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ABC Cultural

DOMINGOS CON HISTORIA

Carlos Saura, en una tierra baldía

En la película «La caza», la historia española de nuestro siglo cobró la forma abrumadora de una metáfora

Carlos Saura J. M. Nieto

FERNANDO GARCÍA DE CORTÁZAR

Hay películas, como hay libros o estrenos teatrales, que viven sin cesar en el recuerdo de una nación . Lo hacen, además, no en la forma jovial y bulliciosa de los acontecimientos deportivos multitudinarios o de las alegres efemérides de una celebración institucional. Permanecen ... con el delicado y apremiante pulso de la conciencia. Persisten con la fuerza de una revelación que ha cambiado nuestras vidas. Son el producto de una verdadera experiencia estética . La buena obra de arte, si debe precisarse un canon elemental, es la que nos transforma, la que provoca que ya no podamos seguir siendo los individuos que éramos antes de su conocimiento. Eso es lo que distingue la cultura del mero entretenimiento, y conviene decirlo en una época de tan blando criterio, de tan demagógica actitud, capaz de dotar de un presunto interés cultural a las peripecias más penosas o banales. Estamos metidos en un barrizal de tan espesa sustancia, que el mismo concepto de calidad es sometido a la tiranía de las cuestiones de gusto y al oportunismo de una sociedad, que no por casualidad se enfanga en la cultura basura, desde que la posmodernidad decidió olvidarse de la diferencia entre la alta y baja cultura y acabó por olvidar lo que era la cultura.

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