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El Golfo de Valencia registra más de cien pequeños seísmos
El temblor más fuerte en los últimos diez días alcanzó los 3,6 grados en la escala Richter
Más de cien microseísmos se han registrado, durante los últimos diez días, en el Golfo de Valencia. El más fuerte, de 3,6 grados en la escala de Richter, se produjo la noche del pasado lunes «sin que haya constancia de que se haya sentido por la población», según confirmó el director del Instituto Geográfico Nacional, Emilio Carreño.
Paralelamente, señaló que la empresa Escal UGS, compañía controlada por ACS, admitió en declaraciones que se estaba inyectando gas en el almacén subterráneo Castor, situado a unos 25 kilómetros de la costa de Vinaroz (Castellón). Todos estos pequeños seísmos, indicó Carreño, se han producido frente a la localidad castellonente y han sido muy superficiales, ya que han registrado de dos a tres kilómetros de profundidad. Este almacén submarino de gas natural ha aprovechado un antiguo pozo petrolífero que había a 1.750 metros de profundidad bajo el nivel del mar para depositar este producto energético.
Debido a este hecho, la formación Compromís ha advertido en los últimos días de que, si la inyección de gas en un almacén marítimo frente a la costa ha provocado tantos seísmos, «habría que reflexionar y mucho sobre los proyectos de fractura hidráulica» en territorio de la Comunidad Valenciana.
Movimiento de tierras
El coportavoz de esta formación, Carles Mulet, incidió ayer en que inyectando a 22 kilómetros mar adentro se provocan seísmos de 2,5 grados en la escala Richter, y se preguntó «qué pasará si se ponen a agujerear todo el subsuelo de nuestras comarcas, con agresivas inyecciones de todo tipos de materiales que pueden afectar el movimiento de tierras».
Mulet, en un comunicado, recordó que los expertos coinciden al afirmar que el origen del terremoto de Lorca fue la explotación de acuíferos subterráneos y que, tanto en el municipio murciano como en el caso del Castor, «se habla de procesos no agresivos».
«Nadie nos puede hacer creer que no corremos ningún riesgo agujereando el subsuelo en decenas de municipios, puesto que las consecuencias pueden ser imprevisibles», afirmó, a la par que apostó por «no jugársela» con unas actuaciones que «no reportan directamente ningún beneficio y pueden suponer grandes riesgos».

