Un estudio cuestiona que los habitantes de la Isla de Pascua desaparecieran por un ecocidio como se creía hasta ahora

Este trabajo sostiene que la población no pudo ser tan grande como se creía como para haber desaparecido por su propia autoría, sino que usaron su ingenio para soportar los cambios de su entorno mediante un estilo de vida sostenible. «La lección es lo opuesto a la teoría del colapso. Las personas pudieron ser muy resilientes frente a recursos limitados modificando el medio ambiente de una manera que les resultó útil«, afirma Davis en un comunicado.

Estudios como el publicado por la Universidad de California, en 2017, sostienen que la paulatina desaparición de la población isleña estaría más relacionada con la propagación de enfermedades traídas por los colonos europeos que llegaron a la isla en el siglo XVIII, así como con el tráfico de esclavos que supuso la migración forzada de los isleños. Más de cien años después, Rapa Nui pasó de miles de habitantes a solo 100 personas.

En un comunicado el equipo de Davis explica que esta isla es, sin duda, el lugar habitado más remoto de la Tierra y uno de los últimos en ser colonizado por humanos, si no el último. «La masa continental más cercana es Chile central, a casi 3.500 kilómetros al este. A unos 5.100 kilómetros al oeste se encuentran las islas tropicales de Cook, de donde se cree que llegaron los colonizadores alrededor del año 1200 d. C», describen.

Detallan que Rapa Nui está formada por roca volcánica, pero las erupciones cesaron hace cientos de miles de años y los nutrientes minerales que trajo la lava se erosionaron de los suelos hace mucho tiempo. A eso se suma que al estar ubicada en los subtrópicos, la isla también es más seca que otras islas vecinas. De modo que para hacer frente a todos estos desafíos, los colonos usaron una técnica llamada jardinería de rocas para sacar mejor rendimiento al suelo. Los científicos describen que consistía en esparcir piedras sobre superficies bajas que están al menos parcialmente protegidas de la sal y el viento. Y en los huecos entre las rocas, plantaban principalmente batatas.

La teoría del ecocidio, extendida por Jared Diamond, sostiene que los nativos mediante la tala masiva de árboles dejaron el suelo expuesto a la erosión. Empezó a ser menos productivo, había menos cosechas y la población se teoriza que empezó a morirse de hambre, lo que llevó a enfrentamientos y a la práctica del canibalismo.

Además, estudios satelitales previos iban en consonancia con Diamond, tal como afirman los investigadores del reciente trabajo. Señalaban que en un territorio con un total de 164 kilómetros cuadrados, más de 21 kilómetros cuadrados estaban dedicados a los jardines. Calcularon las calorías que se obtendrían de las batatas cultivadas y determinaron que sostendría a una población de 17.000 personas. Sin embargo, estos números no coincidían con lo que afirmaban los testimonios conservados de los primeros visitantes europeos, en 1722, que hablaban de unas 3.000 personas.

Una incógnita que quedaba abierta es que, pese a las afirmaciones de los colonos, la población de la isla en algún momento tal vez pudo haber sido superior a los 3.000 residentes. Ya que se argumentaba que la creación de las enormes estatuas se supone que requería grandes cantidades de personas.

Para determinar si realmente fue ese el caso, los investigadores liderados por Davis también partieron de una revisión de los jardines de rocas que usaban los pobladores. Hicieron un análisis satelital, pero añadieron el empleo de un algoritmo de aprendizaje automático para afinar el examen de los resultados, dado que en una isla rocosa es difícil discriminar un jardín de un simple campo de rocas. Y analizaron los niveles de humedad y nitrógenos del suelo.

Introdujeron estos parámetros para que el algoritmo entrenado identificase estas propiedades en datos satelitales registrados mediante imágenes infrarrojas de onda corta. «Hay afloramientos rocosos naturales por todo el lugar que en el pasado se habían identificado erróneamente como jardines de rocas. Las imágenes de onda corta dan una imagen diferente», dice Davis.

Este nuevo trabajo afirma que sólo alrededor de 0,76 kilómetros cuadrados de Rapa Nui estaban dedicados a jardines de rocas, y eso habría sustentado a unas 2.000 personas. Pero no solo se alimentaban de batatas cultivadas. El análisis de los dientes y huesos de cadáveres antiguos de Rapa Nui ha revelado que también, en un 35% o 45%, formaba parte de su dieta el marisco, los plátanos, el ñame o los cultivos de caña de azúcar. Combinando el poder calorífico de todos los recursos de la isla, los investigadores dicen que en un momento dado, Rapa Nui podría haber sustentado a una población máxima de aproximadamente 3.901 personas.

«Nuestros resultados ayudan a refinar los cálculos de la productividad agrícola, sugiriendo que las estimaciones anteriores eran entre cinco y 20 veces demasiado altas», indican los investigadores en su artículo. «Este hallazgo tiene implicaciones significativas para las estrategias de subsistencia del pueblo rapanui antes del contacto europeo», apuntan.

Carl Lipo, arqueólogo de la Universidad de Binghamton y coautor del estudio, señala que la idea del auge y caída de la población «todavía se está filtrando en la mente del público» y en campos como la ecología, pero los arqueólogos se están alejando silenciosamente de ella. La datación por radiocarbono de artefactos y restos humanos no respalda la idea de poblaciones enormes, afirma. «El estilo de vida de la gente debe haber sido increíblemente laborioso...Piensa en sentarte rompiendo rocas todo el día», sostiene.

Para los autores de este trabajo sus resultados se suman a un creciente cuerpo de investigación empírica que muestra que Rapa Nui «representa un excelente ejemplo de cómo una población aislada con recursos naturales limitados creó un sistema de subsistencia sostenible, manteniendo su número dentro de las limitaciones de la capacidad de carga ambiental«, señalan.