Tejeda La Vieja recibe al equinoccio

En la Serranía Baja de Cuenca, muy cerca de la provincia de Valencia se encuentra Garaballa, una pequeña población que alberga el Santuario de la Virgen de Tejeda, construido entre los siglos XVI y XVII. Perteneció a los Trinitarios Descalzos y se levantó en una comarca con gran devoción por la Virgen en la que además hay una cueva, en la que cuenta la tradición que se apareció la Virgen al pastor Juan en el año 1.205. La zona se ha convertido en un importante centro de peregrinación de todos los pueblos de la comarca.
Precisamente, en el lugar donde se apareció la Virgen tiene lugar un singular fenómeno sólo dos días al año coincidiendo con los equinoccios: el 21 de marzo y el 23 de septiembre. En la montaña, frente a la cueva, hay un orificio y el sol, al atardecer se coloca justamente detrás.
«Es un espectáculo», relata a ABC Régulo Algarra, uno de los grandes conocedores del culto a la Virgen de Tejeda, encargado incluso de excavar en la zona. Descubrió este hecho por casualidad. El acontecimiento, que responde «a un culto ancestral en un espacio sagrado», explica, «es uno de los marcadores equinocciales del valle».
Por ello, se ha programado una visita el próximo sábado 21 de marzo a Tejeda La Vieja. El año pasado asistieron un centenar de personas. «Casi no hay sitio. Hay que ir pronto. A las 17.30 horas» porque el fenómeno se produce al atardecer. La visita servirá además para revalorizar este espacio y darlo a conocer.
No es el único fenómeno del culto antiguo. Cada 14 de agosto hay una ceremonia de carácter solar en el nuevo monasterio de Tejeda. El sol entra y se proyecta a través de una ventana para iluminar con sus rayos la Virgen de Tejeda. «Invito a verlo tanto si se tienen creencias religiosas como si no», señala.
«Son dos fenómenos que no tienen nada que ver pero que son dignos de presenciar», precisa Algarra, quien explica que en toda España se están descubriendo fenómenos de este tipo relacionados con cultos antiguos que la teología cristiana los ha incorporado porque «hay equivalencia entre el sol que germina a una diosa y la Virgen María que es germinada por el Espíritu Santo».
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