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ESPAÑA, CAMISA BLANCA

Carmen Torrejón: «Los derechos engordan»

La médico Carmen Torrejón Marta Días
Salvador Sostres

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Hemos pasado de la lucha de clases para comer, a la lucha de grasas para adelgazar.

Pasamos tanta hambre tras la Guerra Civil que nos fuimos al otro extremo. Europa hizo lo mismo tras la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo del estado del Bienestar ha hecho que todos creamos que tenemos derechos por el mero hecho de levantarnos de la cama. Y, entre todos, el derecho a comer lo que nos dé la gana.

La socialdemocracia es una foca.

Los derechos engordan y es falso el derecho a comer todo lo que quieras.

Podemos dice que estamos fatal y que pasamos hambre.

El sobrepeso afecta al 50% de la población y la obesidad al 25%, y son cifras que cada día crecen.

El Bienestar lo carga el diablo.

Nos estamos muriendo de gusto. La ciencia ha hecho avances increíbles con el sida, el cáncer o el alzhéimer pero cada vez hay más diabetes, hipertensión, colesterol o triglicéricos: lo que en su conjunto llamamos síndromes metabólicos, absolutamente letales, pero por suerte reversibles cuando perdemos peso.

Sin beber, ni comer, ni fumar -como decía Twain- viviremos más ¿o simplemente se nos hará más largo?

Cada uno tiene que entender y aceptar lo que es. No podemos comer sin fin. Es como con tu dinero: no puedes gastar lo que te dé la gana porque quiebras. Con la comida es lo mismo pero al revés: si comes más de lo que gastas, engordas. Si llevas una vida sedentaria, puedes comer poco.

¡Yo quiero comer más!

Perfecto, pero has de entender que si no lo quemas tendrás sobrepeso, obesidad y graves consecuencias para tu salud. Si lo aceptas, adelante.

Doctora, explique a los lectores que la verdura y la fruta engordan.

Un gramo de proteína aporta las mismas 4 calorías que un gramo de azúcar, carbohidratos o esos batidos detox. Pero así como las calorías que vienen de la proteína son albañiles que recorren tu cuerpo para repararlo, y todo el día circulan y se gastan en sus labores, las que vienen de carbohidratos y azúcares necesitan de la actividad física para quemarse.

Esa gente que dice: «pero es que no lo entiendo, como sano y engordo».

Comer sano no significa que puedas comer toda la cantidad que quieras. Lo sano también lo tienes que quemar.

Las pautas generales.

Comer cinco veces al día, plato único, cena la mitad de lo que almuerces, bebe un litro y medio de agua, y anda una hora a buen ritmo. Y si un día haces un exceso, al día siguiente lo rebajas: como las deudas, págalas enseguida, cuando aún no se han vuelto impagables.

Doctora, de verdad, le quita usted cualquier gracia a todo.

Puedes tener otras aficiones que no sean comer.

Un día fui al teatro y me entró todavía más hambre

Los mediterráneos somos disfrutones en el comer, en el gastar, en el trabajar lo menos posible, pero eso tiene sus consecuencias. Somos menos eficientes, trabajamos menos…

Somos una banda de vagos.

En parte, sí. No somos inteligentes por un cociente sino por cómo nos adaptamos. Comer como yo te digo es procurarte una buena calidad de vida, que es el mejor plan de pensiones.

Acertó Twain: se nos hará largo.

Si yo mandara en la sanidad pública, iba a revolucionarla: premiaría con más dinero al que con su responsabilidad ahorra dinero a las arcas públicas. Hay dos grandes motivaciones humanas: el premio y el miedo a perder. Dicho de otro modo: si quieres destruirte, hazlo, pero no te quejes.

Como el independentismo.

La gente no quiere aceptar las consecuencias de lo que hace, y entonces entra en una actitud patológica porque se niega a aceptar lo que es irrevocable. Y España es irrevocable.

Inventaremos un fármaco que nos regule por dentro para comer y beber lo que queramos.

Este fármaco no va a existir sin graves consecuencias para la salud. Hasta ahora han fracasado todos. Nuestro sistema nervioso central es el ordenador más perfecto y si tratamos de engañarnos, el rebote es peor.

Tanto tienes, tanto gastas.

Como con tu dinero. ¿Por qué te crees que los futbolistas vuelven con tres o cuatro quilos de más de las vacaciones? Porque comen y beben más y hacen menos deporte. Nunca falla. El cabreo de sus entrenadores, tampoco.

Doctora, soy feliz siendo padre, con mis amigos, en mi trabajo. Soy feliz en todo. Sólo me amarga que engordo y luego usted no me deja comer a gusto. No es razonable, lo siento pero no es razonable.

Depende de ti. Tienes que hacer tus cálculos y preguntarte si estar sano y sentirte bien te merece la pena.

El juez Marchena es el español del invierno del que toda España habla este verano.

Soy una gran fan de Marchena. Me he hecho una camiseta con algunas de sus frases.

¿Le sobra algo?

Sólo lo he visto sentado, en el Supremo. Tendría que verlo de pie y tocarlo un poco, pero no creo que se deje.

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