Español o castellano: polémica para un congreso
Cela ha metido el dedo en la llaga. Su «aviso de la defensa del español» en el discurso que pronunció en la jornada inaugural del II Congreso de la Lengua Española, así como sus críticas a quienes han atacado y siguen atacando a nuestro idioma han despertado múltiples reacciones. ABC habla con autores españoles e hispanoamericanos que toman el pulso a esta viva polémica.
Guillermo Cabrera Infante está absolutamente de acuerdo con las palabras de Camilo José Cela: «Nuestro idioma no se llama castellano». El castellano, como dice Cela, no es sino el generoso español que se habla en Castilla. Cabrera abunda aún más: «Yo creo que el castellano ... se habla en Madrid, en Castilla y también en las emisiones que llegan aquí a Londres de la televisión española internacional o como se llame. Nadie en América dice castellano, ni se refiere a él. Se habla español. En Cuba nunca oí que se dijera castellano. Siempre español. De hecho, en Cuba, a los españoles que llegaron después de la independencia se les llamó gallegos, como se les conoce en Argentina. Así que como ve el castellano no existe en Hispanoamérica. Existe el español. Y Camilo tiene toda la razón».
«¿HABLAN LOS LACANDONES LATÍN?»
Guillermo Cabrera Infante ha litigado asimismo contra la aberración de llamar latinoamericano a los hispanoamericanos: «¿Desde cuándo está la Roma antigua en México? ¿Y en Buenos Aires?» ¿Quién germinó esa aberración? Nos cuenta Cabrera Infante que quien introdujo el término latino fue un ministro de Napoleón III para justificar de alguna manera su intervención en México. «Al pobre del emperador Maximiliano, que pretendía ser Rey de México, lo fusilaron y su esposa Carlota murió absolutamente loca en Bélgica, cantando habaneras del estilo: «Cuando salí de La Habana, válgame Dios...»»
Cabrera ha escrito muchísimo sobre «estas aberraciones», lo cual ejemplifica: «¿Por qué se llama caribeña cuando se quiere decir música antillana o música cubana. Es más, pregunto yo ahora, en Paraguay, los indígenas ofician el guaraní, pero, ¿desde cuándo o desde dónde hablan esos indígenas el latín? O los indígenas de los dominios del enmascarado: ¿hablan los lacandones -que surgieron después de los mayas- el latín?».
El escritor colombiano Álvaro Mutis argumenta con pasión: «Nunca he estado ni estaré más de acuerdo con Cela, que con esas palabras que ha pronunciado en Valladolid y que usted me cita. Insisto en decir Hispanoamérica y soy español. A los españoles y a los hispanoamericanos nos une el mismo idioma y somos un mismo pueblo desde la Patagonia al Cantábrico. Pasé 23 años viajando por Hispanoamérica y nadie sabe lo feliz que me hacía encontrarme con mi idioma en cada ciudad que visitaba. Y mi idioma es el español». En su opinión, tiene razón Cela cuando dice que el castellano es una forma noble y lucida del español: «Esta lengua es la que nos hace hermanos. Somos hispanoamericanos y a mucho honor. Un escritor español del XVIII dijo una frase que siento como mía, «yo soy mi lengua». Así la vivo yo, porque vivo y moriré en el español, da igual que esté en Perú que en Santander». Mutis no ha podido viajar a Valladolid debido a que su esposa ha enfermado, pero confiesa que está triste por no poder estar aquí: «Español, español... me ha dado usted en la pepa del alma, como decimos en Colombia. Ha dado en el blanco, porque el español es mi vida».
En cuanto a la reivindicación del término español frente al de castellano y a su defensa de la denominación hispanoamericano en vez de latinoamericano, Mario Vargas Llosa señaló: «Ésas son unas actitudes intolerantes que no corresponden en absoluto a una lengua hablada en tantos continentes y por tantas gentes». Vargas Llosa añadió que la riqueza de la lengua debe ser justamente la de la posibilidad de expresarse de acuerdo a criterios distintos y opiniones distintas: «Yo creo que no hay que tomar esas actitudes intolerantes, intransigentes».
El director de ABC Cultural, Fernando R. Lafuente, aboga por una cultura en español, surcada, transitada por un territorio y un espacio común. «Para los escritores es obvio hablar de una cultura en español y un ejemplo de cómo se configura ese espacio común está en el cine. Por ejemplo, la película «El coronel no tiene quién le escriba» la ha dirigido un mexicano (Ripstein), basada en la obra de un Nobel colombiano (García Márquez) e interpretada por una actriz española (Marisa Paredes)». Sobre las acepciones español-castellano o hispanoamericano-latinoamericano, Fernando R. Lafuente es tajante: «Uno está con la Constitución, que es española».
Por su parte, Augusto Monterroso piensa que el asunto que ha tratado Cela con respecto a los términos Hispanoamérica y Latinoamérica es una vieja discusión: «Hay mucha gente que se opone a este último, porque se emplea en Estados Unidos. Personalmente, siempre he preferido Hispanoamérica. De todos modos, Latinoamérica no está mal dicho, porque a fin de cuentas procedemos del latín. Hay que tener en cuenta que ese término incluye a Brasil». Respecto a la opción de emplear castellano o español, cree que «lo mismo da una palabra que la otra. Todo esto nos revela algo muy importante: la gran riqueza de nuestro idioma y el dato de que con diferentes palabras, todas correctas, nos entendemos. Cervantes decía que el uso es la gran autoridad. No estoy con ninguna ni en contra de ninguna de estas posibilidades de la lengua».
LA «AMÉRICA LATINA» FRANCESA
Horacio Vázquez Rial también se muestra de acuerdo con el criterio de Cela, pero hace una salvedad: «El hecho de decir castellano en vez de español sólo se da en España, nunca en Estados Unidos o Hispanoamérica. Supongo que aquí sucede por cuestiones autonómicas. Decir castellano es una idea impuesta por los nacionalistas periféricos, que los que no lo son aceptan para no ofender o molestar, ya que el gallego o el catalán también son idiomas que se hablan en España. Lo curioso es que en mis años de estudiante en Argentina hasta que llegué a la Universidad, la asignatura se llamaba castellano». En lo que respecta a los términos Latinoamérica o América Latina -«este último lo empleo cuando hablo»-, son algo tan impuesto que es difícil cambiarlo. No obstante, cuando escribe siempre emplea el término Hispanoamérica. «Lo de América Latina tiene origen francés, pero ha sido aceptado por Estados Unidos y muchos hispanoamericanos. Ir contra ella me parece inútil».
Preguntado por el discurso de Cela en el Congreso de Valladolid, Juan Marsé respondió: «No tengo tiempo de ocuparme de las cosas que dice el Sr. Cela».
Alejandro Rossi cree que «es mejor llamarlo español, es más correcto, más amplio y nos evita dificultades tontas». En cuanto a los términos hispanoamericano y latinoamericano, dice: «No tengo preferencias en principio, pero sí creo que es mejor hispanoamericano; siempre digo hispanoamericano. Latinoamericano es una cosa que impusieron, es de origen francés, aunque eso no quiere decir que esté mal. En Hispanoamérica prefieren decir latinoamericano; pero yo prefiero hispanoamericano».
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