Un Berruguete de ganga: Descubren una obra desconocida del pintor español mal atribuida en una subasta
Un experto identifica una tabla del pintor castellano que salió a subasta en Francia por solo 1.500 euros

Aún no ha podido contemplar la obra en directo, pero tras haber analizado la pintura en una fotografía de alta resolución que le ha proporcionado la casa de subastas Drouot, el historiador del arte Albert Velasco está «convencidísimo al 99,9%» de que ... el ' Ecce homo ' que salió a la venta en París el pasado 25 de marzo por tan solo 1.500 euros es una pintura hasta ahora desconocida del artista castellano Pedro Berruguete .
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La firma de subastas francesa ofreció esta pequeña tabla de 32 x 22,3 centímetros como una obra italiana de finales del siglo XV del entorno del pintor italiano Bartolomeo Montagna (Orzinuovi o Biron, c. 1450-Vicenza, 1523). El precio de la pintura, en deficiente estado de conservación, era una auténtica ganga para cualquier coleccionista con ojo y su precio escaló hasta rematarse en 19.300 euros. Una cifra que, sin embargo, dista de la alcanzada por tablas de Berruguete en subastas de los últimos años. En la revista ' Ars Magazine' recuerdan que por una 'Adoración de los Magos' (104 x 75 cm. Hacia 1470-1471) que perteneció a la colección Várez Fisa se pagaron en Christie's en 2016 más de 247.000 euros y por una 'Aparición del ángel a san Joaquín' se pidieron 135.000 euros ese mismo año en Isbilya.

Velasco se enteró de la venta por un amigo coleccionista y en cuanto vio la obra tuvo clara su autoría. « Los rasgos del rostro del Cristo son incuestionables de Pedro Berruguete y hay una serie de indicios que apuntan a la misma dirección«, explica el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Lérida (UdL) y de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC) a ABC. El artista castellano, del que se conservan una veintena de pinturas en el Museo del Prado, solía enmarcar al personaje en primer plano de este tipo de obras con un antepecho arquitectónico, como el pretil en que se apoya el Cristo, con dos pilastras laterales, unos capiteles superiores y un arquitrabe. Esta composición «es muy berruguetesca , muy de él y se encuentra en diferentes obras«, señala este miembro de la Real Academia Catalana de Bellas Artes de San Jorge , que fue conservador del Museo de Lérida durante 12 años.
Berruguete también acostumbraba a completar pinturas con inscripciones que enfatizan lo representado. Se trata de otro rasgo «muy suyo, que tiene un componente de narratividad, incluso de metapintura, de establecer unos discursos narrativos que superen a lo que nos dice la imagen estrictamente», comenta Velasco antes de destacar que incluso los pequeños triángulos que flanquean las palabras se pueden observar en otras obras de este pintor nacido en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1445/1450.
Incluso el detalle de la cuerda que cuelga del cuello del Cristo y que pasa por delante del antepecho del primer plano apunta a Berruguete. «Con este clarísimo alarde técnico el pintor intentaba transmitir la sensación de trampantojo «, comenta el historiador del arte. »Berruguete era el rey en esto«, añade al recordar la predela (parte inferior del retablo) de Santa Eulalia de Paredes de Nava, donde el artista retrató a diferentes reyes de Judá con diversos objetos (una flauta, una túnica...) para transmitir una sensación de tercera dimensión.

Velasco sostiene que «la principal aportación de Berruguete a la pintura castellana de este momento es el tratamiento del espacio «. Si se le considera uno de los pioneros del Renacimiento en Castilla »es precisamente por cómo articula las composiciones, cómo ubica a los personajes en espacios que intenta que sean creíbles para el espectador, aunque con unas perspectivas que a veces son un tanto deficientes todavía«. Para este experto, »es el rey del tratamiento espacial y la organización compositiva en ese momento en la Península Ibérica«.
Una obra de devoción privada
El profesor de la UdL cree que este pequeño 'Ecce homo' formaba parte de un díptico (se aprecian unas bisagras en el costado izquierdo). «No es un fragmento de retablo, sino una pieza de devoción privada «, un formato »interesantísimo«, a su juicio, porque existe menos información sobre este tipo de obras que utilizaba la gente para rezar en sus casas, pese a ser habitual.
La temática de la pieza encaja además con la devoción de la época. Velasco recuerda que «este tipo de obras sanguinolentas (en esta no se ve bien porque está sin restaurar) buscaban conmover al fiel que rezaba ante ellas, que experimentase el sufrimiento de Cristo».
Berruguete también se dedicaría a la comercialización de este tipo de obras. «Siempre hablamos de los artistas como grandes autores de retablos, que trataban con cofradías, con parroquias o catedrales, pero también nos hemos de imaginar un mercado secundario, de obras pequeñas, para la devoción privada , que debía ser un negocio muy alimenticio para estos pintores, porque no siempre tenían la oportunidad de contratar un gran retablo«, destaca el experto.
Estas obras de pequeño formato se debían distribuir o bien desde los propios talleres del artista o bien en ferias como la de Medina del Campo, a través de mercaderes. «Esto nos ayuda a entender también este segundo mercado que debía tener Berruguete y del que se conservan otras obras», añade.

Existe una pintura en paradero desconocido desde hace años que a juicio de Velasco «es la base para justificar esta atribución a Berruguete». Se trata de una tabla de pequeño formato con un Cristo con la cruz, con un pretil arquitectónico, las dos pilastras, todo igual… «Cuando la publicó el profesor de Harvard Chandler Rathfon Post en 1958, se hallaba en una colección de EE.UU. Hoy no sabemos dónde se encuentra, pero es una pieza idéntica a ésta que ha salido ahora».
Aunque se conservan bastantes obras de Berruguete en diversos museos resulta difícil situar estas obras en el contexto cronológico de la trayectoria de Berruguete porque se conocen muy pocos documentos de él. Ante esta dificultad ya se encontró Pilar Silva Maroto cuando escribió su monografía sobre Berruguete. Velasco la situaría «en genérico, a finales del siglo XV ».
El historiador del arte confía en poder contactar con el comprador anónimo del 'Ecce homo' para contemplar la tabla original y confirmar sus argumentos antes de publicar su investigación en 'Ars Magazine'. «Hay que ver la obra en directo, pero estoy convencidísimo, al 99%, que es una obra de él», insiste.
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