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¿Cómo consiguen las abejas fabricar la miel?

ciencia cotidiana

La pérdida de la humedad es clave para que el néctar de las flores se convierta en miel en el interior de las colmenas

Por qué una abeja se convierte en reina

Abejas fabrican miel en una colmena Adobe Stock

Pedro Gargantilla

Nuestra alimentación se volvería tan monótona como la música de un ascensor, la economía caería en picado y numerosos animales desaparecerían de la faz de la Tierra. Todo esto sucedería si las abejas dejasen de existir para siempre.

Las abejas que producen miel son las Apis mellifera, de apis, abeja, y mellifera, portadora de miel. Estas abejas viven en colonias y fueron los egipcios hace más de 4.000 años los primeros en ser capaces de 'domesticarlas'.

Hasta la fecha la miel es el único alimento comestible por el ser humano que es elaborado por un insecto, de las 950.000 especies que existen en nuestro planeta.

El néctar más dulce

En las colonias de abejas podemos encontrar diferentes tipos de obreras, desde las nodrizas, que cuidan y alimentan los huevos, hasta las constructoras, que forman las estructuras en las que se almacena la miel, pasando por la pecoreadoras, que son las que buscan y recolectan el néctar de las flores.

El néctar es el premio con el que las plantas fanerógamas recompensan a las abejas por el servicio de polinización. Se trata de una sustancia aromática muy dulce formada, fundamentalmente, por azúcares naturales, que la abeja introduce en su abdomen (buche melario) y transporta hasta las colmenas.

Este proceso lo llevan a cabo obreras adultas –tienen, al menos, veintiún días de vida- que sobrevuelan y chupan las flores con sus largas prosbócides (glosa). Cuando la abeja se encuentra en reposo el enorme complejo bucal se halla replegado debajo de la cabeza y del tórax.

Ahora bien, no todas las flores son aptas para la elaboración de la miel y esto lo saben los apicultores, los cuales, cuando quieren obtener mieles de determinados tipos flores, colocan las colmenas junto a las flores de acacia, de azahar, de romero…

Por otra parte, se ha visto que el néctar más dulce es el más espeso y el que, al mismo tiempo, necesita de una lengua más potente para poder ser succionado. Esto se traduce en que el néctar de las flores que son visitadas por las mariposas es menos dulce que el de aquellas que son polinizadas por las abejas.

Para que comprendamos la importancia de esta aseveración vaya por delante un dato: los modelos matemáticos, combinados con observaciones de laboratorio, han fijado que la concentración de hidratos de carbono para que el néctar sea elegido por las abejas es del 50-60%, una cifra que desciende hasta el 30-40% en el caso de las mariposas.

Ahora toca deshidratar

Una vez que la abeja pecoreadora, también llamada forrajeadora, ha llegado a la colmena saca la miel del buche melífero y se lo pasa a sus compañeras que esperan en la piquera o entrada de la colmena.

Serán ellas las encargadas de regurgitar el néctar de forma repetida y mezclarlo con enzimas que actúan sobre los azúcares formando fructosa y glucosa. Además, las abejas consiguen que la humedad del néctar pase del 70% al 20% y que el pH se sitúe en torno al 3.9%. Es el primer paso en la transformación del néctar en miel.

Seguidamente depositan la mezcla en una celdilla del panal y proceden al comienzo del secado de la miel. Este proceso es clave en el proceso de elaboración, ya que el líquido introducido en las celdillas contiene un elevado contenido de agua que se va secando por la acción del calor que hay en el interior de las colmenas y por la ventilación que generan las propias abejas con sus alas. De esta forma consiguen extraer hasta un 80% de agua.

Cuando la miel está seca se procede al sellado de la celdilla con cera natural, que evita la entrada de humedad y permite que se conserve en perfectas condiciones. Se calcula que son necesarias unas ocho abejas para obtener una pequeña cucharada de miel.

El objeto de la fabricación de miel no es otro que poder alimentar a sus larvas para que se conviertan en abejas, ya que la miel es un producto muy nutritivo y energético.

SOBRE EL AUTOR
Pedro Gargantilla

es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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