Acosta de la SGAE
El presidente hereda muy serios problemas y el fantasma de una escisión
Acosta de la SGAE
Los editores volvieron a decantar ayer en la SGAE la mayoría hacia el candidato del colegio audiovisual al conceder sus 8 votos a José Luis Acosta en una votación (20 contra los 16 de Sastrón y 2 abstenciones) que impone al nuevo presidente el objetivo ... urgente de alcanzar un consenso mayor. El mapa de la SGAE sigue pintando una falla cada día más difícil de allanar entre los músicos y el resto, cuyo horizonte es también una encrucijada: o la profesionalización o la escisión en la entidad, de la que ya algunos hablan. La primera supondría construir una estructura técnica de gestión fuerte y blindada ante los vaivenes, políticas y otros personalismos. La segunda, siguiendo el modelo francés, que los titulares de esos ámbitos indisolubles renuncien a las tensiones que surgen de mezclar repartos difíciles de comparar y defender al unísono.
La operación Saga, la nueva LPI y la caída del mercado son serios problemas que comprometen el pulso de esta entidad, en grave crisis desde hace dos años y con el horizonte ensombrecido. Probablemente, el divorcio de los editores musicales con «sus» músicos -a quienes editan, con quienes comparten intereses- no traerá estabilidad. Acosta ha renunciado al presidencialismo y solo por eso la SGAE está mejor con él que con Reixa. Pero no está bien. Si los autores no encuentran su lugar en la sociedad, persistirá el malestar de la cultura. ¿Y quién gana con ello?
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