Miguel Noguera: «Tener que hacerte reír para mí es una condena»
De él se ha dicho que ha innovado en el negocio de la risa, que ha abierto nuevos caminos formales con su singularísimo «Ultrashow», que incluso es un genio
Miguel Noguera: «Tener que hacerte reír para mí es una condena»
De Miguel Noguera (Las Palmas de Gran Canaria, 1979) se ha dicho que ha innovado en el campo del monólogo, que ha abierto nuevos caminos formales con su singularísmo «Ultrashow» y que incluso es un genio. También que no tiene gracia alguna, aunque parece ... que las pasiones encontradas y acaloradas (es un decir) ya quedaron atrás. Él, por su parte, se sale por la tangente y ni se considera humorista. Su mirada es meticulosa, poética, compleja, retorcida y surrealista de puro análisis, a lo Kafka. Su propuesta, tremenda y sencilla; desconcierta en ocasiones al novato. El «Ultrashow» viene a ser Noguera encima del escenario explicando un montón de ideas inconexas al público. Además tiene tres libros publicados, ha participado en un par de películas ( «Extraterrestre» , de Nacho Vigalondo; y «Mi loco Erasmus», de Carlo Padial) y le encuadran dentro del «Posthumor», una estilo que no busca generar tanto la carcajada como sí la incomodidad o la estupefacción, aunque en las actuaciones de Noguera la gente se ría de lo lindo. ABC ha charlado largamente con el «ultrashowman» tras abarrotar la noche anterior el malasañero teatro Alfil.
Al terminar tu «Ultrashow» de ayer, un joven exclamó, en referencia a ti: «Está muy loco»
Era su conclusión, ¿no? (risas)
Sí, se lo dijo a otro chico que asintió (risas)
Si tuviera que hablar con él igual algunas proyecciones o apreciaciones que él tiene sobre mí me parecerían erróneas, «tú eres de estar todo el día… tú eres una persona muy desatada, muy loca»… Y todo lo contrario. Mucha gente lo ve por ahí y consideran que es un gran delirio, una locura, que no saben como se articula aquello y tampoco me parece tan incorrecto. Pues sí, mi causa juega un poco a eso, tampoco voy a decir yo que eso está mal.
¿La pulsión artística de expresar algo, aunque el Ultrashow no hubiese cuajado, habría aparecido de otras maneras?
Yo estudié Bellas Artes y siempre ha habido en mí esta actividad como de intentar formalizar algo, eso siempre estaría, hubiera pasado lo que hubiera pasado. Finalmente hubiera acabado en el sector servicios haciendo un trabajo sencillo, y la única forma de dotar de sentido a mi existencia, o de destacarme del resto, de decir: esto es mío, esto es lo que me diferencia del resto, es mi mensaje... hubiera sido algún tipo de producción. Creo que esto empezó a funcionar cuando a través de una amigo conocí a los Vengamonjas que ya entré en un ámbito más joven, más relacionado con el humor, cuando yo salí de la esfera ésta artística, del arte contemporáneo, a un terreno más humorístico, comedia, internet, etc.
¿Siempre fueron actuaciones humorísticas o a partir de ese momento del que habla desarrolló más esta vía?
Supongo que lo haces sin querer. Ya de por sí (los «Ultrashows») eran humorísticos. La forma de actuar siempre ha sido bufonesca y eso no se puede negar. Ahora intentó que el ritmo no decaiga, antes me daba un poco igual. Antes era más fluctuante y había cierta indiferencia a cómo pudiese ir.
Estuve en un «Go, Ibiza, Go» (el espectáculo de sus amigos, Los Pioneros del S.XXI) y precisamente parecía que se autoboicoteaban gustosamente el ritmo de la actuación.
Todo viene de cuál es tu interés último, qué sentido le ves a eso. A mí me interesa que el material que yo transmito llegue de alguna forma. Podría jugar al extrañamiento… El tema, en el fondo, es que sea sencillo y directo. A mí me funciona mejor así. Empezar a oscurecerlo y poetizarlo, con ideas que no sé ni muy bien yo… Siendo minoritario ahora, lo sería más.
¿Te sigue estresando, como he leído alguna vez, que esta situación que ha alcanzado cambie?
A mí me sigue estresando igual, aunque tampoco tiene sentido vivir angustiado, pero sí soy muy de pensar de que va a terminarse… al menos de contemplar esa posibilidad. No tengo otro medio de vida que me guste.
