Hazte premium Hazte premium

La Academia Sueca expía en Roma su «noche oscura»

El Papa Francisco recibe en audiencia privada a los principales miembros de la institución que otorga el Nobel

La peregrinación al Vaticano siguió los pasos de la Reina Cristina, cuya tumba en la cripta de San Pedro visitaron

La delegación académica con el Papa, a final del pasado año ABC

Gaspar Cano

Antes de que la pandemia nos secuestrara a todos en casa; antes incluso de que la escandalosa crisis de la Academia sueca sacudiera sus cimientos, Jorge de Salas , amigo personal del Santo Padre afincado en Suecia, propuso a los miembros de la institución visitar al Papa Francisco en Roma. La afición del Papa por la literatura y su disposición por la conversación eran motivos suficientes para mover la primera ficha en el Arzobispado. La reacción de la Academia no pudo ser más entusiasta ; fue unánime. La entonces secretaria permanente, Sara Danius, se comprometió personalmente y todo se puso en marcha. Sin embargo, nadie podía imaginarse la virulencia de la tormenta que se cernía sobre la Academia en Estocolmo, ni la de un simple virus que iba a cambiar el mundo.

Transcurridos casi cuatro años desde entonces, el pasado 22 de noviembre, y tras cumplir escrupulosamente el protocolo vaticano, finalmente fueron diez los miembros de la Academia sueca a los que recibió en audiencia privada el Papa Francisco en Roma. Durante el discurso de salutación a Su Santidad, el director de turno de la Academia, Jesper Svenbro , poeta y especialista en la Grecia clásica, quiso, con una referencia a 'el alma aúlla', de Antonio Machado , poner de relieve la influencia que el poeta español y miembro de la Generación del 27, Rafael Alberti , había ejercido sobre los poetas suecos de su generación en general y sobre la obra del poeta sueco galardonado con el premio Nobel en 2011, Tomas Tranströmer , en particular. A continuación, Svenbro leyó el poema de Tranströmer 'Arcos romanos'. No serían, sin embargo, las únicas referencias a lo español en este viaje de la Academia sueca que atravesó Europa desde Estocolmo hasta Roma.

« Nuestra Academia ha pasado por un momento difícil y crítico , una verdadera 'noche oscura del alma'«, admitió Svenbro ante el Papa. «Según el mensaje espiritual de San Juan de la Cruz, también puede ser una bendición que propicie un futuro de fructífera renovación«, continuó. »Con esperanza y valentía, queremos seguir cumpliendo con nuestra tarea«, concluyó Jesper Svenbro para finalmente encomendarse al diálogo, el que ha sido el tema central de la audiencia con el Papa. Diálogo entre credo y cultura, entre ciencia y moral, entre luteranismo y catolicismo, pero, sobre todo, y tal y como exhortó el Papa Francisco a los académicos suecos, »diálogo que ayuda a la comunidad humana a avanzar y a crecer en la amistad social«.

«Estoy totalmente de acuerdo con su observación de que en tiempos de crisis cada pequeño paso que pueda acercar a los seres humanos es de suma importancia», respondió Francisco. «Juntos estamos llamados a promover la cultura del encuentro«. «¡Armemos a nuestros niños con las armas del diálogo!». «¡Enseñémosles a pelear la buena batalla de la cultura del encuentro!», concluyó el Papa.

Conmovido por la humanidad de los académicos suecos, el Papa Francisco departió con cada uno de los miembros de la delegación. Dos fueron los regalos que los académicos ofrecieron a Su Santidad. Una miniatura del cuadro que cuelga en el Museo Nacional de Suecia, 'Gustavo III atiende la Misa de Navidad en San Pedro de Roma en 1783', del artista Louis Jean Desprez que, como describe su título, representa el momento en el que el rey luterano asesinado en un baile de máscaras que inmortalizó la ópera de Giuseppe Verdi, aquel que fundó en 1786 la Academia sueca, atiende a la misa oficiada por el Papa Pio VI en Roma y un facsímil del valiosísimo, por inabarcable, tratado de Olaus Magnus, 'Historia de gentibus septentrionalibus' (Roma, 1555), la primera cosmografía dedicada exclusivamente al mundo escandinavo.

Finalizada la audiencia, los académicos suecos visitaron la cripta de los Papas, donde está enterrada la Reina Cristina de Suecia , que en 1655 abdicó bajo la protección del Rey de España, Felipe IV , para convertirse al catolicismo y que vivió y murió en Roma en 1689. Posteriormente, en la Biblioteca Vaticana todavía admirarían los académicos los documentos originales de la abdicación de la Reina Cristina, así como los originales de sus obras literarias escritas en francés. La Fundación Wallenberg financia y apoya, entre otras instituciones y fundaciones suecas, el trabajo de conservación y de difusión del patrimonio de la Biblioteca Vaticana.

Pero no es este el único legado de la inquieta reina sueca repartido por Europa. El grueso de la valiosa colección de escultura clásica de Cristina de Suecia fue adquirido tras su muerte por Felipe V, Rey de España, en pública subasta para ser expuesta en el Palacio de la Granja de San Ildefonso que el rey construía por aquel entonces y en donde, en parte, todavía puede admirarse hoy en día. También en el Prado.

Concluida la jornada, Jesper Svenbro debió de recordar lo que escribió en su libro ' Ljuset och rummet ' (La luz y la habitación), de 2004, «Roma sigue siendo una fuerza invisible que, sin que nos demos cuenta, da forma a nuestros pensamientos y acciones. Roma juega un papel tan importante en la forma en la que concebimos hoy los problemas de conciencia que difícilmente podemos permitirnos descuidarla«.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación