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ABC Cultural

Damien Hirst confiesa su cleptomanía artística: «He robado todas mis ideas»

El autor británico reconoce que la totalidad de su obra ha sido copiada de la de otros artistas

El artista británico Damien Hirst EPA

Fernando Castro Flórez

Abril es el mes más cruel, alguien, parece ser que T.S Eliot, lo dijo y basta. Tal vez abrumado por tantas «sensaciones», Damien Hirst ha reconocido sus tendencias cleptómanas. En el The Times , el 26 abril, se publica un artículo de ... David Sanderson que da cuenta de los numerosos hurtos perpetrados por el principal agitador de esos Young British Artist que, inevitablemente, ya son viejunos. Pasaron los años del escándalo y, evidentemente, del marketing, hasta Charles Satchi el «artoholic» puso distancia de por medio, incendio de almacenes incluido, con respecto a estos provocadores de pacotilla, prefiriendo sacar partido de un «retorno apoteósico de la pintura» que, lamento decirlo, quedó en agua de borrajas. Hirst ha sido, desde sus orígenes como brillante «curator», un oportunista que sabía sacar partido de las crisis. El fin del siglo XX necesitaba un poco de sangre con sabor a kétchup y su tiburón conservado en la estructura para-minimalista era un emblema oportuno para una época en la que el postmodernismo ya era un animal disecado y aún no habíamos sufrido el efecto demoledor del atentado del World Trade Center. La época de la globalización necesitaba, para superar el pánico viral, de un arte que tuviera el efecto de un chiste chusco. Consumado el hastío del reality-show, Hirst & Cia. podían lo mismo presentar, como hiciera Tracey Emin una cama deshecha rodeada por rastros deprimentes o unas mariposas tan bellas cuanto siniestras.

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