¿Rebajaría su propuesta para acceder a más gente?
«Un monólogo al uso es algo ajeno, no sabría ni por dónde empezar»Para mí, por ejemplo, un monologo al uso es algo ajeno que no sé hacer, no sabría ni por dónde empezar. Igual te refieres a que estos contenidos que tengo los adapte a un tipo de formato al uso para entrar en un circuito de cómicos que van en pack, que los meten en cualquier farra, con una gente que te va moviendo,... Pero sinceramente para mí sería desagradable, porque no me identifico con eso. Se puede decir que estoy cerca de eso, pero no.
Ahora vamos a retrotraernos a la infancia en Mallorca. ¿Qué tal era como estudiante?
Era bastante responsable. Cumplidor. No era brillante, porque no era muy, muy inteligente, aunque sacaba buenas notas. Las sacaba más bien por aniñado. El distanciamiento adolescente me llego muy tarde y en el último trimestre de COU me cayeron cuatro, que era como impensable. Es verdad que cogí ciencias. De repente hubo allí una pequeña crisis, me dejé una asignatura, física, a la que no le dediqué ningún esfuerzo, era una decisión inédita en mi vida… Me sorprende hasta ahora (risas), me parece un escándalo haber decidido eso. Era una cuestión de «no quiero hacer esto», me daba cierto poder personal. Yo era muy acobardado, por eso me sorprende ahora haber tomado esa decisión, para mí fue liberador dejar de lado física.
Ha dicho que no se considera muy inteligente.
Es un campo muy abstracto. Soy muy despistado, hay muchos terrenos en los que no soy muy hábil. En el terreno lógico, de calcular cosas,… Creo que es una cuestión emocional, no creo que se pueda medir todo tan claramente.
Pero esos giros que hace son muy agudos.
Ya, sí, bah. Es casi más una cuestión de carácter, no tiene que ver con la capacidad mental. Es darte permiso para entrar en determinado terreno, para que ocurran en ti determinados pensamientos o asociaciones. Permitírtelo y disfrutarlo, más que de creatividad o ingenio. De hecho, la mayoría de ideas no surgen de un golpe de ingenio, es como un fogonazo de algo muy concreto que ocurre en el entorno y yo me permito usar eso como material bruto.
En tu producción de ideas, ¿deja sin terminar algunas, llega a muchos callejones sin salida?
«Mi carácter es depresivo... pero disfruto de él»Sí, claro, eso le pasa a todo el mundo que crea cosas. Hay momentos de crisis y yo soy particularmente depresivo... No que tenga depresión clínica, sino que mi carácter es depresivo, muy de no tener interés en hacer cosas, permanecer en un estado como aletargado de fuerzas. Pero yo disfruto de él; lo que me peocupa es cuando tengo que hacer algo y no lo hago. Y cuando me preocupa algo, me preocupa demasiado. Por eso procuro no tener muchos compromisos. Pero yo soy feliz con el carácter éste, pero bueno... El hecho es que hay días, hay fases, en que todo esto se presenta como una cáscara vacía, que no conecto con el juego, que... Al final esto es una conquista que has hecho tú, donde pones las reglas y esto es lo que vendes. Todo lo articula una cuestión de alegría: este tío está muy feliz porque ha encontrado esto.
¿Le costó subir al escenario al principio por timidez?
Como persona soy tímido, me da bastante palo que me vean como persona, hay una especie de vergüenza, de culpa extraña... Pero no en el escenario, porque no me considero yo.
¿Culpa?
Suelo tener, por ejemplo, ante la clase obrera, yo no puedo evitarlo. Ante el pueblo yo sé que soy un privilegiado y no puedo evitar... hay eso. Ante gente que se ve obligada a trabajar ocho horas en algo que no le gusta, hay cierta vergüenza.
¿Y cuando trabajabas de teleoperador o camarero veía a los artistas como privilegiados?
No, no, porque por mucho que haya tenido que trabajar, nunca me identificado con eso.
Entonces, ¿se sentía un privilegiado respecto a sus propios compañeros?
