Maestranza Aérea de Albacete: 75 años a la vanguardia de la tecnología aeronáutica

El coronel jefe de la Maestranza, Rubén García Marzal, reconoció que la concesión de la distinción regional supone «un orgullo y una satisfacción y un homenaje a todo el personal que trabaja y ha trabajado en la institución militar aérea; y que ha contribuido a mantener en esta región un centro a la vanguardia de la tecnología aeronáutica». Desde su creación, hace 75 años, concretamente el 24 de noviembre de 1939, hasta la actualidad ha evolucionado en paralelo a la misión que tiene asignada, «que no es otra que mantener el máximo nivel de operatividad de las aeronaves del Ejército del Aire que tenemos bajo nuestra responsabilidad», asegura el coronel jefe.

Actualmente, realizan revisiones y reparaciones mayores de los hidroaviones apagafuegos; el CASA C-101 asignado a la Academia General del Aire (Base Aérea de San Javier) y al Grupo de Escuelas de la Base Aérea de Matacan (Salamanca) para entrenar a los pilotos. También es utilizado por la patrulla acrobática; el reactor F5, que se utiliza en el Ejército del Aire para dar recurso de caza y ataque a los pilotos que salen de la Academia General del Aire; y luego los dos cazas emblemáticos de la defensa nacional que son el cazabombardero EF-18 y el EF-2000 Eurofighter.

Esta misión, asegura el coronel Marzal, la intentan cumplir todos los días con la máxima eficacia y eficiencia, «respetando nuestros compromisos con la seguridad en vuelo, la calidad, la prevención de riesgos laborales y la protección ambiental, acompañada además de una continua adaptación a las nuevas tecnologías que incorporan los F18 y Eurofighter».

En las instalaciones de la carretera de las Peñas, junto al Ala 14 de la Base Aérea de Albacete, el aeródromo civil y otras dependencias relacionadas con la aeronáutica, las casi 600 personas que trabajan en la Maestranza realizan labores de ingeniería, mantenimiento y abastecimiento.

Y siempre ha sido así, durante estos 75 años; lo que ha cambiado es el material sobre el que trabajan. Desde su despacho, el coronel nos explica que en la década de los 40 los aviones sobre los que trabajaban eran de estructura de madera, revestimiento de tela, iban propulsados por motores a pistón y con unas hélices de madera; «en los talleres se realizaban trabajos de carpintería y de entelado».

Hoy, «hemos pasado a una tecnología distinta: mantenemos reactores supersónicos, con estructuras de aleaciones ligeras, revestimientos de fibra de carbono, propulsados por motores a reacción y controlados por ordenadores. El Eurofighter tiene hasta 35 ordenadores para poder volar y cumplir la misión que tiene asignada».

Esto ha supuesto una evolución en la maquinaria y en las herramientas que utilizan y, por supuesto, -asegura el coronel jefe- el personal que lo maneja «tiene que estar continuamente a día, sometido a un entrenamiento continuo, muy especializado y en armonía con las nuevas tecnologías».

Este tipo de entrenamiento forma parte de la política de calidad de la Maestranza, basada en unos procedimientos muy estrictos que contemplan la formación continua del personal. Procedimientos avalados y certificados por la OTAN, que se exige a la industria civil aeronáutica y que «nosotros tenemos también».

Un Plan de formación que programan anualmente pero abierto a los cambios. El primer paso es entrenar al personal que trabaja directamente con los aviones y el equipo. Luego, «tenemos un compromiso con la prevención de riesgos laborales y la protección ambiental, y en esos todo el mundo recibe entrenamiento».

En la Maestranza Aérea de Albacete existen tres grupos de profesionales: los que se dedican a las labores de ingeniería; los de mantenimiento y los de abastecimiento, que son los que suministran las piezas de repuesto para hacer las revisiones que se hacen no solo en Maestranza sino en las bases aéreas. «Aquí hacemos las inspecciones mayores, desmontamos el avión entero y lo volvemos a dejar como recién salido de fábrica».

Y, el tiempo que permanece una aeronave en la Maestranza depende de varios factores; del tipo de avión, de la inspección que se realice y el estado en que se encuentra. El coronel García Marzal detalla que, por ejemplo, los apagafuegos están menos tiempo, porque tienen que estar disponibles todos los veranos antes de la campaña contra incendios . «Tenemos un plan de mantenimiento escalonado y cada hidroavión está entre tres y seis meses».

Los F-18 tienen una revisión compleja y dependiendo del estado en que llegan puedan estar entre 6 y 9 meses. El F-5 lo están sometiendo a un plan de mejora estructural durante dos años. «Hacemos un chequeo del paciente e intentamos que salga en las mejores condiciones posibles».

Y, lo realizan en los cuatro talleres que tienen de mantenimiento; en el taller de motores CASA C-101, y también de reparaciones del motor F-18 y Eurofigther; en los 22 talleres «de hidráulicas, de asientos lanzables, de combustibles, de radar, de electrónica…», y en los nueve talleres auxiliares de tareas comunes a todos los sistemas «de chapa, pintura, fabricación…».

La relación que existe entre la Maestranza Aérea y la sociedad albaceteña es muy estrecha. Para el coronel jefe, el hecho de que la aviación en Albacete esté ligada desde su aparición, puesto que el primer vuelo es de 1914 y en 1922 ya había aparatos voladores en Albacete, ha contribuido positivamente a ello. Asegura su responsable que «hemos llegado a ser la institución industrial mayor más importante de Albacete durante muchísimos años, no solo por los puestos directos de trabajo sino también por los indirectos».

Además, en el ámbito educativo, también desempeñan una gran labor. «El Ministerio de Defensa tiene firmados convenios con Universidad y Centros de Formación Profesional, principalmente de Castilla La Mancha, y eso permite que vengan alumnos que realizan prácticas en estas instalaciones».