La guitarra que descubrió al jazz las sonoridades del flamenco
Paco de Lucía compartió fascinantes experiencias musicales con el jazz
LUIS MARTÍN
En su número de diciembre del pasado año, la publicación francesa «Jazz-Man Magazine» calificaba como concierto más destacado del año el ofrecido por Paco de Lucía y el pianista estadounidense Chick Corea en la jornada de clausura de la última edición del Festival de ... Jazz de Vitoria. La importancia de esta clasificación sugiere una variada gama de impresiones que ahora, en estas notas urgentes, pueden reducirse esencialmente a una: la relación entre el guitarrista y el jazz no era precisamente primeriza, ni tampoco accidental o superficial.
A poco que se rebusque, la memoria suministra inmediatamente imágenes de aquel jovencísimo Paco de Lucía reclamado por el saxofonista navarro Pedro Iturralde para grabar en el año 1967 los dos volúmenes de «Flamenco-Jazz». En la siguiente década, fue el también guitarrista Al Di Meola quien demandó los servicios de Paco de Lucía para aparecer en su álbum «Elegant gypsy», y, en breve, se produciría igualmente el primer encuentro entre Paco y Chick Corea. Y no fueron estos los únicos contactos que, en aquellos años, tuvo el músico de Algeciras con intérpretes alejados del flamenco. Sin ir más lejos, Carlos Santana compartió escenario con él, mediada la década, en la plaza de toros de Las Arenas, en Barcelona.
Será preciso aguardar, no obstante, a que lleguen los años 80 para que el arte de Paco de Lucía sea difundido a los cuatro puntos cardinales del planeta. La responsabilidad la tuvo el ayuntamiento conseguido con las guitarras aventureras de John McLaughlin y Larry Coryell, trío de jazz del que, en breve, desertaría el último, siendo cubierta su baja por Al Di Meola. El grupo se embarcó en varias giras por todo el mundo y su trabajo ha quedado documentado en tres álbumes: «Friday Night in San Francisco» (1980), «Passion, Grace and Fire» (1983) y «The Guitar Trio» (1996).
Nuevos enfoques
Poco antes, el cantante Pedro Ruy Blas −que había creado el grupo de jazz-rock Dolores− aconsejaba a Paco de Lucía que integrase en su grupo al saxofonista y flautista Jorge Pardo. Con él llegaron también el percusionista Rubem Dantas y el bajista eléctrico Carles Benavent. Aquel fue el estreno del Sexteto de Paco de Lucía, formación que completaban, en guitarra y cante, Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, hermanos ambos del artista.
De entonces acá, laureado por las instituciones, Paco de Lucía no dejó jamás de suministrar nuevos enfoques a su música, por lo que se puede concluir que la voz «jazz» fue siempre de uso corriente en él. En años recientes, el músico había frecuentado compañías tan exquisitas como la de Wynton Marsalis en su «Vitoria Suite», y sus aportaciones a algún antiguo disco de John McLaughlin y a otro más reciente de Carles Benavent son dignas también de mención especial. No obstante, solo por la cercanía en el tiempo, queda muy viva en la memoria –y es preciso volver a Vitoria– su actuación el pasado año junto a Chick Corea, y la aparición de su emblemático «Entre dos aguas» en la banda sonora de la película «Vicky Cristina Barcelona», dirigida por Woody Allen.
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