Destruidos los Budas de Bamiyán, la locura afgana entra en su recta final
Con explosivos, a dinamita limpia, apuntillando su fechoría con hachas, martillos y palos, los talibán prosiguen su «cruzada» contra los «ídolos» a los que han condenado a muerte: las estatuas de Buda. Un 25 por ciento de las dos gigantescas figuras de Bamiyán ya ha sido destruido a fuego y golpes, según confirmó el embajador afgano en Pakistán. La celebración del sacrificio entra en su recta final.
El proceso de destrucción de las estatuas budistas en Afganistán es ya imparable e irreparable, según confirmó ayer a ABC la embajadora española en Pakistán —país vecino al afgano—, Aurora Bernáldez. A martillazos, con dinamita, hachas o palos. Los talibán arrasan a fuego y golpes ... las piezas que son (o eran) patrimonio de la humanidad. Toda máquina de aniquilar es viable para el fanatismo integrista. «Es muy difícil tener comunicación con Afganistán pero ya han procedido a destruir y a deshacer lo que queda. Esta mañana (por ayer) nos hemos reunido con el embajador de Afganistán aquí en Pakistán, quien nos ha comunicado que ya se ha puesto en marcha el proceso de destrucción total».
LA CELEBRACIÓN DEL SACRIFICIO
El embajador talibán en Islamabad, mulá Abdul Salam Zaeef, ha confirmado que se han utilizado explosivos para desintegrar las estatuas de Buda, según la agencia de Prensa Afgana Islámica, con sede en Pakistán. «Casi el 25 por ciento de las gigantescas estatuas de Buda en Bamiyán ha sido destruido. El domingo, 4 de marzo de 2001, el talibán comenzó a demoler las estatuas en Bamiyán y para ello se utilizaron materiales explosivos. Estas explosiones causaron la voladura de la cuarta parte de las dos estatuas», agregó. Zaeef dijo que debido a la fiesta religiosa de Eid al-Adha, o la celebración del Sacrificio, no había salido del país afgano ningún tipo más de información.
La televisión ha sido prohibida, confirmaba a ABC la embajadora española en Islamabad. La pakistaní emitió un debate con distintos representantes y profesores islámicos que han condenado los «actos» contra los Budas. Del mismo modo se han manifestado los periódicos pakistaníes, «que son muy libres y se meten mucho con el Gobierno», quienes han lamentado enérgicamente la destrucción de las estatuas. «No quieren dejar nada. Ningún resto», confirma la embajadora. Ya no hay casi budistas en Afganistán pero todos los países islámicos y budistas han arremetido contra esta fiebre colectiva. «Ha habido ofertas por parte de Irán y también del Metropolitan Museum para acoger las estatuas que ya han acribillado, pero los talibán les dijeron que no». De nada han servido las intensas reuniones de los diplomáticos europeos en la zona —de la Unión Europea, Italia, Alemania o España, que con Francesc Vendrell, representante de la ONU en Afganistán, han luchado a brazo partido para que no se cometiera ni acometiera la destrucción— ni las gestiones de la UNESCO. Ni tan siquiera las peticiones de los partidos religiosos más extremistas. Nada ha conseguido frenar la demolición de los Budas. Veinticinco o cincuenta por ciento, qué más da, las estatuas ya están destruidas.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete