Rebeldes y vagabundos

Barnatán ha sido siempre anfitrión de fiebres seriamente benéficas, como autor diverso y como compilador, erudito o traductor. He aquí el aval brillante, un ramo de textos que incendian la poética de corsé, y el texto de armadura, para levantar la apuesta de la 'obra abierta', el párrafo ebrio de enumeraciones, o divagaciones, entre la fragancia de la locura y la respiración del jazz. Entrar en estos poemas es aceptar aquella alta máxima de Ginsberg, «el mundo es un viejo error», y echarse a viajar por el desafío de la íntima intemperie, hasta no se sabe dónde, hasta no se sabe cuándo. «Ser beat es estar en el fondo de la propia personalidad, mirando hacia arriba». Debemos la acuñación a John Clellon Holmes , estudioso de la corriente, que certifica así el carácter de vitalidad suicida de nuestros autores, con una mitad de sabios del desconcierto, con una mitad de yonquis del desconsuelo. Son jóvenes, y se quieren vagabundos, porque la dicha esta en la extranjería.

La tríada de oro de la generación beat pudiera resolverse en tres títulos: 'On the road', de Jack Kerouac ; 'Aullido', de Allen Ginsberg ; y 'El almuerzo desnudo', de William Burroughs . En lo poético, la generación beat pudiera competir en voltajes con lo que antes supuso el surrealismo. Barnatán nos trajo hace ya medio siglo un ramo de poetas con demencias de infinito, y habitaron entre nosotros. Hoy regresan sin haberse ido.