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OPINIÓN

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LOS GALGOS

MARÍA JOSÉ MUÑOZ

Lleva así días, colgado de un árbol, mientras a lo lejos silban las balas de los cazadores y el otoño florece alrededor

Es entonces, en esos momentos finales, cuando todo el acervo genético alimentado generación tras generación acerca su cuerpo hacia la confortable lumbre del ... enorme salón del castillo, perro aristocrático de cabeza pequeña y ojos dulces. Mientras se siente desfallecer, mientras sus pulmones apenas contienen ya el aire indispensable para un soplo de vida, las pequeñas pezuñas de sus patas traseras cuelgan a un palmo del suelo y su esbelto cuello exhibe un reguero de sangre reseca.

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