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España, camisa blanca

Coco Comin: «Deploro la danza contemporánea. Es la cultura de la fealdad»

Coreógrafa y profesora de danza con escuela propia

Coco Comin Marta Días
Salvador Sostres

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No me creo que le gusten las vacaciones.

Es que no me gustan. Las sufro. Pero he de tomar el sol porque a partir de una cierta edad la vitamina D ayuda a fijar el calcio en los huesos. Un verano hasta me contrató Danone para ser la imagen de un yogurt que tenía esta propiedad.

Este verano viene de un invierno que ha sido complicado en Cataluña y por lo tanto en España. Hay muchos artistas catalanes, sobre todo cantautores, que se han posicionado. ¿El deber de un artista va más allá del arte o es sólo artístico?

Yo creo que el artista tiene que mantenerse en su burbuja artística. Los cantautores es un caso muy específico porque nacieron en la protesta. Pero la artes escénicas no viven de posicionarse, sino de captar público. Yo trabajo para toda España y no puedo ni quiero ir a Madrid como una enemiga. Como decía Lola Flores, cuando la acusaban de franquista, yo no tengo ninguna culpa de la época que me ha tocado vivir. Igual si hubiera encontrado a un político que me emocionara, que me enamorara, habría dicho algo, pero francamente, no es el caso.

Bailarina, profesora de danza, coreógrafa y directora de teatro musical. Usted es el resumen de la danza.

Bailar es hablar en movimiento, construir un edificio efímero pero que es la máxima expresión del sentimiento. Hablar es lo más elemental. Luego viene cantar. Y la mayor elaboración e intensidad es bailar, volar.

Bailar es físico y también moral.

Bailar ejercita el cerebro al más alto nivel. Hace que una persona adquiera su concepto en el espacio. Bailar eres tú puesto en el mundo. Esto es lo que se enseña en una clase de danza. Y tu cerebro desarrolla más pliegues y más arrugas: más complejidad. La coordinación física de tu cuerpo crea una curva más en tu cerebro, que cuando naces es liso y llano.

Bailar sirve para todo.

Sirve hasta para aparcar, porque sabes dónde estás. Hay muchos abogados que acuden a la escuela de danza porque bailar les ordena el cerebro. ¿Por qué? Porque bailamos con música y la música es matemática pura.

El cuerpo está marginado de las aulas. Las clases de gimnasia o de natación en los colegios son de una gran vulgaridad y no están planteadas como una asignatura, sino más bien como un servicio.

Bailar ejercita la memoria y te aumenta la autoestima. También tengo a muchos ejecutivos, por ejemplo. El primer ejercicio es que se conozcan, que se emocionen con lo que son, para poder emocionar luego a los demás.

Si no hiciera vacaciones en verano, ¿cuándo le gustaría hacerlas?

En Navidad. Me gustaría hacer un viaje en Navidad. No he tenido muchas ocasiones de disfrutar de la nieve. De todos modos lo que más me apasiona es el mar. Me gusta mucho pescar. Mi padre me enseñó a pescar doradas y también a coger cangrejos de entre la arena cuando la ola remitía, para usarlos de anzuelo para las doradas.

Mi hija quiso hacer danza contemporánea. Todavía se arrepiente.

Deploro la danza contemporánea. Es la cultura de la fealdad . La puesta en escena es siempre espantosa. Los movimientos suelen ser ofensivos. Las bailarinas hemos luchado mucho para vencer la ley de la gravedad, para estirarnos, para tener ahora que arrastrarnos, que es lo que propone la danza contemporánea: arrastrarte, que te arrastres, todo se baila a ras de suelo. Te lo digo de verdad: si mi única opción hubiera sido arrastrarme, no me habría dedicado a bailar.

¿Qué diferencia hay entre una escuela de danza seria y un curso rápido para ingresar en una whiskería?

Primero, el liderazgo de su directora. Luego su preparación, porque si no eres una buena pedagoga a los niños les puedes hacer más daño que bien. Luego la cultura: conocer la tradición y tratarla como merece. No puede haber música de bachata para niños ni hip-hop para viejos. La experiencia también es importante: para poder enseñar a bailar hay que haber pisado mucho escenario, saber lo que se siente allí arriba. Y luego la estética : no herir los ojos del espectador con movimientos rudos, con melenas mal peinadas o ropa vulgar que marca los pechos y el culo. Por eso detesto la danza contemporánea y por eso el jazz me parece la música más culta del siglo XX.

¿Quién fue su ídolo, en quién se fijó?

A mí lo que me gustaba era ver a Fred Astaire e intentar saber cómo lo hacía.

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