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ABC Cultural

LA TERCERA

Gente buena

Caravaggio hizo del claroscuro el espejo de su vida, pendenciera exageración de cuanto somos. Con sus pinceles y broncas, mostró a su pesar que no hay claridad que las tinieblas no evidencien ni oscuridad que pueda existir sin luz. Tuvo una vida corta, irrelevante para quien no lo conociera. Poco importa. Importa su obra, lo haga él o no, valga él o no la pena

Por Rodrigo Cortés

Caravaggio era un cabrón. Lo denunciaron, arrestaron, sentenciaron una y mil veces , por los más diversos motivos, como atacar y herir a un hombre a espada, lanzarse sobre un camarero que le había malservido unas alcachofas, o arrojar —con puntería— una andanada de ... piedras a un guardia. Golpeó con un cayado a un hombre recio, y, ya entrenado en el mal, mutiló y mató a otro, en una pelea en Roma. Huyó a Nápoles con muy buen ritmo. Caravaggio fue muchas cosas. Pobre como una rata. Homosexual atormentado. Líder de una banda. Famoso. Criminal polivalente. Aficionado al tenis (que entonces se llamaba pallacorda). Amigo de sus amigos. Moreno. Y uno de los más grandes pintores del Barroco –que tal vez alumbró–, cuyo legado es tan visible en Van Honthorst o en Ribera, hace cuatro siglos, como en El Padrino II, iluminada anteayer por Gordon Willis para Coppola.

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