La primera guerra de Europa se produjo en la península ibérica hace 5.000 años
Se trata de la primera evidencia clara de un conflicto persistente, organizado y que involucró a un gran número de personas
Las conclusiones se toman a partir de examinar más de 300 cuerpos del Neolítico hallados en la Rioja Alavesa
Las raíces de la guerra: Hace 1,45 millones de años, nuestros antepasados ya se mataban entre sí
Huesos apilados en el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam
En 1985, mientras se realizaban las obras de ampliación de un camino agrícola muy cerca de Laguardia, en la Rioja Alavesa, empezaron a emerger de la tierra decenas de huesos. Las obras se pararon, y se realizaron varias campañas de excavación durante los años siguientes. ... Al final, más de 300 cuerpos afloraron de los trabajos, muchos de ellos con heridas en el cráneo, algunas trepanaciones y toda clase de signos de violencia. También múltiple material relacionado con armas, como puntas de flecha.
Si bien el número de cadáveres llamó la atención de los arqueólogos de la época, no ha sido hasta ahora cuando un grupo de investigadores capitaneado por Teresa Fernández-Crespo, de la Universidad de Valladolid, ha dado cuenta de la verdadera dimensión de aquellos restos: son prueba de un conflicto a gran escala ocurrido hace 5.000 años, un milenio antes de lo pensado; es decir, la primera guerra de Europa pudo librarse en la península ibérica. Las conclusiones acaban de publicarse en la revista 'Scientific Reports'.
Sospechas anteriores
«Es la primera evidencia clara de un conflicto persistente, organizado y que involucró a un gran número de personas», explica a ABC Fernández-Crespo. Los primeros estudios ya señalaban que aquel enterramiento, a las faldas de un abrigo natural en la roca -algo típico del neolítico final- y bautizado como yacimiento de San Juan ante Portam Latinam, tenía algunas características muy particulares: para empezar, los enterramientos fueron realizados todos a la vez o en un periodo de tiempo corto (las dataciones de los huesos revelaban una edad de entre 3.365 y 3.035 a. C. de los cuerpos); además, el gran número de heridas por punta de flecha era llamativo.
Sin embargo, en aquella época, no existía el nivel de documentación sobre violencia prehistórica que hay ahora. «En el registro predominan los traumas craneales», señala Fernández-Crespo. «Pero en este yacimiento llamaba la atención que, pese a haber registrado múltiples heridas por punta de flecha, solo se documentó un trauma craneal sin cicatrizar. Por eso se volvieron a estudiar los cuerpos».
Nuevos datos
Lo primero fue fechar los esqueletos de algunas de las 338 personas buscando pruebas de nuevas lesiones. Los restos databan de entre hace 5.400 y 5.000 años, fecha que coincide con los anteriores estudios. El equipo de Fernández-Crespo, que incluye investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido), de la Universidad de Marsella (Francia) y varias instituciones españolas, constató además que el 23,1% de los individuos tenía lesiones esqueléticas, y el 10,1% tenía heridas sin curar -porcentaje por encima de la media de unas sociedades que continuamente se lesionaban en su día a día-, además de que el 74,1% de las lesiones no curadas y el 70,0% de las heridas curadas habían ocurrido en hombres adolescentes o adultos, «una tasa significativamente más alta que en las mujeres, y una diferencia no observada en otros sitios europeos de mortalidad masiva del Neolítico», señalan los autores. Aparte, el hallazgo de individuos tanto con las heridas cicatrizadas como sin cicatrizar «sugiere que el conflicto continuó durante varios meses», lo que sería clave para determinar que en aquel lugar hubo no una batalla, sino una guerra.
Imagen de herida craneal ocurrida durante la batalla
Además, en yacimientos cercanos de la misma época, también se han identificado heridas por punta de flecha, «por lo que, al menos en este caso, se trataría de un conflicto regional», señala Fernández-Crespo. ¿Y qué motivó esta cruenta batalla? Al parecer, mucha gente y recursos limitados: «Creemos que es posible que la alta presión demográfica y la complejidad social documentadas en la región en el Neolítico final pudieron causar una competencia por los recursos, que derivara en tensión y finalmente violencia a gran escala», dice Fernández-Crespo.
Aunque existen otros yacimientos en Europa, particularmente en Inglaterra (Crickley Hill y Hambledon Hill), que sugieren ataques coordinados a asentamientos que involucran un gran número de personas, estos carecen de restos humanos que lo verifiquen, por lo que, de momento, el yacimiento de San Juan ante Portam Latinam es el caso más antiguo probado hasta la fecha.
Mucha gente y pocos recursos: las causas de la guerra
Causas de la guerra aparte, este descubrimiento significa una nueva visión del Neolítico europeo, que transcurrió entre hace 9.000 y 4.000 años: la hipótesis de que en esta época solo se producían pequeñas escaramuzas de apenas unos días en las que participan no más de una treintena de personas queda en entredicho. La teoría de que hubo que esperar a la Edad de Bronce y a conflictos como el documentado en el valle de Tollense, en Alemania, donde se hallaron 4.000 cuerpos como señal de una cruenta batalla se desmorona.
MÁS INFORMACIÓN
«Gracias a este yacimiento sabemos que la guerra en el Neolítico fue mucho más sofisticada y compleja de lo que se pensaba hasta ahora, con lo que se supone que necesariamente existió una mayor jerarquización socio-económica que la asumida», señala la autora. Al parecer, nuestros antepasados fueron mucho más 'guerrilleros' de lo que pensábamos.
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