Comienza el destierro de fray Junípero de sus misiones

Este miércoles, la comisión de Preservación Histórica de Ventura se reúne para debatir la relevancia de la estatua que se encuentra a las puertas del ayuntamiento. El martes que viene, 7 de julio, se reúne el gobierno local, para debatir si, tras las recomendaciones de esta comisión, retira la estatua o no. Desde que estallara la protesta racial en Estados Unidos, han sido derribadas al menos dos estatuas del religioso español, que fundó nueve misiones en California entre 1769 y 1782. La última fue la de San Buenaventura, hoy ciudad de Ventura. El franciscano murió dos años después en la localidad de Monterrey.

Precisamente hoy, 1 de julio, se conmemora en el santoral de EE.UU. al religioso, canonizado en 2015 por el Papa Francisco. Su relevancia es tal que hay una estatua dedicada a él bajo la cúpula del Capitolio en Washington, que los demócratas de California intentaron retirar hace unos años, algo que evitó el pontífice yendo a rezar ante ella durante una visita a la capital estadounidense. Hay más de una decena de estatuas suyas en toda California, muchas de ellas en las misiones que fundó, y otras en grandes ciudades como San Francisco o Los Ángeles.

Ventura, sin embargo, sería la primera ciudad -y fundada por el mismo Junípero- que retiraría la estatua tras una deliberación de sus gobernantes. El informe de la consultora Historic Resources Group asegura que la estatua ante el ayuntamiento puede ser retirada porque «no es importante por derecho propio». La razón principal es que se trata de una réplica, en bronce, hecha en 1989, y para ser considerada patrimonio artístico debe tener al menos 40 años. Según el informe al que ha tenido acceso este diario, «para que una obra reciente se considere históricamente relevante debe ser excepcionalmente importante, y debe haber pasado suficiente tiempo para designarla de ese modo».

El problema es que la estatua original, de piedra esculpida, obra en estilo Art Deco del finlandés Udo John Palo-Kangas y pagada por el erario público norteamericano por medio del programa de inversiones públicas de después de la Gran Depresión, está olvidada dentro de una caja de madera en un depósito de chatarra propiedad de la compañía contratista Oilfield Service & Trucking Company de Ventura.

En ese desguace fue colocada la estatua cuando se retiró por el deterioro de la piedra, sobre todo debido a la corrosión de la brisa marina. Por aquel entonces, los concejales decidieron que era más barato hacer una nueva estatua que reparar la que ya había antes. Para sustituirla, el gobierno municipal hizo una talla de madera que empleó como molde para una escultura de bronce, la que hoy se quiere quitar por petición de algunos vecinos de la ciudad. La talla de madera está dentro del edificio del gobierno local. En 1996, un periodista del diario «Los Angeles Times» halló la estatua original en el desguace. Allí sigue, sin que los gobernantes de Ventura hayan hecho nada.

Una de las peticiones que se ha hecho llegar a la ciudad de Ventura, firmada por un vecino que firma como Steven Soria y cuyo correo se adjunta al dossier sobre el valor artístico de la escultura, es que la estatua de fray Junípero «representa esclavitud, dominio, violencia, y genocidio contra la Nación Originaria Chumash y no es algo que represente hoy a nuestra comunidad. Debería colocarse en un museo junto con la explicación correspondiente de que no es un héroe». Los Chumash son un pueblo amerindio que habitó en las regiones costeras del centro y sur de California.

Otros vecinos han respondido, instando al gobierno local de Ventura a que no ceda ante las presiones. «Si Ventura decide rendirse ante el marxismo y quita la estatua, podemos cambiarle el nombre a la ciudad y volver al nombre que le dieron los Chumash, y llamarnos Shisholop. Me avergüenzo de decir que vivo en Ventura por la atención mediática que están recibiendo estas iniciativas marxistas», dice otro vecino, Kyle Acres, que nació en esa ciudad y ha vivido en ella 40 años.

Los demócratas californianos han quitado del Capitolio estatal de Sacramento una estatua de mármol que representaba a la reina Isabel la Católica y a Cristóbal Colón, inaugurada en 1883. Al menos dos misiones, las de San Luis Obispo y la de San Juan Capistrano han tenido que quitar temporalmente las estatuas de Junípero, pero para protegerlas frente a los ataques de los manifestantes indignados.

De momento ha sido la Iglesia Católica la que ha abanderado la defensa de Junípero, al que sus críticos le atribuyen genocidio de pueblos nativos. La Conferencia Episcopal de California lo niega. En un comunicado, los obispos aseguran que «la verdad histórica es que Serra presionó repetidamente a las autoridades españolas para que trataran mejor a las comunidades nativas americanas. Serra no era simplemente un hombre de su tiempo. Al trabajar con los nativos americanos, fue un hombre adelantado a su tiempo que hizo grandes sacrificios para defender y servir a la población indígena».

Por último, el informe que hoy se discutirá en Ventura le resta importancia a la estatua dado que «no conmemora un hecho específico» y «no se asocia con hechos que supongan una contribución relevante a la nación, estado o comunidad». Junípero fundó nueve misiones, desde San Diego hasta Ventura, y tradicionalmente se le ha conocido -hasta ahora- como el «padre de California».