Revolución en la paleontología: la vida abandonó los mares 35 millones de años antes de lo que se creía
El hallazgo de huellas de un reptil primitivo que vivió mucho antes del momento en que se pensaba que evolucionaron, pone 'patas arriba' las teorías actuales sobre los primeros animales terrestres
El antepasado perdido del primer animal que caminó sobre la Tierra

«Estoy aturdido». Así resume Per Ahlberg, de la universidad sueca de Uppsala y coordinador de un estudio recién publicado en 'Nature', lo que sintió cuando se dio cuenta del significado de lo que acababa de descubrir. «Una única losa con huellas -explica- que ... cualquier persona podría levantar, acaba de poner en duda todo lo que creíamos saber sobre cuándo evolucionaron los tetrápodos modernos».
La historia del origen de los tetrápodos, que es también nuestra propia historia, comenzó cuando los peces abandonaron por primera vez el mar y termina con los descendientes de aquellos primeros 'colonos' en tierra firme, que se diversificaron para dar lugar a los antepasados de los anfibios y amniotas modernos (el grupo que incluye reptiles, aves y mamíferos).
Hasta ahora, la cronología de estos acontecimientos parecía clara: los primeros tetrápodos evolucionaron durante el período Devónico (hace entre 419 y 359 millones de años) y los primeros miembros de los grupos modernos aparecieron durante el periodo siguiente, el Carbonífero (hace entre 359 y 299 millones de años). Los primeros fósiles de amniotas, en efecto, son del Carbonífero tardío (hace unos 320 millones de años), lo cual llevó a los investigadores a concluir que el comienzo de la radiación evolutiva de los grupos modernos, el punto donde se separaron los ancestros de los anfibios y los amniotas, se encontraba en el Carbonífero más temprano, hace alrededor de 355 millones de años. El período Devónico, por lo tanto, se ha considerado siempre como habitado solo por tetrápodos muy primitivos, aún similares a peces y que apenas eran capaces de arrastrarse fuera del agua por el fango, criaturas 'de transición' como el célebre Tiktaalik.
Pero el sorprendente descubrimiento hecho en Australia de unas huellas fósiles, halladas en una losa de arenisca de 355 millones de años de antigüedad, ha cambiado ese cuadro por completo, sacudiendo hasta sus cimientos el mundo de la paleontología. El hallazgo, en efecto, sugiere que los primeros reptiles, y por lo tanto todos los amniotas, aparecieron mucho antes de lo que se creía.
Unas huellas que lo cambian todo
Las huellas, encontradas en la Formación Snowy Plains, en Victoria, por dos paleontólogos aficionados son, de hecho, muy diferentes a las de otros tetrápodos primitivos. Presentan dedos largos y, en sus puntas, marcas de garras bien definidas. Características que son típicas de los amniotas, el grupo de tetrápodos que desarrolló la capacidad de vivir y reproducirse en tierra, liberándose así para siempre de su dependencia del agua. Algo que, por cierto, consiguieron gracias a la adopción de los huevos como medio de reproducción. Los huevos, en efecto, son auténticas 'cápsulas de supervivencia' que permiten a las crías desarrollarse en un medio líquido, pero alejado del agua, liberando a los progenitores de la necesidad de tener sus crías en el mar y permitiendo, por tanto su alejamiento de las costas y la conquista de nuevos territorios.
«Cuando vi este espécimen por primera vez -comenta por su parte Grzegorz Niedźwiedzki, de la Universidad de Uppsala y coautor del estudio-, me sorprendió mucho; después de unos segundos, noté que había marcas de garras claramente preservadas».
«Las garras -añade Ahlberg- están presentes en todos los amniotas tempranos, pero casi nunca en otros grupos de tetrápodos. La combinación de los rasguños de las garras y la forma de los pies sugiere que el creador de la huella era un reptil primitivo».
Repercusiones en la línea de tiempo evolutiva
Si esta interpretación es correcta, el origen de los reptiles, y por ende de los amniotas en su conjunto, se adelanta 35 millones de años, hasta el Carbonífero temprano. Lo que significa que la divergencia entre los ancestros de los anfibios y los amniotas, conocida como el «nodo del grupo corona de los tetrápodos», también tuvo que ser anterior.
El descubrimiento de las huellas australianas sugiere que la transición de criaturas acuáticas a animales terrestres ocurrió mucho más rápido de lo que se pensaba. Los autores del estudio, combinando datos de los fósiles con análisis de ADN de animales modernos, estiman que la divergencia entre los primeros anfibios y los amniotas se remonta al Devónico, el periodo en que vivió el Tiktaalik. Y eso implica que toda una diversidad de tetrápodos avanzados ya existía en un momento en que se creía que solo los 'pezápodos' transicionales se arrastraban trabajosamente por las fangosas costas de la Tierra.
El misterio de Gondwana
«La losa de huellas australian -explica Ahlberg- tiene aproximadamente 50 cm de ancho y representa el registro fósil completo de tetrápodos del Carbonífero temprano de Gondwana, un supercontinente gigantesco que comprendía África, América del Sur, Antártida, Australia e India. Este hecho plantea una pregunta fascinante: ¿qué otros secretos podría esconder Gondwana?»
«Los descubrimientos más interesantes -subraya por su parte Niedźwiedzki- están por venir y todavía hay mucho por encontrar. Estas huellas de Australia son solo un ejemplo».
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