la larga guerra del siglo xx. segunda guerra mundial (XXX)
La batalla por el Mediterráneo
Tarento, Matapán y la resistencia de Malta dieron la victoria a los británicos
El Mediterráneo, en relativa calma durante al comienzo de la contienda, vivió las escaramuzas iniciales con la entrada de Italia en la guerra en junio de 1940. Sin embargo, la primera operación de envergadura tuvo por protagonistas a los antiguos aliados: tras la caída de Francia y el establecimiento del régimen colaboracionista de Vichy, los británicos, temiendo que la flota francesa «caiga» en manos alemanas, lanzan la Operación Catapult. La Royal Navy arriba el 8 de julio de 1940 a la base de la Marine de Guerre en Mers el-Kebir planteando a las unidades allí presentes unirse a ellos o ser neutralizadas. El resultado fue la destrucción de la flota francesa.
La batalla por el Mediterráneo cuenta pues con dos actores principales por el momento. La Regia Marina, dotada de modernas y potentes unidades de superficie y una nada desdeñable flota de submarinos, y la Royal Navy, forzada al límite de sus recursos y con sus fuerzas divididas por todos los mares, dispersión que se acentuará tras la entrada en guerra del Japón.
A pesar de ello, los británicos toman la iniciativa en situación ventajosa: conocen parte de los planes del Eje merced a los datos interceptados por su máquina Ultra, tienen reserva de combustible de la que los italianos escasean y sus buques están dotados de radar, lo que influirá de manera clave en los combates, sobre todo nocturnos. Pero lo más importante es que la Regia Marina carece aviación naval y de suficiente coordinación con la aviación en tierra, en contraste con la Royal Navy, que puede alinear sus portaaviones y un efectivo apoyo desde sus bases en la zona.
El 11 de noviembre de 1940, aparatos del portaaviones «Illustrious» atacan por la noche a la flota italiana anclada en la base de Tarento. La operación es un éxito y servirá de modelo para el ataque japonés de Pearl Harbor . Cinco meses después, el 28 de marzo de 1941, en la batalla nocturna del cabo Matapán, la acción combinada de la aviación y la Royal Navy les otorgará a los británicos una victoria crucial. La marina italiana se verá forzada a una actitud defensiva durante el resto de la contienda y la flota británica es la «dueña» del Mare Nostrum.
La «Luftwaffe»
Con el trasfondo de las campañas en Libia y Egipto, seguirán desarrollándose los encuentros navales entre ambas flotas con resultados dispares, pero siempre con los británicos reteniendo la iniciativa. Sin embargo, con las operaciones en los Balcanes entra en escena un nuevo actor , la Luftwaffe, siempre efectiva en sus ataques, como pudo comprobar la Royal Navy en la evacuación de las tropas de la Commomwelth tras las derrotas en Grecia y Creta, pero sobre todo en la isla de Malta . Posesión británica en medio del Mediterráneo y entre las bases navales de Alejandría y Gibraltar, el control de la isla se convierte en un elemento crítico de la guerra en el Norte de África.
Malta es un inmenso «portaaviones» y base naval que protege los convoyes británicos por el Mediterráneo y que obstruye permanentemente las rutas de los suministros del Eje a Trípoli y Bengasi, principales bases del Afrika Korps. Desde 1940 hasta el final de la campaña de África en 1943, la isla será escenario de una continua batalla en la que la calidad de las fuerzas aéreas alemanas enviadas como refuerzo —X Fliegerkorps— estaría a punto de alterar la balanza de los combates, tanto en el intento de someter a la isla por medio de bombardeos como por impedir su abastecimiento.
La larga «batalla de los convoyes» (Operaciones Excess, Substance, Arpón, Pedestal...) alternó éxitos y fracasos, pero al final, tras los desembarcos aliados en Argel y Orán y posteriormente la derrota del Eje en Túnez, la amenaza sobre Malta quedó diluida y la batalla por el Mediterráneo definitivamente ganada.
MAS, VAS y los «Maiales»
En contraste con la falta de agresividad con la que se emplearon las unidades de superficie de la marina italiana, las fuerzas especiales agrupadas en torno a las flotillas de Motoscafo Anti Summergible (MAS), Vedetta Anti Summegible (VAS), y sobre todo las unidades de comandos de torpedos humanos, los Maiales (Cerdos), desplegaron una continua actividad y cosecharon sonoros éxitos como el hundimiento en Alejandría de dos acorazados en diciembre de 1941.
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