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Cómo actuar si descubres que tu hijo ve porno en internet

El 95% de los padres se ha encontrado alguna vez a sus hijos tratando de acceder a contenidos para adultos. Las herramientas de control parental y, sobre todo, la educación sexual son las claves

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No es extraño que un padre se quede algo descolocado la primera vez que su hijo le pregunta sobre sexo. En cualquier caso, está situación es de lo más normal y revela que nuestros hijos tienen la confianza suficiente con nosotros para preguntarnos y que podamos explicarles en primera persona la importancia de una sexualidad sana, segura y basada en la igualdad y el respeto. El problema es cuando los menores se topan sin querer con contenido pornográfico. A priori, es algo que podría parecer inusual, pero no lo es. La tecnología acerca a los niños a gran variedad de contenido educativo y de entretenimiento, pero, a veces, también les da acceso a pornografía: tras ver decenas de vídeos de sus dibujos favoritos o navegar por internet, aparecen de repente contenidos para adultos. No es tan raro: uno de cada cuatro menores se ha encontrado en alguna ocasión con material pornográfico online, según un informe publicado en la International Journal of Developmental and Educational Psycologhy. Es más, el 10% de los consumidores de porno online tiene menos de 10 años, tal y como señala el estudio BitDefender.

“Es una situación que debemos aprovechar para hacer una buena educación sexual. Se le puede decir a nuestro hijo directamente ‘no quiero que hagas esto’, acompañado del por qué. Además, puede ser el momento de explicarle lo que pensamos sobre la pornografía, como que no estás de acuerdo con el rol que tienen las mujeres en esos contenidos o que no se muestra cosas comunicación o respeto en las relaciones”, recomienda Daniel Santacruz, psicólogo y terapeuta de la Clínica Terapia y Más.

Otro aspecto a considerar es que el consumo temprano de pornografía hace que los niños pierdan la perspectiva de lo que realmente es el sexo. A largo plazo, indican los psicólogos, puede generar problemas tales como el rechazo a las relaciones; la aparición de actitudes machistas, agresivas e incluso violentas; comportamientos anómalos como el acoso, la desensibilización, disfunciones sexuales o la adicción.

Educación sexual: la clave

Según un estudio de Convenant Eyes, el 25% de los adolescentes ha estado expuesto a pornografía online sin buscarla. Además, el 90% de los niños y el 70% de las niñas de 13 a 14 años confiesa haber accedido al porno al menos una vez en el último año, y un 35% asegura que ve porno en internet “demasiadas veces como para contarlas”. La misma investigación también revela que el 71% de los adolescentes ha intentado ocultar a sus padres su actividad reciente en la red, bien sea borrando el historial de navegación, minimizando las páginas, borrando el material inapropiado o utilizando el móvil en vez del ordenador. Además, el 95% de los padres ha descubierto alguna vez a sus hijos tratando de acceder a contenidos pornográficos, como apunta el estudio BitDefender, elaborado a partir de entrevistas a padres de España, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania.

Usar herramientas de control parental en los dispositivos conectados a internet puede ayudarnos a filtrar el contenido al que tienen acceso nuestros hijos. Parental Click, Qustodio, Family Link en Google, las restricciones de iOS de Apple, las opciones que nos ofrecen los operadores de telecomunicaciones e incluso las nuevas mejoras recientemente implementadas por Netflix son algunos de los recursos que nos pueden ayudar. Pero también hay que tener en cuenta que, como agrega el estudio BitDefender, el 97% de los padres utiliza controles parentales, pero el 12% de los menores logra desactivarlos, por lo que no son infalibles.

En otras palabras, debemos tener en cuenta que las herramientas de control parental no son una solución integral. Además, hay que hacer partícipes a nuestros hijos de su utilización o negociarla con ellos para evitar conflictos, tal y como explica Daniel Santacruz. De todos modos, añade, “es una tirita para tapar el problema y una necesidad que se cubre mejor con una educación sexual integral y responsable”.

Efectivamente, la comunicación y transmitir a nuestros hijos la importancia de una sexualidad sana y basada en el respeto es la clave. No es fácil abordar estos temas con los menores, pero es fundamental hacerlo porque, como revela un estudio realizado por la Universidad Jaume I, el 54% de los menores de entre 15 y 16 años se ha topado con pornografía de forma involuntaria en varias ocasiones. Las reacciones más habituales de estos jóvenes son sorpresa (en el 23,3% de los casos), asco (41,7%) y shock (23,3%), aunque también un 17% de los encuestados asegura haber sentido rechazo por todo lo relativo al sexo y un 8,7% manifiesta incluso dificultades para dormir tras ver esas imágenes. Estos datos dejan todavía más clara la importancia de hablar de sexo en familia con naturalidad, cercanía y con un lenguaje accesible a los niños pero sin mentirles. La confianza es la base de una educación sexual sana.

«No dejes que la primera fuente de educación sexual de tu hijo sea el porno. Tienes que ser tú”, Daniel Santacruz

La American Academy of Pediatrics recomienza resolver todas sus dudas de forma gradual y, desde luego, sin reírse ante preguntas que nos puedan parecer cómicas o inocentes para evitar que se sientan avergonzados. Lo mejor es dar explicaciones sencillas y concisas y, después de responder, preguntar al niño si hemos resuelto sus dudas. Si nuestro hijo es adolescente, hay que incidir más en la educación sexual porque es una parte indivisible de su maduración y desarrollo moral. En su libro Cómo hablar de sexo con los adolescentes… para que te escuchen, la terapeuta Amber Madison recomienda a los padres superar la propia vergüenza y aceptar la incomodidad que puede provocar en nosotros y en ellos. De igual modo,  aconseja afrontar el tema con tranquilidad aprovechando la excusa que nos pude dar un enamoramiento, una película, una canción o una serie, y siempre hablando como padres, no como amigos, con una terminología adecuada a su edad. Además es importante que sea una conversación, y no un sermón, en la que sean parte activa.

“Cuando les dices a los padres que sus hijos, con 9 o 10 años, ven pornografía, no se lo creen. La pornografía ha existido siempre. Internet y los móviles simplemente la han hecho más accesible. Una de las consecuencias es que los niños interiorizan como normales los modelos eróticos del porno, que no son para nada lo habitual. El porno está lleno de clichés, suele ser muy agresivo y muy machista, no expresa afectividad entre las personas… Los niños pueden entender que eso es lo normal”, advierte Daniel Santacruz en la web Por un uso Love de la Tecnología, con la que Orange pretende concienciar a padres e hijos sobre la importancia de un uso responsable de la tecnología y sobre los riesgos que conlleva una mala utilización de la misma. Por eso, concluye el psicólogo, es fundamental que “la primera fuente de educación sexual de tu hijo no sea el porno. Tienes que ser tú”.

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Contenido de Content Factory para LOVE ORANGE. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.