El espíritu de Charlie preside el Festival de Cómic de Angulema

La gran ciudad del sur oeste y los organizadores del Festival decidieron crear un premio «Charlie Hebdo». Su primera edición se otorgará el domingo a los grandes dibujantes asesinados, Charb, Cabu, Tignous y Wolinski, a título de homenaje. En el futuro, el galardón será concedido a autores del mundo entero que hayan destacado por su defensa activa de los valores fundamentales de la libertad de expresión.

En ese marco, un grupo de dibujantes, periodistas, editores, escritores e intelectuales han publicado un comunicado muy duro, criticando a la dirección del Festival, financiada por la sociedad «Sodastream», con sede social en Israel. A juicio de los críticos, la sociedad que financia el Festival de Angulema es «muy poco respetuosa con la libertad de expresión del pueblo palestino».

Esas críticas no van a paralizar un Festival que tiene cierta relevancia en el mundo artístico, económico y empresarial del cómic, aunque si pudiera influir en algunos de los debates previstos.

La alcaldía de Angulema ha dado el nombre de «Charlie Hebdo» a una plaza de la ciudad. El Festival ha programado una exposición especial montada con una selección de portadas del semanario satírico. Y por las calles de la ciudad se exponen muchos testimonios de solidaridad con las víctimas de la barbarie terrorista, con numerosas pancartas enarbolado el ya legendario «Yo soy Charlie». Un millar de dibujantes de Francia y muchos otros países expondrán una obra virtual, creada en homenaje a las víctimas de la barbarie.

Solidarios con sus colegas muertos, como dudarlo, los autores gráficos y literarios de cómics consideran igualmente indispensable montar varias mesas redondas para debatir de una crisis de fondo: entre los 1.400 autores de cómic franceses, apenas la mitad ganan el salario mínimo con su trabajo, unos 1.450 euros al mes.

El sábado, un día antes de la concesión de los premios del Festival, está prevista una gran manifestación gremial, con el fin de trasladar a la opinión pública la inquietud de los creadores ante el estado de crisis que viven los creadores de cómic, no solo en Francia.