En busca del vino que Cristo bebió en la Última Cena
Bodegas Valdelana, en la Rioja alavesa, proyecta recuperar la variedad de uva usada hace dos milenios en Jerusalén

Después de tres líneas de trabajo fallidas, el propietario de Bodegas Valdelana, Juan Jesús Valdelana , afirma estar cerca de conseguirlo. La variedad de uva que se empleó en la época en la que vivió Jesucristo ha estado rodeada de incógnitas hasta la fecha. ... Los musulmanes, al penetrar por las fronteras de Jerusalén, devastaron los viñedos al considerar esta bebida un brebaje impuro que conducía a los hombres a la locura y la perdición. Su religión prohíbe el alcohol, por lo que el tiempo hizo su labor y fue añadiendo polvo y olvido sobre aquella tradición. Todo se esfumó. Lo consumido en pasajes bíblicos como las Bodas de Caná y la Última Cena quedó dentro de una nebulosa hasta que unas vasijas de barro ofrecieron un verdadero hallazgo para un grupo de técnicos israelíes que, desde entonces, y casi en secreto, investigan sobre ello. De los fragmentos de los recipientes, encontrados entre los vestigios de varios templos judíos, se ha obtenido el material genético de estas uvas que han vencido sigilosas los siglos. La variedad se conoce como marawi y, a partir de ella, se elaborará una aproximación con carácter historicista del vino que se bebió en tan destacados eventos. Será aquí, en el corazón de la Rioja alavesa, la comarca vasca.
«Estaba prácticamente desaparecida esa variedad, porque no dejaron viñedos en la zona de Jerusalén, pero ya se ha vuelto a cultivar, incluso se está vendimiando ya en un área muy determinada. Con los avances que hemos hecho en los últimos años, nuestra idea es que dentro de tres años el proyecto haya concluido y se pueda beber en nuestra bodega el vino que Jesucristo bebió en la Última Cena. Es algo inaudito. Tenemos un terreno pequeño en Israel y otro aquí en España. Una vez al año, la próxima será en octubre, realizamos una cita para intercambiar los avances entre un equipo y otro», explica a ABC Juan José Valdelana, líder de esta promesa de hazaña.
Cultivo experimental
Otro de los grandes descubrimientos que se han anunciado desde esta bodega que posee un cultivo experimental, donde la Universidad de La Rioja desarrolla diferentes programas relacionados con la enología, se desprende del color de dicho caldo. «En contra de lo que se podía pensar en un principio, marawi es una variedad de vino blanco. Se consideraba extinguida desde el año 220 d.C., y ahora estamos en proceso de recuperarla con este grupo, la mayoría compuesto por profesores y antiguos militares». La tendencia a incorporar mieles y especias en los recipientes donde se dejaba fermentar el líquido; sin embargo, podría justificar sus tonalidades, más oscuras. De ahí, apuntan, la confusión.
Para aproximar aún más el paladar a los de aquellos apóstoles que se congregaron en el año 33 d.C. alrededor de la mesa, se está recreando una Bodega del Siglo I , con lagar y molino de trigo, donde se elaborará de forma artesanal. «Cuando estuve junto a mi familia, que trabaja conmigo, en la ermita galilea donde se produjo el primer milagro de Jesús, la conversión del agua en vino en las Bodas de Caná, sentimos algo muy especial. En ese viaje recogimos las primeras cepas con un portainjertos para después plantarlas en España. Allí empezó el sueño».
Juan José Valdelana, propietario de esta bodega familiar ubicada en el municipio de Elciego , cuya historia se remonta al año 1583, es un apasionado por la historia. Creyente confeso, en su juventud estudió durante seis años en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, una de las cunas del lenguaje castellano. Se formó en astrología. Más tarde, en enología. Y hoy cuenta con dos museos junto a un mirador que echa la vista al tramo del Ebro por el que entraron los romanos en la península cuando sus meandros eran navegables. Su voz es afable. Su propuesta, insólita. Y tal vez en tres años el esfuerzo de casi una década de trabajo dé al fin su fruto entre copas con acento milenario y documentos que atestiguan la certeza de esta gesta de probetas y papeles.
Una cruz desnuda
Mientras, espera al pie de un monumento que recibe con una lección al visitante: «Es una cruz desnuda, que significa la muerte . A su alrededor, están los cuatro pilares importantes en la vida de una persona. Está el agua, que simboliza la pureza, porque limpia todo lo que toca y se limpia a sí misma. Está también el fuego, que simboliza la fuerza, la energía. Está el viento, que simboliza la justicia, porque es lo que esparce la semilla donde considera oportuno. Y está, finalmente, la tierra, que simboliza la paciencia. A la tierra no le molesta lo que le echamos, sino que lo convierte en materia orgánica. Entonces la persona perfecta tendría que tener la pureza del agua, la fuerza del fuego, la justicia del viento y la paciencia de la tierra».
Con eso último, henchido de sosiego, fantasea con estrechar los filos de la leyenda que tiene entre las manos. Entre lo imposible y lo que casi es ya una realidad, con un pie en el deseo y otro en la calma.
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