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Tus hijos no saben reaccionar ante el ‘grooming’. Y tú, ¿estás preparado?

El 74% de los jóvenes de entre 9 y 18 años ha interactuado en alguna ocasión con un desconocido en la red. Te explicamos cómo prevenir una situación de ciberacoso sexual

Ana López-Varela

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Usan su smartphone para comunicarse con los amigos, atender a la logística familiar, hacer las tareas escolares o buscar recomendaciones sobre sus aficiones, compartir fotos y vídeos, escuchar música, comprar artículos de moda, jugar online… La naturalidad con la que los menores utilizan las redes sociales y las nuevas tecnologías hace que muchos de ellos no sean conscientes de los peligros que entraña internet. Sirva como ejemplo un estudio reciente elaborado por la asociación chicos.net que asegura que el 74% de los jóvenes de entre 9 y 18 años ha interactuado en alguna ocasión con un desconocido que le ha demandado información íntima o incluso un encuentro físico. De los encuestados, más del 49% de los menores considera que no es peligroso chatear con extraños. Pero se equivocan. Y mucho.

El grooming es un delito cada vez más extendido. Dicho término (en castellano, engaño pederasta) define el comportamiento por el cual un adulto se gana la confianza de un menor a través de internet para, posteriormente, conseguir una satisfacción sexual mediante imágenes pornográficas, pudiendo llegar a citarse personalmente con la víctima para consumar el abuso sexual. De hecho, el 38% de los adolescentes se ha visto con un desconocido con el que contactó de forma online, según datos del estudio Kids Online de UNICEF.

Todo empieza con un like en Instagram o Facebook de alguien que no conocen, un cruce de mensajes o una inocente conversación de WhatsApp. Aparentemente son chicos de su edad, con gustos y rutinas similares a las suyas. Pero, en ocasiones, se trata de pederastas que se esconden tras perfiles falsos de niños o adolescentes con el fin de establecer una relación con la que su víctima se sienta cómoda. Durante esos preliminares, el acosador irá recabando información del menor (horarios escolares, lugar de residencia, datos familiares, aficiones, preocupaciones, etc). Datos que le servirán para conseguir que las conversaciones se tornen cada vez más íntimas hasta proponer algún intercambio de fotografías eróticas o vídeos de índole sexual.

El estudio Interpreting the intentions of Internet predators: An examination of online predatory behavior, realizado por la profesora del departamento de Criminología de la Universidad de Pennsylvania, Catherine D. Marcum, explica que la manipulación de los menores para que participen en actividades sexuales off y online se consigue gracias a la apariencia de libertad de elección. Los abusadores suelen preguntarles sobre sus experiencias sexuales o describir gráficamente el tipo de actividades de este tipo que les gustaría tener con ellos.

Parece imposible que lo consigan pero es más habitual de lo que pensamos. Una investigación conjunta de las universidades Autónoma de Madrid y Nacional de Entre Ríos (Uruguay), asegura que cerca del 15% de los jóvenes de entre 12 y 17 años admite haber compartido contenido sexual online. Cuando el menor acaba cediendo llega el chantaje y la manipulación. Tal vez le haga regalos para conseguir sus favores o le ofrezca dinero o ropa nueva a cambio. El acosador –también conocido como groomer querrá conseguir más material de ese tipo o forzar un encuentro físico y para ello amenazará con difundir esas conversaciones o mostrar sus desnudos, sirviéndose del miedo de la víctima. Miedo a ser descubierto, reprendido e incluso rechazado por su entorno más cercano.

Claves para detectar el grooming

En caso de estar sufriendo grooming hay ciertas señales que pueden servir de alerta a los progenitores. Según explican desde la iniciativa Por un uso Love de la Tecnología –con la que Orange busca concienciar a las familias para que usen las nuevas tecnologías de forma responsable y segura–, al principio las víctimas pueden estar inusualmente contentas e incluso llegar a casa con regalos de origen desconocido, pero después su comportamiento cambiará. Los niños y adolescentes que sufren este tipo de acoso suelen volverse introvertidos y esquivos. Cambian su forma de socializar en casa, encerrándose con frecuencia en la habitación o el baño, conectándose cuando los demás duermen siempre a la misma hora… Además, pueden presentar problemas para dormir, inapetencia, ansiedad, diarreas o manifestaciones psicosomáticas como dolores de estómago, de cabeza o afecciones de piel.

La realidad es que el número de delitos sexuales a menores en Internet se ha multiplicado por cuatro en los últimos cinco años, según aseguran fuentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Para evitar que estas situaciones lleguen a producirse, el diálogo entre los menores y sus padres o tutores juega un papel fundamental. Se les debe advertir sobre los peligros del uso irresponsable del móvil y la Red. Si ponen en sus manos herramientas tan potentes y con tantas posibilidades, deben proporcionarles una formación previa, recuerdan los expertos de Orange.

He aquí algunas claves para prevenir, dentro de lo posible, la acción de los acosadores:

Ofrézcase siempre como referencia a la que dirigirse para afrontar sus problemas en internet. Explíquele que si usted no sabe qué hacer, sabrá dónde pedir ayuda y cómo conseguir la información necesaria. Mantenga un buen nivel de comunicación.

Instale en los dispositivos que utilizan sus hijos sistemas de control parental, en especial aquellos que impiden el acceso a sitios inapropiados. En función de la edad que tengan, deberá tener acceso directo al terminal que utilizan sus hijos.

Explique a sus hijos que no deben mantener conversaciones de contenido sexual a través de internet. Dichas conversaciones pueden ser copiadas, capturadas y distribuidas por la red, o utilizadas para chantajearles.

Expóngales las consecuencias que puede tener realizarse fotografías o vídeos de contenido sexual, o mostrarse desnudos ante una cámara conectada a internet. Incluso cuando la persona que está al otro lado sea de su plena confianza (novio/a), dichas imágenes pueden ser capturadas y utilizadas por terceras personas. Del mismo modo, deben entender que las amistades y/o parejas pueden dejar de serlo en cualquier momento. No deben realizar o enviar dichas imágenes.

Procure que entiendan que nunca deben ceder ante un chantaje. Si alguien intenta chantajearles deben contarlo a sus padres. Ustedes procurarán garantizar su seguridad y la resolución del problema.

No acudir jamás a una cita concertada a través de internet con otro menor a quien nunca hemos visto presencialmente. En caso de hacerlo comunicarlo siempre a los padres, que deberán acompañar al menor en dicho encuentro para verificar la identidad de la persona que acude al mismo.

Insista en que deben proteger la privacidad de sus dispositivos y de sus cuentas. Contraseñas seguras, antivirus y programas para proteger su información.

En caso de detectar una situación de abuso, acoso o coacción, hay que denunciarla inmediatamente. Para ello, será muy útil recopilar, por muy desagradable que sea, toda la información y detalles posibles: copias de las conversaciones, pantallazos, imágenes…  Una vez comunicado el posible delito, lo primordial es centrarse en apoyar al chico o chica que lo ha sufrido. Ofrecerle cariño, seguridad, y la confianza para evitar que se sienta culpable ni juzgado por sus acciones. Acercarnos a la oficina de atención a la víctima y buscar ayuda psicológica también será muy útil para salir de la situación.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Love Orange. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.