¿Por qué hay piedras en las vías de los trenes?
ciencia cotidiana
El lecho de piedras que se coloca en el terreno y la vía de los trenes proporciona la estabilidad que se precisa para distribuir las cargas de forma uniforme y mantener la estabilidad
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Iniciar sesiónEn el año 1830 se inauguró la primera línea de ferrocarril del mundo, cubría el trayecto entre Liverpool y Manchester, aquella legendaria locomotora fue bautizada como The Rocket. A partir de ese momento no se ha dejado ni un instante de perfeccionar este tipo ... de transporte.
En 1890 apareció la primera línea ferroviaria no ideada por locomotoras de vapor, vio la luz en Suecia y era una línea electrificada. Más adelante se empezó a generalizar una nueva tecnología: locomotoras con combustible diésel.
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El siguiente gran hito llegó en 1939 con la construcción del primer tren de alta velocidad del mundo. El nacimiento tuvo lugar en Italia, fue el Elettro Treno ETR 200, que alcanzaba la velocidad de 204 Km/h. Tiempo después, en el año 1964, comenzó a funcionar en el país del Sol naciente el famoso 'tren bala'.
A medida que las primeras locomotoras de vapor fueron haciéndose más potentes, fueron capaces de arrastrar cargas cada vez mayores, lo que se traducía en que el peso que tenían que soportar las vías sobre las que circulaban los trenes fuese creciendo.
Algunos suelos eran capaces de resistirlo, pero otros no, por eso los ingenieros de la época se pusieron manos a la obra para encontraron una solución: colocar lechos de piedras sobre el terreno.
Las piedras que acompañan a las vías
De esta forma, desde que aquellos primeros trenes hicieron su aparición, las piedras no han dejado de acompañarlos. Hay que tener en cuenta que los trenes tienen que enfrentarse diariamente a la expansión y contracción debida al calor, al movimiento, a la vibración del suelo, al crecimiento de la maleza, a la acumulación de agua debida a las lluvias… Un polinomio terriblemente complejo que tiene una derivada final: mantener un ancho constante y que no se deforme.
Para lograrlo se colocan unas piezas transversales, las traviesas, que pueden ser de madera o cemento, que sujetan los carriles y los mantienen en su posición. Pero si las traviesas se ponen directamente en el suelo pueden hundirse o desplazarse, por lo que es preciso colocar un lecho de piedras, que actúan a modo de colchón amortiguando el tránsito del tren y proporcionando estabilidad a la vía férrea.
Estas piedras se conocen con el nombre de balasto, que procede a su vez del término anglosajón 'ballast', que hacía referencia al material que se empleaba en el pasado como contrapeso de los barcos y que podría ser traducido como lastre.
El balasto está formado por una sustancia granulada, que oscila entre los 30 y 150 mm de tamaño, y que se fabrica, generalmente, a partir de piedra triturada, como puede ser el granito o la piedra caliza. En otras palabras, no todas las rocas son útiles para la formación del balasto, deben cumplir ciertas especificaciones en cuanto a calidad y granulometría para que proporcionen el grado de resistencia que se necesita.
Nuevas aportaciones de la ingeniería moderna
Es cierto que, en este momento, no todos los tipos de vías existentes tienen balasto, en las líneas de alta velocidad se ha optado por un diseño que emplea hormigón, puesto que aquel podría proyectarse a gran velocidad por el roce de las ruedas. Además, y este dato también es importante tenerlo en cuenta, con el hormigón se logra una geometría vial más precisa y reduce la necesidad de las labores de mantenimiento.
La cara B es la alternativa al balasto tradicional, que se conoce como vía en placa, es que la construcción sigue siendo mucho más cara, al tratarse de superestructuras rígidas que precisan una mejor construcción y la existencia de taludes que reducen al mínimo los asientos. Esta instalación requiere que en muchas ocasiones haya que esperar dos inviernos desde la construcción del talud hasta el montaje de la vía.
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Así que ya sabe, la próxima vez que viaje en tren y vea las piedras junto a las vías piensen que además de ayudar a que su viaje sea más confortable y que las vibraciones sean mínimas, contribuyen a su seguridad.
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