Manu Leguineche, el Marco Polo del periodismo
Fue testigo de los grandes acontecimientos del siglo XX y su labor profesional fue reconocida ampliamente
Manu Leguineche, el Marco Polo del periodismo
Era el Marco Polo del periodismo. Manu Leguineche, fallecido este miércoles , viajó, cubrió y vivió a través de los grandes acontecimientos del siglo XX: la guerra de Vietnam, la caída del muro de Berlín o la de Somoza en Nicaragua, la guerra entre India ... y Pakistán, el Líbano o el derrocamiento de Allende en Chile. [ Vea aquí sus imágenes ]
Manu (Arrazua, Vizcaya, 1941), como era llamado por todos, comenzó en el periodismo muy joven. Con tan sólo 17 años se plantó en la redacción de «El Norte de Castilla», acompañado de su padre, y encontrando en ella a un maestro: Miguel Delibes. Sus compañeros fueron Francisco Umbral o César Alonso de los Ríos.
«Te hiciste lectura indispensable para todos. Te convertiste en un creador original que no hacía libros de ficción, ni de guerras, sino de crónicas creativas y humanas de hombres que no se entendían entre sí porque nadie les había enseñado otra cosa», escribió Delibes tiempo después sobre Leguineche.
Aunque cursó estudios de Derecho y Filosofía, ya a los 18 años, comenzó a viajar por el mundo. Fruto de su vocación, y como parte de su extenso anecdotario, un año después Leguineche cogía un barco en Alicante y en unas horas se plantaba en Argelia, sin ni siquiera avisar a sus padres, para cubrir la guerra.
Y desde entonces prácticamente no paró. A los 23 años comenzó en el diario «Madrid» como corresponsal. Fundó las agencias de noticias Colpisa, de la que fue director doce años, así como Fax Press. También, en 1983, participó en la creación de la agencia LID (Línea Independiente para Diarios).
Fue enviado especial de «Informe Semanal» y en 1989, durante un año, dirigió y presentó en TVE el informativo «En portada». Se convirtió en uno de los corresponsales más destacados en los años 70 y los 80. Escribió con regularidad para 41 periódicos, entre ellos, «El Correo Español», «El Norte de Castilla», «El Heraldo de Aragón». Poco amigo de publicidades y poltronas, rechazó la dirección de informativos que le ofreció Pilar Miró.
De sus años de corresponsal de guerra, Arturo Pérez Reverte recordaría en «Territorio Comanche» a Manu «tecleando en la Olivetti en la terraza del Continental, con el Vietcong a tiro de piedra». O alojado en el hotel International —aunque el resto de los periodistas españoles estaban en el Explanade— durante la guerra de los Balcanes...«porque siempre iba tieso».
Premios
Su intachable trayectoria profesional le trajo también el reconocimiento, aunque nunca perdió la humildad ni la calidez que le caracterizaban. «El periodista es gente que le cuenta a la gente lo que le pasa a la gente», defendía Leguineche, a la vez que criticaba que con las nuevas tecnologías el periodismo se estaba volviendo frío.
Ganó el premio Luca de Tena, que otorga ABC, en 2009, pero antes también había ganado el Premio Nacional de Periodismo (1980), el Cirilo Rodríguez (1984), el Julio Camba (1991), el Ortega y Gasset (1991) o la Medalla de la Orden al Mérito Constitucional (1997).
Su delicada salud en los últimos años le llevó a frenar el ritmo y a quedarse en Brihuega (Guadalajara). Pero desde allí seguía observando. «Comparado con el nuestro, al periodismo de hoy probablemente le falta ilusión, hace falta creer en este oficio firmemente», dijo. Manu sigue siendo una referencia para las nuevas generaciones.
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