La Fundación Selgas-Fagalde compró el hotel de Sevilla a dos empresas relacionadas con su presidente
Desde 1999, Gregorio Peña se sienta en el consejo de administración de las anteriores propietarias
Fuentes del patronato afirman que «con su rendimiento, el hotel ya se ha pagado», a pesar de los préstamos
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Iniciar sesiónLa compra de un hotel de Sevilla por 20,3 millones, por el que la Fundación Selgas-Fagalde se hizo cargo de una hipoteca de hasta 17,2 millones, tuvo dos claros beneficiarios: los anteriores propietarios, Desarrollos Turísticos Urbanos y Posadas de España, dos ... empresas en cuyo consejo de administración se sienta Gregorio Peña Varona desde 1999.
Con esta operación, el patronato de la Fundación liberó en 2006 de cargas hipotecarias a dos compañías a las que su presidente representa en calidad de consejero y pasó a hacerse cargo del negocio una institución sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es el mantenimiento del conjunto patrimonial del palacio que la familia Selgas tenía en Cudillero (Asturias) y un rico patrimonio artístico que incluye cuadros de El Greco o el Goya vendido a los Amigos del Prado.
Del análisis de todas las cuentas depositadas por la entidad tanto en el Registro de Fundaciones como en el Registro Mercantil, se colige que la Fundación pagó 20,3 millones de euros en diciembre de 2006 para adquirir el Hotel Sevilla Congresos, de cuatro estrellas, una cantidad que se incrementó en 3,6 millones de euros en 2014, año en que reformaron las instalaciones del inmueble. Todavía hizo varias inversiones más, las últimas en 2020, cuando vendió el ‘Aníbal vencedor’ de Goya pese a que los estatutos disponen lo contrario, hasta un total de 24,7 millones.
Cuando la Fundación firmó la compra del hotel, según el Registro de la Propiedad, se hizo cargo de la hipoteca que Desarrollos Turísticos Urbanos y Posadas de España tenían con BBVA, en ese momento de 12,7 millones. En 2005 Desarrollos Turísticos había ampliado en 5,5 millones el primer préstamo de 7,2 millones que le había concedido el banco.
En esta operación, la Fundación Selgas-Fagalde asumió las deudas que tenían contraídas dos empresas con las que Gregorio Peña está relacionado desde 1999. Ese año se incorporó al consejo de administración de Desarrollos Turísticos Urbanos en calidad de secretario y consejero, y en Posadas se inscribió como secretario. Un año después, en octubre de 2000, ingresó también como consejero en esta última.
Los ingresos por los arrendamientos cayeron drásticamente por el Covid
Tras hacerse cargo del préstamo suscrito por Desarrollos Turísticos y Posadas, la Fundación Selgas-Fagalde amplió en 2013 la hipoteca del Hotel Sevilla Congresos por valor de un millón de euros hasta los 13,7 millones. Y aún en 2014 volvió a ampliar el préstamo otros 3,5 millones hasta los 17,2 millones con el compromiso de devolverlos antes de julio de 2029.
Por este hotel la Fundación tuvo que afrontar otro pago de 164.076 euros a la empresa Hotusa, antiguos arrendatarios, tras disponer la Audiencia Provincial de Sevilla y luego el Tribunal Supremo la devolución de la fianza en un juicio sobre el «estado de conservación y deterioro del negocio hotelero». Ahora la finca está alquilada a la empresa Inversiones Martín Moreno por un contrato de veinte años que vence en 2034.
Colapso de la burbuja financiera
El hotel de Sevilla no fue el único negocio inmobiliario en el que la Fundación se involucró en 2006 , cuando ya se estaba gestando el colapso de la burbuja financiera. En julio de aquel año, pagó 7,7 millones por dos edificios en la calle Pedrezuela 5 y 7 (Madrid), compuesto por 20 viviendas y 41 plazas de garaje. Selgas-Fagalde llegó a 2008, año en que comenzó la gran recesión, comprometida por dos inversiones que superaban los 28 millones de euros.
Para afrontar estos pagos, la Fundación registró en sus cuentas un primer préstamo al BBVA por valor de 10,4 millones de euros en 2006, que en los años 2013, 2014, 2016, 2017 y por último en 2020 fue ampliando hasta superar los 17 millones de euros. Fuentes de la fundación dijeron ayer a ABC que, salvo el préstamo de 3,5 millones que, efectivamente, financió la reforma de las instalaciones, el resto de ampliaciones de hipoteca iban destinadas a inversiones de mejora y mantenimiento de la Quinta de Cudillero.
