Gastronomía
El flamenquín, cordobés pero de Bujalance
Un estudio sitúa el primer plato local por antonomasia en el Alto Guadalquivir

Que sí, que el flamenquín, es cordobés. Esto es indiscutible. Pero, ¿saben cual fue su origen?.
Dice la historia que el primer flamenquín se degustó en la localidad de Bujalance, como afirma un estudio realizado por Alejandro Ibáñez, gastroarqueólogo de la Universidad de Córdoba, teniendo su origen en los primeros cristianos, que habitaban la localidad.
No en vano, el cerdo fue un manjar extendido por los romanos, que se asentaron entre el mundo ibérico y el Guadalquivir, como demuestra la arqueología de varios asentamientos. Se trata de un plato histórico e inteligente, por sus propiedades alimenticias, que aporta la carne fresca, la curada, el pan, el huevo y el aceite de oliva.
Y en Bujalance, así lo reconocen, orgullosos, su gente y restauradores. Como hizo Francisca de la Rosa, durante más de 50 años en el restaurante El Tomate, y continúa ahora, su hijo, Alfonso Tello de la Rosa. En esta casa, lo elaboran como siempre: filete de cerdo, enrollado sobre jamón serrano y tocino, empanado, y frito en aceite de oliva virgen extra, presentándose con guarnición, ensaladas o salsas al gusto.
Y es verdad, que este plato, «se hace de muchas maneras en Córdoba, con gambas, huevo duro, pero la receta tradicional es inmejorable», aseguró encantada Francisca.
¿Y su nombre?. Se cree que el nombre de flamenquín, se deba por lo tieso y aflamencado que quedaba su apariencia. En este sentido, es singular la tradición y el seguimiento que Bujalance profesa a este arte.
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