El búnker de los Saboya en Roma abre sus puertas al público

Desde el pasado octubre se ha llevado a cabo un proceso de restauración por el que se han eliminado numerosas pintadas y murales, se ha restablecido la electricidad, se han reconstruido los baños y se ha creado un sendero para acceder al búnker. La restauración de este enclave ha sido un trabajo «filológico por la voluntad de usar materiales originales o reproducciones fieles de la versión antigua», en palabras del superintendente de Bienes Culturales de Roma, Claudio Presicce .

Fue construido para uso exclusivamente de la realeza y constituye, en su opinión, «uno de los testimonios históricos más significativos de los espacios en los que la Casa de Saboya vivía bajo presión ante la amenaza de los bombardeos». La estructura es circular y tiene más de 200 metros cuadrados distribuidos entre la galería subterránea, dos baños y dos salones, además de dos amplias antesalas que han sido decoradas, con motivo de su apertura, con paneles explicativos del proceso de restauración.

Consta de dos entradas blindadas con puertas metálicas antigás de 1.200 kilogramos cada una, una para peatones y otra para vehículos, siendo esta última una característica «única y muy original al permitir la entrada de coches», aseguró Presicce. El refugio antiaéreo se construyó a 350 metros del Palacio Real aprovechando la presencia de una colina para ser excavado. De esta manera, los Saboya accedían en coche al búnker con vehículos de lujo, cuyas réplicas han sido expuestas a lo largo del sendero por el que se llega a él.

El corazón de este espacio corresponde, según los expertos, a un salón que, dotado de un sistema de filtrado para la depuración del aire, permitía incluso sin energía eléctrica garantizar una buena ventilación del subterráneo. «Los que vengan harán un retroceso de setenta años en el tiempo», explicó Presicce a la prensa que asistía a la inauguración de este búnker en mitad del frondoso bosque que caracteriza Villa Ada, en la parte norte de la capital italiana. «Un lugar que ha sido rescatado del olvido , no por nostalgia, sino por recuperar aquello que fuimos y que somos, en el bien y en el mal, en un contexto en el que los nuevos peligros están cambiando», indicó el subcomisario de bienes culturales Ugo Taucer.

Según Taucer, la construcción de este espacio fue realizado a partir de «una ingeniería de altísimo nivel , por ejemplo, las puertas blindadas que incluso se han conseguido reparar». Este espacio conserva todavía hoy algunas características indispensables para garantizar confort y seguridad a la Familia Real, como dos sistemas de filtrado del aire, un mecanismo de protección de ataques químicos, una salida de emergencia a través de una escalera de caracol que conduce a una torre camuflada por la vegetación y amplios baños.

Villa Ada , en la actualidad el segundo parque más extenso de Roma, fue comprada por el rey Víctor Manuel II convirtiéndose en residencia de la Familia Real desde 1872 y, tras la proclamación de la República, en 1946, pasó en su mayoría al dominio público. «La joya escondida de Villa Ada vuelve a la luz en toda su belleza con esta apertura», afirmó Taucer al término de la proyección de un documental con imágenes del proceso de trabajo de los últimos meses que ha rehabilitado un espacio jamás visitado por el público.