Las actas de la Fundación Selgas: El 'Aníbal' de Goya «es una de las obras más valiosas de la colección»

La operación suscrita el pasado mes de abril con los Amigos del Prado por 3,3 millones de euros contravino los estatutos de la institución y la Ley de Fundaciones. Las obras que forman parte de la dotación fundacional o que estén directamente vinculadas al cumplimiento de los fines fundacionales, caso del 'Aníbal', solo pueden venderse con la autorización previa del Protectorado de Fundaciones. Esta venta, en cambio, solo se comunicó a Cultura una vez realizada.

La revelación de varios documentos publicados por este diario –las bases de los estatutos , los estatutos constituyentes y los actuales, fichas del inventario, actas , cuentas de los últimos años, el testamento y el cuaderno particional de las fundadoras, registros de operaciones inmobiliarias ...– han llevado al Ministerio de Cultura y a la Fiscalía de Asturias a investigar posibles irregularidades en la entidad que preside el abogado Gregorio Peña desde 1992.

La reunión que el patronato de la fundación celebró el 5 de febrero de 1994 en la antigua sede de Jorge Juan, en Madrid, fue la primera en realizarse después de que Jesús Urrea descubriera que un lienzo ubicado en el tocador del palacete de los Selgas era de Goya, y no de un autor italiano, como se creía hasta el momento.

En el inicio de la reunión, el patronato ratificó por unanimidad a Peña como presidente tras un periodo de provisionalidad en el que ordenó y ejecutó las testamentarias de las fundadoras, fallecidas en 1991 y 1992. Peña, que reconoció «cierto personalismo» en su gestión, derivado «de la necesidad de adoptar decisiones con agilidad», insistió en que a partir de entonces quedaría «unificado el patrimonio fundacional, hasta ahora separado en la doble actuación de la fundación y de la herencia yacente».

Los estatutos indicaban que la colección artística debía integrarse en el «capital fundacional» de la entidad, con carácter de no enajenable, cuando las fundadoras lo indicaran o bien cuando estas murieran. Carmen Fagalde formalizó el cuaderno particional en julio de 1992 y murió en octubre.

Los patronos trataron también cuál sería el rendimiento económico de sus propiedades inmobiliarias, se planteó la necesidad de remodelar los estatutos y se habló sobre el inventario de la colección.

La profesora María Cruz Morales Saro , la patrona que dirigió este trabajo, informó de que el inventario estaba «prácticamente completo, con sus fotografías y fichas, siguiendo el modelo oficial, realizados y clasificados».

Sobre el hallazgo del 'Aníbal' , que Urrea identificó en una primera visita a la Quinta en abril de 1993, Morales Saro dijo que «se considera una de las obras más valiosas e interesantes de la colección». Esos trabajos de inventariado completaban «amplísimamente el original inventario confeccionado por D. Juan de Selgas en el año 1924».

La ficha del cuadro de Goya del inventario de 1993 indica que la obra ya estaba ubicada en el tocador Luis XVI en 1924. Informaciones periodísticas y otras publicaciones académicas también localizaban el lienzo en la Quinta en los años 1914, 1931 y 1967. Ezequiel de Selgas lo adquirió en 1890 tras pagar 5.000 reales a Pedro Bosch sin saber que era de Goya.

Pese a estas evidencias, en una comunicación remitida el 22 de septiembre al Protectorado, Gregorio Peña dijo que Ezequiel Selgas destinó el Goya a su despacho personal y que, por tanto, «es un bien no adscrito a la Quinta». En otras comunicaciones remitidas a la Consejería de Cultura del Principad o a lo largo de los últimos meses, el presidente de la fundación llegó a defender que «muy pocas» de las obras pictóricas de los Selgas fueron colgadas en la Quinta, «y siempre con carácter temporal», además de negar la existencia de una colección.

En aquella reunión de 1994, en cambio, quiso que constara «en acta el agradecimiento» a Morales Saro y a sus dos colaboradoras por la «realización del inventario explendido [sic] y la labor de investigación desarrollada». El patronato fue informado de que el cuadro, «previo su aseguramiento en 600 millones de pesetas», había sido trasladado para su restauración al Museo del Prado, donde después fue exhibido en la exposición del Cuaderno de Italia.

Este acuerdo de préstamo, así como otro que pretendía poner en marcha una escuela de restauración, tendría, «conforme a los estatutos sociales» a Asturias como «última beneficiaria» por la «positiva» situación en que se conservaría el patrimonio artístico de la Quinta. Pasados casi treinta años, Peña sostuvo en junio que obras de la colección, como la 'Inmaculada' de El Greco que intentó vender a un museo húngaro, «no se pueden asociar al conjunto de La Quinta».