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ABC Cultural

Fin de fiesta: la difícil situación de los trabajadores del ocio nocturno

La orden de cierre de los locales de la noche, cancelada en Madrid, asesta un duro golpe a un sector que da empleo a 200.000 personas

Sebastián Gamboa, pinchando en la fiesta Vintage de Lío Ibiza, que este verano no ha llegado a celebrarse
Bruno Pardo Porto

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A este verano raro, rarísimo, ya no le queda ni la noche. Las últimas medidas contra los rebrotes del coronavirus impiden ahora a los locales abrir más allá de la una de la mañana (a las doce ya no pueden aceptar clientes), lo que supone ... un duro golpe para este sector. Con la excepción de la Comunidad de Madrid, donde un juez ha anulado por un defecto de forma la orden de clausura, el silencio se ha extendido por todo el país. Silencio en las calles ruidosas, silencio en las terrazas y en los paseos marítimos. Y como en un fin de fiesta un nubarrón gris cubre la despedida. Tras el cierre del ocio nocturno muchos se vuelven a sus casas con los bolsillos más vacíos y la esperanza más gastada. También con la sensación de haber pagado el pato, de que han criminalizado su medio de vida. «Como si el virus solo saliese por la noche», repiten.

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