Un congreso mundial para reflexionar sobre un arte herido, el flamenco

La cantaora onubense Rocío Márquez, una de las más significativas y atrevidas voces del flamenco de nuestros días, ha sido la encargada de elaborar la red teórica del congreso, que arrancará en Marruecos en octubre con el espectáculo ' Tiempo de luz ' -en el que intervienen los tres artistas presentes ayer en el acto-, se desarrollará durante este año y el próximo. Precisamente en 2022 se conmemorará el centenario del Concurso de Cante Jondo que se celebró en Granada con el padrinazgo y la organización de figuras como Manuel de Falla y Federico García Lorca .

Aquel concurso, de tanta trascendencia para el arte flamenco -«con él, la élite cultural lo legitimó y encontró en la palabra la manera de relacionarse con el flamenco», dice Rocío Márquez-, no solo ha sido la inspiración, sino también la falsilla sobre la que la cantaora ha dibujado las líneas maestras de su programa, en torno a cinco ideas que ella ha vinculado además a otras tantas zonas geográficas. «El concurso -dice Rocío Márquez- fue el catalizador de una cosmovisión del flamenco que está vigente en gran medida hoy en día, y que tiene consecuencias artísticas, económicas, discursivas, materiales... Y por eso lo traemos aquí. No lo queremos visitar desde el punto de vista historicista ni simplemente recordarlo, sino verlo como una plataforma desde la que reflexionar. Queremos que este concurso sea un espacio de diálogo, de debate, donde se plantee una batería de preguntas lo más extensa posible que no tengan una respuesta correcta; no queremos decálogos ni cánones».

La relación entre la palabra y el flamenco, precisamente, será el primer gran tema que abordará el congreso, y lo hará en África. «Son muchos los estudiosos que vinculan el flamenco con el mundo árabe, pero hay un libro maravilloso de Antonio Manuel, 'Arqueología de lo jondo', en el que estudia la etimología de las palabras para vincular los dos mundos».

La segunda idea, que viaja también desde el concurso de 2022 a nuestros días, es la del flamenco como arte exótico y misterioso . «Nuestros cantes pueden ser comparados con los cantes primitivos de Oriente», escribió Manuel de Falla, lo que ha dado pie a debatir sobre esta cuestión en los centros que el Instituto Cervantes tiene en Asia.

Ya en 1922 se habló del flamenco como un arte en peligro de extinción -de hecho fue una de las causas principales de que se celebrara el concurso-; hoy en día, con las consecuencias de la pandemia hiriendo de muerte al flamenco, esta idea sigue más vigente que nunca, y sobre ella se va a reflexionar -relacionándola con el futuro- en los centros europeos.

El cuarto pensamiento es la división entre el flamenco puro y el flamenco adulterado . Parece novedoso y todo el mundo lo asocia a nuestros días, dice Rocío Márquez, pero regresa a Falla, que escribió: «La polarización entre ese cante grave, hierático de ayer, y ese otro que ha degenerado en flamenquismo de hoy, donde se adulteran y modernizan, ¡qué horror!, sus elementos esenciales». Un pensamiento que podría, añade la cantaora, haberse expresado hoy, porque la cuestión «sigue encima de la mesa». Sobre ella se reflexionará en Norteamérica, con la idea de la diversidad y la inclusión planeando.

Finalmente, los centros del Cervantes en Suramérica acogerán los debates y charlas en torno al artista profesional frente al artista aficionado -los primeros no tuvieron cabida en el concurso; existía la idea de que con la profesionalización del cante se podía perder este arte-. «Esto nos lleva -concluye la comisaria del Congreso- a la emoción y a la zona geográfica de América del Sur».

Las actuaciones, que coordina Miguel Marín -creador y director del Flamenco Festival que se desarrolla desde hace años en Estados Unidos y Gran Bretaña, fundamentalmente-, estarán entrelazadas a las actividades paralelas de las que se encarga Rocío Márquez. Están todavía solamente hilvanadas, explica, porque dependen mucho, naturalmente, de cómo evolucione la situación de la pandemia en los próximos meses. Marín insiste en la idea expresada por Rocío Márquez: «No se trata de que estemos de acuerdo, sino de que nos entendamos y aceptemos las propuestas del otro aun siendo opuestas a las nuestras».

Y como aperitivo, Carmen Linares, Arcángel y Marina Heredia debatieron brevemente sobre la relación entre la palabra y el flamenco, que se nutre tanto de la poesía popular como de la poesía culta. «Yo la conocí a través de Enrique Morente -apunta Carmen Linares-; él abrió una puerta que los demás hemos seguido». «El flamenco no se puede alejar jamás de lo popular -recuerda Arcángel-, y la poesía culta ha de ser cantable. Hay cosas que no pegan, como las gambas con el café». Y cierra Marina Heredia. «La parte poética, esa puerta que abrió Morente, ha sido fundamental para la libertad artística de nuestra generación».