Las 10 islas más bellas de Italia que fueron un día cárceles

Montecristo (Toscana)

Situada en el Mar Tirreno, la isla de Montecristo ( 10,39 km2) es más célebre por aparecer en la novela de Alejandro Dumas, «El Conde de Montecristo». Está considerada la joya del archipiélago toscano. El gobierno estableció una colonia penal desde el 1874 al 1884. Más tarde sirvió como islote de caza para la realeza italiana.

Las aguas de Montecristo son tan cristalinas e incontaminadas que la Unión Europea la catalogado como reserva biogenética. Ahora este islote es el hogar de un guardián solitario. Se permite la visita de 1.000 turistas al año y hay una larga lista de espera, que controla la guardia Forestal (Telf. 0039056640019).

Pantelleria (Sicilia)

Es de origen volcánico y se la conoce como la perla negra del Mediterráneo. El penal se estableció en época de los Borbones y se cerró con la caída del fascismo. Varios son sus atractivos: Cuenta con blancas viviendas antiguas de piedra en forma de cono, conocidas como dammusi.

El origen del dammuso se remonta al periodo de denominación árabe (CV – VII d. C.). En Pantelleria hay también aguas termales y géiseres. Para los amantes del vino, la isla produce el famoso Passito de Pantelleria, un vino dulce. La isla está más próxima de la costa tunecina que de la italiana, lo que le da un aire «exótico».

Capraia (Toscana)

También de origen volcánico, esta isla tuvo abierto un penal hasta el 1986. Ahora sus espeluznantes mazmorras están entre los lugares de interés para ser visitados. Capraia se centra en un turismo de naturaleza: Tiene un parque marino protegido, para hacer inmersiones, y numerosos recorridos de senderismo para quien prefiere las caminatas.

Santo Stefano (Lazio)

Situada en el mar Tirreno, entre Lazio y Campania, forma parte geográficamente de las islas Pontinas, un pequeño archipiélago a lo largo de la costa del golfo de Gaeta, uno de los lugares preferidos por los antiguos romanos para sus vacaciones.

La prisión se construyó en el centro de la isla, en la época de los Borbones, por Fernando IV, en 1794, y se utilizó hasta el 1965. Las ventanas de esta gigantesca fortaleza daban al interior del penal, para que los detenidos no pudieran mirar el paisaje. En un día claro se puede divisar el Vesubio.

Mussolini envió a este penal al que después llegaría a ser presidente de la República, el socialista Sandro Bertini. Hoy la isla está deshabitada y forma parte de un parque marino protegido. Se puede acceder a Santo Stefano con visitas guiadas que parten de la vecina isla de Ventotene.

Ventotene (Lazio)

En el dialecto local el nombre de Ventotene significa «donde sopla el viento». Forma parte, como Santo Stefano, de las islas Pontinas, situada entre Roma y Nápoles. Fue penal en tiempos de los romanos.

El detenido más famoso fue Claudia Ottavia, la mujer de Nerón. El emperador la encarceló con la falsa acusación de adulterio. Durante la dictadura fascista, Mussolini mandó a prisión a diversos opositores, entre ellos Altiero Spinelli, considerado como uno de los padres fundadores de la Unión Europea, por su influencia en la integración europea tras la Segunda Guerra Mundial.

Todavía se utiliza el antiguo puerto romano. El complejo penal se ha transformado casas de color rosa, amarillo y morado. La isla es particularmente apreciada para el buceo y como paraíso de observación de aves.

Asinara (Cerdeña)

Su penal, que fue cerrado en 1998, fue utilizado para la reclusión de miembros de las Brigadas Rojas. La isla fue declarada en el 2002 parque nacional, donde es posible observar más de 650 especies de animales. Hay incluso burros salvajes albinos, que pastan libremente. Varias son las atracciones de la isla: pesca, vela, equitación, paseos en bici y observación de aves.

Ponza (Lazio)

Por sus acantilados blancos y amarillos, Ponza es famosa por ser una de las islas más bellas del Mediterráneo. Mussolini estuvo encarcelado durante varias semanas, en 1943, en la Pensión Silva, que aún existe, convertida en un acogedor hotel frente al mar. Ponza es hoy una de las metas turísticas preferidas de los romanos. La isla se puede explorar en autobús local.

Gorgona (Toscana)

Es la única isla con prisión aún activa. Sus internos trabajan en viñedos y granjas, haciendo vino, queso, galletas y pasta. En la isla, cubierta de vegetación típicamente mediterránea, hay un pequeño pueblo de pescadores con 20 habitantes, una pequeña iglesia y un faro.

Merece la pena visitar una fortaleza con vistas espectaculares, así como el denominado «Santuario de los Cetáceos», lugar panorámico ideal para observar ballenas y delfines. Para visitar Gorgona hay que organizarse: admite 75 turistas al día.

Pianosa (Toscana)

La isla de Pianosa cuenta con una cárcel de máxima seguridad donde estuvieron detenidos diversos mafiosos, hasta que se cerró en 1998.

Favignana (Sicilia)

Favignana, famosa por sus grutas y rocas calcáreas, a su penal fueron enviados centenares de prisioneros tras la invasión de Libia por parte de Italia.

Todas estas islas son metas aconsejadas por la CNN. La televisión americana no tiene dudas: las islas más bellas de Italia son las excolonias penales.