La primera prueba de defensa planetaria de la NASA cambió la forma del asteroide Dimorphos
La sonda DART se estrelló contra la roca espacial en 2022 y la remodeló por completo, según nuevos cálculos matemáticos
La humanidad ya tiene un plan para defenderse de un peligro espacial
Madrid
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Iniciar sesiónEl 26 de septiembre de 2022 la sonda DART (dardo) de la NASA se estrellaba contra un asteroide de 160 metros de diámetro, luna de otro más grande, a once millones de kilómetros de nuestro planeta y conseguía desviar su trayectoria. Fue como darle ... a un mosquito a 70 kilómetros de distancia. El objetivo, llamado Dimorphos, era completamente inofensivo, pero este experimento a lo grande demostró que el impacto cinético podría ser una buena estrategia para desviar una roca espacial que suponga una amenaza real en el futuro. La primera prueba de defensa planetaria llevada a cabo por la humanidad se consideró un éxito.
El impacto acortó la órbita de Dimorphos alrededor de Didymos, de 780 metros. El tiempo que tarda en orbitar el asteroide pequeño sobre el grande, originalmente de 11 horas y 55 minutos, se redujo alrededor de 33 minutos, según estudios posteriores. Pero lo que no quedó claro entonces es cómo afectó a la morfología de la roca. ¿Qué le ocurrió? ¿Se partió de alguna forma? ¿Cuáles fueron sus heridas? Ahora, un trabajo publicado en la revista 'Nature Astronomy' sugiere que el golpe, en vez de dejar un cráter en su superficie, cambió por completo la forma del asteroide.
«Nuestro modelo matemático muestra que el asteroide pudo sufrir un cambio global», explica a este periódico Isabel Herreros, del Centro de Astrobiología (CAB-INTA-CSIC) en Madrid e investigadora de la misión DART. El motivo es que Dimorphos, que probablemente se formó a partir de Didymos, es un agregado de rocas y arena fina (regolito) muy poco cohesionado, por lo que resulta muy fácil deformarlo.
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Un balón de rugby achatado
Dimorphos tiene la forma de un balón de rugby y el golpe tuvo el mismo efecto que si lo hubieran rebanado por la parte más larga. Ha perdido masa, pero en poca cantidad. «Es parecido a lo que ocurre cuando aprietas una pelota de goma, que se achata por un lado», compara Herreros. Y como ocurre con la pelota, es muy probable que el asteroide recupere su forma con el tiempo, influenciado por las fuerzas de rotación y traslación.
Incluso es posible que su superficie se muestre alterada dentro de cuatro años, cuando el asteroide reciba la visita de la misión Hera de la NASA, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo octubre. Hera estudiará el sistema completo, observará el punto de impacto y podrá dar datos de lo que pasó realmente en el encuentro con DART gracias a sus instrumentos de topografía de alta resolución, espectrometría, etc.
Según Herreros, las observaciones de Hera mostrarán si las predicciones matemáticas estaban en lo cierto y permitirá afinar los modelos para este y otros asteroides de distintos tamaños y composición.
Primera lluvia de estrellas provocada por la humanidad
DART, de 500 kilos de peso y el tamaño de un carrito de golf, no fue el único motivo por el que Dimorphos se movió: un empujón adicional fue causado por violentas eyecciones de escombros cuando la nave espacial se estrelló contra la diminuta luna. Los escombros formaron dos colas que pudieron ser observadas por el telescopio espacial Hubble y se movieron lo suficientemente rápido como para escapar de la atracción gravitatoria del asteroide, de modo que no volvieron a caer sobre el mismo. «No van a volver a Dimorphos, parte ha sido arrastrado por la presión solar», explica la investigadora.
Dimorphos no supone ningún peligro para nuestro planeta, pero si un asteroide de su tamaño y características impactara contra nosotros, causaría un desastre inimaginable. El choque dejaría un cráter de uno o dos kilómetros de diámetro, pero arrasaría toda la vida existente en un radio mucho mayor, equivalente a la distancia existente entre Madrid y Torrelodones, y la superficie afectada equivaldría al tamaño de la provincia entera. Por fortuna, ningún asteroide conocido de más de 140 metros tiene una probabilidad significativa de golpear la Tierra durante los próximos 100 años, pero no todos están localizados. Se estima que, hasta el pasado agosto, solo el 40% de esas rocas han sido descubiertas.
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Además de aumentar nuestra propia tranquilidad, la acción de DART provocará algo hermoso más allá de la ciencia. El material eyectado «interceptará la órbita de la Tierra en unos 70 años pero no es peligroso porque es muy fino, se verá como una lluvia de meteoros», explica Herreros. Si realmente ocurre así, será la primera lluvia de estrellas provocada por la humanidad.
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