La entidad se hizo cargo de la hipoteca de 12,7 millones suscrita por los vendedores
«Todo el c apital sobrante ha ido a enriquecer la Quinta» , señalaron ayer dichas fuentes. La compra del hotel a empresas, según las mismas, no supone ningún tipo de conflicto de intereses, puesto que fue el patronato, por unanimidad, quien aprobó la operación. Además de los patronos nominales, en el patronato se sientan la Consejería de Cultura del Principado, el Ayuntamiento de Cudillero, el Arzobispado de Oviedo y la Universidad de Oviedo.
«Después de 15 años, el hotel ha incrementado su valor y ha generado una rentabilidad muy superior a su precio de compra. Con su rendimiento, el hotel ya se ha pagado. Es el soporte de ingresos más grande», justifican fuentes de la fundación. Gracias a su relación con Desarrollos Turísticos supo de ese activo, vio que era una operación muy rentable y lo planteó al patronato: «Se aprobó por unanimidad. El objetivo era tener unas cuentas más saneadas. Compramos el hotel por debajo de su valoración», indican dichas fuentes.
La «rentabilidad» del hotel, desde luego, no ha solucionado las dificultades económicas de la Fundación. Al cierre de 2020, la institución acumulaba una deuda con entidades de crédito y acreedores de más de 7,3 millones de euros, una cifra superior a los 6,9 millones que debían en 2019, y unos números rojos en el balance de 6,4 millones de euros.
Venta del Goya
Si no se puede hablar de quiebra, explica un experto en contabilidad consultado por ABC, es porque Selgas-Fagalde puede recurrir a un patrimonio que ronda los 95 millones de euros para atender a sus pagos pendientes. Ahí radica la paradoja: una fundación que tiene como objetivo estatutario cuidar y mantener unidos todos los elementos de su colección ha acabado poniendo a la venta los cuadros más valiosos de su colección para solucionar sus problemas de liquidez.
La venta del Goya por más de tres millones de euros ha supuesto una inyección de liquidez en una tesorería con la que no se podía hacer frente a las deudas pendientes. Al cierre de 2019, la entidad apenas tenía 660.000 euros en caja para afrontar unos pagos anuales que rondaban los 700.000 euros mientras registraba unos números rojos en su balance superiores a los 3 millones de euros por las pérdidas continuadas que registró entre los años 2014 y 2017.
En 2020, tras enajenar el ‘Aníbal vencedor’ de la colección artística que los Selgas-Fagalde dejaron como legado, el efectivo se incrementó hasta los 4,2 millones. Con ellos debe pagar a sus deudores. «Tenemos liquidez para amortizar préstamos de los próximos tres o cuatro años», explicaron ayer a ABC fuentes de la fundación. El patronato también aprobó vender un cuadro de El Greco por 7 millones de euros, pero Cultura impidió la operación.
Para pagar el mantenimiento del conjunto de la Quinta –sus jardines, la colección artística…–, la fundación que preside Gregorio Peña destina lo que ingresan por las visitas y venta de libros y por el arrendamiento de inmuebles situados en el Barrio de Salamanca de Madrid y los negocios adquiridos en 2006. Según fuentes consultadas, se acometieron estas inversiones porque con lo que venían ingresando hasta entonces por la dotación fundacional no podían soportar los gastos del palacio.
Desplome de ingresos
En 2020 todos sus ingresos se desplomaron por la crisis del coronavirus. Si por las visitas recibieron 110.274 euros en 2019, el año pasado solo se anotaron 43 euros. Por los alquileres de las fincas de la calle Puigcerdá, Velázquez y Pedrezuela, todas ellas en Madrid, y el hotel de Sevilla, generaron en 2019 unos ingresos de algo más de 2,1 millones. En 2020 cayó a los 1,4 millones por las bonificaciones en la renta que realizaron a los inquilinos por el Covid.
Todas las cifras se quedan muy lejos de lo que preveían en el plan de actuación de 2020, la hoja de ruta con metas y objetivos que elaboran estas entidades. En él marcaban unos ingresos potenciales de más de 8 millones por el arrendamiento de sus inmuebles, cuatro veces más de lo que han venido recibiendo estos años.
Este plan no hacía ninguna referencia a la enajenación del patrimonio que las hermanas Fagalde dejaron en manos de la Fundación guiadas por el principio «facilitar la cultura es hacer patria».
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