El Córdoba pide a gritos el fin de la Liga (2-1)

Recreativo y Córdoba son dos clubes con un entorno bastante convulso y viciado en las últimas temporadas y eso está creando un peligroso desapego con sus aficiones. Andan lejos de la zona alta de la categoría de plata y con muchas dudas en sus proyectos deportivos. En los onubenses Sergi no ha convencido a nadie en la campaña de su debut y en los blanquiverdes los números de Juan Eduardo Esnáider invitan a pensar en un futuro no demasiado halagüeño. En Huelva no cambió de sistema de juego y apenas si realizó probaturas respecto a lo visto en los anteriores encuentros. Cosechó su cuarta derrota en siete jornadas en el cargo y su equipo mostró falta de contundencia y criterio en todas sus líneas. No está mejorando a Rafael Berges y tiene contrato en vigor. Aunque en el fútbol, y más en el Córdoba, nunca se sabe...

De inicio Sergi introdujo cinco novedades en su alineación respecto a la jornada anterior, con la entrada de Ruben, meta de la cantera que debutaba, Morcillo, Puigdollers, Alexander y Jonathan Valle en detrimento de Cabrero, Zamora, Montoro, Arana y Berrocal. Un equipo casi nuevo, muy anárquico y sin líderes, que sólo se llevó el triunfo por la indolencia del Córdoba, que también está pidiendo a gritos que lleve el final de una decepcionante campaña. Por su parte, Esnáider realizó dos cambios después de las pasadas tablas con el Huesca, supliendo Pauliño y Joselu las ausencias de los sancionados Fede Vico y López Silva en las bandas. Ninguno de los dos aportó aire fresco en ataque y el brasileño, que debutaba como titular tras su llegada en el mercado invernal, se perdió entre regates.

La primera media hora fue del Decano, que le dejó la posesión del balón al Córdoba para tratar de sorprenderle con velocidad a la contra. Los blanquiverdes cayeron en la trampa. Llevan toda la temporada con el error de concederles demasiados espacios entre líneas a los rivales y el Recre también supo explotar esa deficiencia. Así, tras los avisos de Chuli y Jonathan Valle llegó el 1-0, obra de Alexander en el minuto 18 tras uno de los enésimos regalos de la zaga del Córdoba. Todo apuntaba a que al descanso se podía llegar con todo visto para sentencia, pero los locales se aburguesaron y los blanquiverdes lograron las tablas merced a un excelente disparo lejano de López Garai que se topó con el poste y la espalda de Rubén antes de entrar en la red. Antes del sexto gol liguero del pivote, el meta local le había hecho una buena parada a Xisco, y poco después el Córdoba protestó un posible penalti por manos de Morcillo dentro del área.

Sin tensión

Si la primera parte estuvo carente de ritmo, la segunda fue para echarse a dormir. Quitando el gol, que llegó ya en el último suspiro, ninguno de los dos equipos tiró a puerta y todo se redujo a un carrusel de cambios por parte de los técnicos. El derbi parecía un entrenamiento con público y el Córdoba no apretó para llevarse los tres puntos pese a que el Recre sufrió las lesiones de Fernando Vega y Jonathan Valle y pese a que Sergi enfadó a sus aficionados mandando a Chuli al banquillo en el minuto 53. Esnáider puso en el campo a algunos de sus mejores futbolistas, casos de Dubarbier, Pedro y Rennella, pero todo fue mucho ruido y pocas nueces, ya que nunca inquietó con serio peligro el marco onubense.

Fuentes se incrustó en el centro de la zaga junto a Alberto Aguilar y estuvo igual de dubitativo que Armando. Con una defensa tan blanda es muy difícil aspirar al ascenso. Esa es una de las enseñanzas que le debe aportar este final de Liga a Esnáider para corregirlo con vistas al próximo ejercicio. Al Córdoba le faltó en Huelva el carácter que tenía su entrenador en su época de jugador y encima ni siquiera se llevó el punto que ambos equipos parecían estar buscando desde el pitido inicial, ya que en el último minuto una asistencia de Dimas dejó solo a Alexander ante Alberto García. El argentino no desaprovechó el enésimo regalo blanquiverde y selló la permanencia para el Recre.

Esnáider tiene mucho que trabajar, corregir y reflexionar para levantar la ilusión y el ánimo de un conjunto que ya lleva muchas semanas seguidas con la mente puesta en otras cosas. Por suerte, sólo le quedan dos partidos para el trámite de una temporada que se apagó hace mucho tiempo. Por eso, pide a gritos su final.