Dennis Gansel, director de «La ola»: «En Estados Unidos les asusta que el experimento se hiciera allí»
En otoño de 1967, Ron Jones dirigió un experimento en su clase del instituto Cubberley de Palo Alto (California) para demostrar cómo es posible poner en marcha un régimen totalitario. Al quinto día, el entusiasmo desmedido de sus alumnos obligó a poner fin a todo ... aquello. Cuarenta años después, un director alemán retoma una polémica que no le era ajena.
-La película es alemana y el experimento se hizo en Estados Unidos, pero podría haber ocurrido en cualquier país.
-Yo presenté esta película en Sundance y en Nueva York, pero en EE.UU. nadie conocía el experimento. Les asusta que algo así se hiciera en su país, temen que fuera posible en Estados Unidos. El profesor quería enseñar la vida en Alemania y responder a la pregunta de un alumno. Así, se dieron cuenta de que allí también podría haber sucedido algo como el nazismo. En Alemania todos estamos seguros de que sería imposible repetir el fascismo, pero sí que existe cierta posibilidad.
-La posibilidad existe incluso en los buenos tiempos, pero si la crisis mundial se agudizara, el caldo de cultivo sería idóneo .
-Yo también lo veo así. En Alemania, en los años noventa teníamos una situación bastante delicada y los grupos de extrema derecha ganaron muchos adeptos en las elecciones. Era algo inimaginable. Por otra parte, la juventud tiene una necesidad de ideales que no tienen que ser necesariamente autoritarios. Obama también es una persona carismática y que ofrece contenidos. A mí me preocupaba el tema del fascismo y cómo puede resurgir en una situación normal.
-¿Hay algún modo de «reprimir» ese gen latente, aunque la palabra no sea la más adecuada?
-Hemos hablado mucho de eso, incluso con el profesor que hizo el experimento real y con el que lo repitió en Alemania. Es verdad que vivimos en una democracia, pero la democracia no se vive realmente en el día a día. Es muy difícil que exista participación, se limita a las elecciones. Un poco más de democracia requeriría más valor por parte de los políticos y de nosotros mismos.
-¿Por qué los espíritus libres y quienes señalan los errores son vistos siempre con desconfianza, como enemigos del sistema?
-Es una cuestión de la psicología humana. Buscamos grupos. Está en nuestros genes. Los grupos dan fuerza y seguridad. Los que van a contracorriente son vistos como algo que podría romper la estructura de seguridad, por eso se intenta excluirlos, incluso con violencia. La idea sería cómo integrar a gente que va a contracorriente y permitirlo. El profesor del experimento original explicaba que lo que hizo no tenía nada que ver con la política, sino con la psicología. Hay que trabajar un poco más en la tolerancia. Los grupos no tienen por qué ser uniformes.
-Su cinta ha sido proyectada en las escuelas. ¿Cómo es acogida?
-Se enseña mucho en institutos y la reacción es muy positiva. Yo les pregunto si sería posible un fenómeno así y el 80 por ciento reconoce que sí. Entre la gente mayor, aumenta el porcentaje de los que creen que no, o que sería posible pero ellos estarían en la resistencia.
-Existe un movimiento de cine alemán con gran éxito dentro y fuera del país. Han encontrado un filón que el cine español no parecer haber hallado todavía con el franquismo o nuestra guerra civil. -Sí, hay una corriente en Alemania, sobre todo de directores jóvenes, que quieren estudiar el fenómeno fascista. Yo tuve un abuelo que tuvo un papel enorme en la Segunda Guerra Mundial y tuvo tres hijos de izquierdas, de la generación del 68. En mi familia siempre hubo unas discusiones tremendas. Para mí es algo normal hacer una película sobre mi pasado. En España pueden faltar grandes películas sobre Franco, pero van a llegar. Ya habido algunas, como «El laberinto del fauno» y «Salvador», que se vio en Alemania con bastante éxito. A mí me gustaría que Amenábar tratara este tema.
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