hubo 7.500 muertos y 20.000 heridos (entre ellos Cervantes ), 130 embarcaciones enemigas y 400 piezas de artillería fueron capturadas, y liberó a unos 15.000 galeotes cristianos. La flota otomana perdió otros 110 barcos durante la batalla o en su inútil intento de fuga. La población local mató a muchos más soldados otomanos cuando huían por la costa tras descender de sus condenados barcos.
Algunos contemporáneos, seguidos por muchos historiadores, argumentaron que la batalla no cambió nada. Los otomanos retuvieron Chipre, recientemente capturada a la República de Venecia, y sus astilleros reemplazaron la mayoría de las galeras perdidas a tiempo para la siguiente campaña. Como dijo el gran visir otomano a un diplomático veneciano: « Nos habéis afeitado la barba, pero nos volverá a crecer ; nosotros os hemos cortado un brazo y ya nunca encontraréis otro». Pero esto es no entender bien. El 7 de octubre de 1571, Chipre ya estaba perdido; y si la batalla de ese día no hubiera sido librada y ganada, la vasta flota turca habría dejado sus anclajes en el golfo de Lepanto a principios de 1572 y quizás conquistado las plazas de avanzada venecianas en el Adriático o incluso tomado Creta. Eso al menos valía un ‘Te Deum’.
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