«Reencontrarnos con algo tan íntimo y delicado como un beso no es una tarea sencilla»

La semana pasada hablábamos de los proyectos fotográficos más originales y ahora hemos tenido la oportunidad de hablar con el responsable de uno de ellos, Ignacio Lehmann, que nos cuenta todo sobre su «100 World Kisses».

«Los besos no son producidos ni programados. Son besos callejeros que voy encontrando mientras camino y me pierdo por la ciudad. Hay besos de todo tipo : parejas, hermanas, amigos, padres a hijos e inclusive gente que besa a su mascota. Los lugares donde tomo las fotos también son muy diversos, puede ser en el museo Moma de Nueva York, en la Torre Eiffel de París, en un callejón de Londres, en una plaza, en el metro, en un bar o en cualquier otro lugar. Hay besos de todo tipo: de luna de miel, de despedida, primeros besos, besos apasionados y muchos más. Es un proyecto muy orgánico en ese sentido. Así nació, de una forma muy natural, como un impulso de mi cuerpo ». De este modo describe Lehmann cómo empezó todo.

Con esta idea viaja por el mundo y sus ciudades y en cada una de ellas permanece hasta que toma las fotografías que plasmen 100 besos: «Fotografiarlos puede ser muy complicado. Hay varias barreras que sortear en cada nueva ciudad. Lleva su tiempo descubrirlas y adaptarse a ellas para poder cumplir la misión de fotografiar los 100 besos», asegura, a la vez que cuenta cómo le resulta difícil quedarse sólo con una ciudad.

«Barcelona es especial, sus calles se prestan enseguida al romanticismo»«Hay mucho para analizar y contar acerca de los besos según la región. Es que cambia todo , el paisaje, las calles, el clima, la cultura, el idioma, las costumbres, todo. Es un gran desafío fotografiar alto tan íntimo y delicado como lo es un beso en la calle. No es una tarea sencilla, todo lo contrario. Es realmente complicado esta misión de fotografiar 100 besos en cada ciudad. Por ejemplo en New York están más acostumbrados a la fotografía callejera , en cambio en México no tanto. Uno no ve tantas cámaras en la calle en la capital mexicana. París es imponente, pero es muy difícil abordar a la gente . Berlín está viviendo un momento artístico muy pujante y se nota. Londres es más fría y distante. En Buenos Aires hay que saber por dónde ir. Barcelona es especial, las calles y sus esquinas se prestan enseguida al romanticismo. Hay mucho que decir y contar. Diferencias y similitudes. Porque un beso no deja de ser un beso. No importa donde sea», asegura.

Pero, ¿cómo los elige? Simplemente se deja llevar: «A diario florecen distintas emociones en mí que me sensibilizan y van marcando mis pasos en esa ciudad. Esos mismos pasos van construyendo cada álbum de 100 besos».

«Si hay un beso, hay una historia que contar»Por otro lado, la mayoría de sus besos son «cazados» en el momento aunque ante una situación determinada, no duda en acercarse y hablar con sus protagonistas: «Además de hacer fotos, a mí me gusta mucho escribir. Y escribo algunos textos o poemas que agrego a las fotos de besos que subo a mi página de Facebook . Me gusta contar la historia que hay detrás del beso. Si hay un beso, hay una historia que contar. Las reacciones de la gente en líneas generales son de 'muy buena onda'. Tengo miles de seguidores en todo el mundo y cientos de invitaciones de la misma gente que sigue el proyecto y quiere que vaya a cazar besos a su país».

Por último, preguntamos a Lehmann cuál cree que es el papel de la fotografía en la actualidad: «Creo que en ella encontramos un espacio de expresión sensible y hermoso . Tenemos un lugar allí para imaginar, soñar y dialogar en voz baja. En paz, con amor y armonía. Eso es lo que busca este proyecto . Ya son miles de personas las que identifican en estos besos un mensaje de amor y paz mundial. Eso es hermoso. Reencontrarnos con algo tan íntimo y delicado como es un beso no es una tarea sencilla», concluye despidiéndose con un rotundo «voy por más besos».