No, no, (Risas) pero siempre había una diferencia que era un poco hiriente, porque había otra mirada... Soy consciente que es por haber estado en contacto con dinámicas que no son las de esa clase. También me crié con mi madre solo y siempre he vivido como aparte... Pero yo que sé... O sea, por un lado, como persona, tengo un lado como no orgulloso, impositivo, avergonzado, tímido y hasta culposo, y luego en el escenario todo eso desaparece. Aunque si estuviese ante un público que no es el del «Ultrashow», sino el que está demandando la risa de toda la vida, y empezará con mis mierdas y me dijeran como: «Bah, es un moderno de estos... Un intelectual que me está vendiendo humo», me sentiría muy mal. Sería algo como: «Sí, tenéis razón, esto no es para vosotros. Lo habéis captado y no es para vosotros».
¿Qué le parece el concepto de «humor inteligente?
Se acuñó como para diferenciar... ¡cuidado! que aquí hay que tener un mirada especial y diferente de la del humor de trazo grueso. Es muy de crítico, decir: «Bueno, esto al fin y al cabo es humor inteligente, porque no nos engañemos aquí hay que ser un poco más vivo que el tío que va a por el humor del tartazo en la cara». Además, al fin y al cabo, la tarta en la cara está fuera, ahora es humor inteligente (risas).
Lo del pelotazo en la entrepierna...
El pelotazo en la entrepierna, que a mí me hace gracia, ya se hacía en las fiestas medievales y, según como se haga, puede hacer mucha gracia. Al final lo del humor inteligente es un separador, lo puedes usar en cualquier nivel. Para otro puede ser muy estúpido, pero sí al otro le parece «humor inteligente» y le alegra decir eso, está bien. Pero es un tipo de persona. Y a otros les puede gustar ir contra ella. Yo no suelo valorar etiquetas.
¿Y la del posthumor en la que le encuadran?
Sí, yo no es que esté en contra de eso. Es un término para definir una escena; entiendo porque surge, por la necesidad de aunar diferentes referentes e intentar buscar algún tipo de vínculo entre ellos. Jordi Costa, en su libro «Una risa nueva» y determinados artículos de él van en la línea de definir qué es eso. En mí hay una cuestión muy formal. No hay un discurso que englobe sentimientos y opiniones sobre el mundo. No hay una cuestión de decir: «El mundo es una mierda». Por ejemplo, en los Pioneros del s.XXI hay más militancia, hay un pensamientos, hay una especie de juicio,... Por eso creo que puede venir cualquiera a mí espectáculo porque no hay un contenido. Lo del escándalo ya parto de ahí, a mí me da igual completamente. Pero el núcleo de lo que yo hago es una cuestión de forma.
¿Cómo consumidor también se centras en la forma?
Pues no sé, puede. Me gusta la pintura gótica e incluso la música polifónica de esa época y no saco nada de eso en realidad. Quizá debería estar leyendo a según que autores; he leído alguno. O cine: no consumo mucho cine moderno. De hecho, casi no consumo cine, me gustaría ver más. Me gusta más Bergman, por ejemplo, que tener que pensar en ir a ver una peli moderna de problemática jodida. No estoy pendiente de lo que va saliendo, estoy muy apartado. No soy muy consciente del entorno cultural ni estoy muy comprometido con él. Me siento un poco culpable, debería mapear mejor e interesarme más.
¿Se sigue sin considerar humorista?
«A mí la comedia, de entrada, no me atrae»Siempre está ahí esa discusión. Evidentemente el espectáculo que hago es humorístico: actúo de forma bufonesca, cómica, teatral, me pongo en evidencia, hago inflexiones de voz... Pero intento desligarme del oficio del humor, de este campo, porque no es algo que me atraiga. A mí la comedia, de entrada, no me atrae. No veo comedias. Me atrae algo terrorífico, algo más siniestro, me atrae más la filosofía... Puedo ver cosas que me parezcan graciosas, pero no me siento identificado con la figura de aquel que viene a hacerte reír. Tener que yo hacerte reír a ti para mí es una condena. Yo soy el artesano de la risa y yo vengo a haceros reír... Quizá yo haga lo mismo. La gente igual viene a ver al tío como delira... Pero yo no puedo partir de ahí, no me identifico con esa posición. Hazme reír...
Lo de que pidan al cómico un chiste por la calle...
Eso es un clásico de los humoristas, que no les gusta nada. Está lo de Louis C.K. y David Lynch...
¿Le gusta Louis C.K.?
Sí, está bien, está muy bien... mola mucho, son muy carismáticos. Lo veo, lo entiendo, me parece bien. Pero no son referentes. Si no lo hubiera conocido no hubiera cambiado nada en mí. De hecho, lo conozco desde hace poco. Está bien, veo puntos en común, pero bueno... eso.
Ver comentarios