El negocio de la guerra
MIGUEL ÁNGEL DE ABAJO
La acción de «Madre Coraje» se sitúa durante la Guerra de los Treinta años del siglo XVII. Ello permite al autor la excusa de hacer una traslación de los hechos al conflictivo y belicista siglo XX. La obra se estrenó en 1941, durante la Segunda ... Guerra Mundial. El texto denuncia la guerra, sus intereses económicos, la miseria que provoca, la dehumanización. La puesta en escena y dramaturgia de Ricardo Iniesta acentúan la actualidad del tema, mostrando la vigencia de los conflictos y sus motivaciones económicas, algo que, en realidad, no es nada nuevo. Ya lo dejó bien claro Aristófanes hace más de 2.000 años en «La paz».
Como es habitual, en los montajes que dirige Iniesta, se extrae mucho partido de pocos recursos, se logran muchos matices. Aunque, eso sí, con ensayo y experimentación. Los actores se multiplican en varios personajes, consiguiendo registros ricos y variados. La acción fluye con un contrastado sentido del ritmo, de manera torrencial, cuando se requiere, o remansándose, casi estancándose, en otros momentos. Los intérpretes ofrecen un ejercicio de versatilidad y riqueza técnica, lo cual se demuestra en un muy buen uso de la voz, la palabra, el canto, la expresión corporal, las emociones e intenciones. Recursos siempre cuidados en las producciones de Iniesta y que no defraudan.
La estética es descarnada, sombría, con un colorido monocromo, sucio, como conviene a la dureza grotesca de la interpretación. Los recursos escenográficos, así como la utilería (Sergio Bellido) actúan con gran sentido de la teatralidad, sugiriendo espacios, tiempos y hechos. Lo mismo ocurre con las luces (Alejandro Conesa), volumétricas, duras en cenitales y contrastes. El sonido (Emilio Morales) adquiere ecos sobrecogedores. El vestuario (Carmen de Giles) muestra hacia fuera el desgarro de la historia, la ruina de los personajes.
Atalaya es una de las mejores compañías que pueden verse en los teatros españoles. Premio Nacional del Teatro 2008. Aunque este espectáculo está en la línea de los anteriores —lo cual no es rutina, sino estilo— la manera de hacer de esta empresa, cuando dirige Ricardo Iniesta, siempre compensa pues transmite amor y respeto al teatro como arte y como artesanía. El aplauso fue largo y potente, aunque el teatro no se llenó. Al salir, el público se preguntaba ¿para cuándo en Córdoba «La Celestina» de Atalaya?
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