EL Consejo de Ministros aprobó el pasado día 20 el anteproyecto de Ley de Protección de la Vida del Concebido con el objetivo de adecuarlo a la doctrina del Tribunal Constitucional y recoger algunos aspectos ya presentes en la ley conocida como Más Vida aprobada hace unos años en la Comunitat Valenciana.

La izquierda ha puesto inmediatamente en marcha una campaña de acoso y derribo contra este anteproyecto de ley, contra el Gobierno y, de paso, contra la Iglesia por defender la vida.

El nuevo texto legislativo supone un notable avance en la protección de la vida del concebido que debería, además, ir acompañado de medidas positivas de apoyo a la maternidad para que las personas que decidan tener sus hijos no se sientan solas ni sin recursos para sacarlos adelante.

¿A quién le molesta la vida? Desde que una mujer engendra al hijo, este pequeño ser humano ya existe. No hay ninguna duda científica. No es una cuestión opinable. Si pudiéramos tener precisión, sería más exacto celebrar el aniversario de nuestra vida el día en que fuimos engendrados, y no nueve meses después, en que salimos del vientre materno y pasamos a alimentarnos de otro modo. Nuestra vida lo es desde que nos engendraron.

Cualquier otra explicación carece de rigor científico y sólo tiene la carga política de aquellos que, en vez de defender la vida, defienden lo contrario u otros intereses, no se sabe muy bien por qué. Para estas personas la solución a todo lo que puede molestar es su desaparición y eliminación. Y así estamos viendo cómo los mismos que ideológicamente aquí defienden el aborto, en otros países aprueban también la muerte de los mayores, la eutanasia.

Quiero insistir hoy en la cultura de la vida, en positivo. Esa cultura que reconoce la vida cuando ésta se «engendra». Los gobernantes tenemos la responsabilidad de ayudar a ese pequeño ser, reconociendo su existencia legal en el momento del embarazo. Son dos seres distintos, la madre y el hijo, unidos, como lo estarán siempre, de una u otra forma. Toda nuestra legislación, tanto en el reconocimiento de la vida del concebido como en las ayudas sociales, debe basarse en esta cultura positiva que debe introducirse en nuestra sociedad, tal y como hemos venido procurando hacer en los últimos años en la Comunitat Valenciana.

No debemos entrar en el debate negativo de la izquierda sino en el positivo de la defensa de la vida humana. Vayamos a lo que es cierto, que hay vida desde que se engendra y que hay que ayudar a ese ser humano indefenso.

Hoy, día de los santos inocentes, recordamos que todavía en pleno siglo XXI hay legisladores, jueces, médicos… que pretenden hacer lo mismo que hace dos milenios llevó a cabo Herodes. La matanza de inocentes fue una aberración entonces, y lo es ahora, aunque en cada momento se intente «vestir» con diferentes excusas. Entonces era por miedo al nacimiento de un rey, el de los judíos. Ahora no sabemos bien la excusa ni los motivos que alegan los que intentan ponerse en el puesto de Herodes.